¿Una persona que se ha dedicado toda la vida a buscar fórmulas para eludir todo tipo de tributos, ¿podrá, de la noche a la mañana, transformarse en un celoso guardián del interés fiscal? Mi respuesta es no.
Es de público conocimiento la polémica generada por la condonación de intereses y multas que efectuó el Servicio de Impuestos Internos a la multitienda Johnson, ascendiente a la suma de 119 millones de dólares. Esta cifra es, por lejos, la más alta condonada por el Estado, desde que existe este servicio fiscalizador. La polémica aumenta cuando se detecta que la condonación de estos tributos beneficia directamente al consorcio del retail Cencosud, consorcio con que el Director del Servicio, señor Julio Pereira Gandarillas, mantiene un contrato de arrendamiento de un bien raíz, lo que le genera un conflicto de intereses.
La gran mayoría de las opiniones coinciden en que el director, señor Pereira, debe presentar su renuncia y, de no hacerlo, que el Presidente de la República debe solicitársela. En mi opinión, el Presidente de la República deberá pedirle la renuncia, simplemente, porque nunca debió ser nombrado en el cargo.
Julio Pereira, es considerado como uno de los abogados expertos tributarios más prestigiosos de la plaza, lo que tiene un alto valor para el mundo privado, pero no para desempeñar el cargo de Director del Servicio de Impuestos Internos, por varias razones.
La primera es que un experto tributario en el ámbito privado es una persona que se especializa en la elusión de los impuestos, esto es, utiliza las ventanas que el legislador ha dejado abiertas para que las grandes empresas paguen menos impuestos o, derechamente, no paguen tributo alguno. A diferencia de la evasión, la elusión no constituye delito, debido a que la legislación no la prohíbe expresamente. Qué mejor ejemplo que lo hecho por el propio Julio Pereira, de acuerdo a lo consignado en el reportaje de la revista Qué Pasa
El predio de Bilbao con Padre Hurtado era propiedad de la hermanas Gandarillas, madre y tía del actual Director del SII, y éstas, lo transfirieron a la Sociedad Molino Viejo, formada por Julio Pereira y su hermano, lo que equivale a repartir una herencia en vida, con lo cual se elude el Impuesto a la Herencia, así de simple. Si estimamos el valor dela propiedad de unos 2 mil millones de pesos, habría estado afecto al Impuesto de Herencia con una tasa del 25%, por lo tanto, el señor Pereira en esta operación se ahorró 500 millones de pesos, misma cifra que dejó de percibir el fisco.
Luego, la Sociedad Molino Viejo le arrienda a Cencosud este inmueble, en una renta tal que Julio Pereira recibiría unos 22 millones de pesos mensuales. Pero como esa renta la percibe una sociedad, ésta tributará en primera categoría (que en la práctica no es un impuesto, porque se aplica como crédito al Global Complementario de los socios), como máximo, con una tasa del 20%. Mientras que si lo percibiera Julio Pereira, como persona natural, debería tributar en Global Complementario con una tasa del 40% (Rentas mensuales superiores a 6 millones de pesos), por lo tanto, aquí el Señor Pereira se ahorra unos 4,4millones de pesos mensuales, que corresponde a lo mismo que deja de percibir el fisco.
El artículo1º de la Ley Orgánica del Servicio de Impuestos internos dice: “Corresponde al Servicio de Impuestos Internos la aplicación y fiscalización de todos los impuestos internos actualmente establecidos o que se establecieren, fiscales o de otro carácter en que tenga interés el fisco y cuyo control no esté especialmente encomendado por la ley a una autoridad diferente.”
Una persona que se ha dedicado toda la vida a buscar fórmulas para eludir todo tipo de tributos, ¿podrá, de la noche a la mañana, transformarse en un celoso guardián del interés fiscal? Mi respuesta es no.
Hasta febrero pasado Julio Pereira Gandarillas aparece en la información de la SVS como socio (por lo tanto participa de los beneficios) de la empresa de Auditores Price Waterhouse Cooper, asesora de grandes empresas, con una participación del 28% del mercado, situación absolutamente incompatible con la función de Director del organismo encargado de fiscalizar el fiel cumplimiento de las obligaciones tributarias de dichas empresas.
Una de las funciones más nobles de los impuestos es la redistribución del ingreso, pero, como hemos podido ver, mediante la elusión, las grandes empresas -que tienen los medios para tener buenos asesores- aumentan sus fortunas en desmedro de quienes no tienen los conocimientos o el respaldo económico para hacerse asesorar.
En recientes declaraciones, el presidente de la Asociación de Fiscalizadores de Impuesto Internos, estima que en los últimos 4 años, la suma de todas las condonaciones de impuestos, en todo Chile, ascienden a alrededor de 16 mil millones de pesos, y aquí estamos hablando de un solo contribuyente, beneficiado con 95 mil millones, eso para los que pretenden jugar al empate diciendo que esto siempre se ha hecho. El Presidente Piñera debe tomar la decisión ahora, porque le está haciendo un gran daño a una de la instituciones más prestigiosas del país, como lo es el Servicio de Impuestos Internos, pero, además, le debe una explicación al país por el daño causado. Está bien, no hay delito, la condonación de intereses y multas está dentro de la atribuciones del Director del Servicio pero, ¿y la moral? ¿La ética? ¿El fiel resguardo del interés fiscal?
Una sola tarea le quedará pendiente al actual director: en marzo de 2010 el señor Julio Pereira declaraba a la prensa que el Servicio de Impuestos Internos iba a revisar minuciosamente la operación de la venta de LAN, efectuada por el recién electo Presidente. Han pasado 3 años y no hemos tenido noticias de tal revisión. ¿Será por éste trabajo que tiene pendiente que aún no renuncia?
Ojalá nunca más en Chile sea nombrado Director del Servicio de Impuesto Internos alguien proveniente del mundo privado, mucho menos si se ha especializado en asesorar a grandes contribuyentes.
Nota: Si estás de acuerdo que el director del SII debe renunciar, firma esta carta.
Comentarios