Osvaldo Romo, más conocido como el “Guatón Romo”, fue un agente de la DINA que sin lugar a dudas, ocupa uno de los lugares «más prominentes» en nuestra “Historia Nacional de la Infamia”. Reconocido como un exaltado dirigente de la USOPO (Unión Socialista Popular) de los campamentos controlados por el MIR a principios de los 70, llegó incluso a forjarse un futuro político promisorio en el gobierno de la UP, (fue candidato a regidor por Ñuñoa y a diputado por Puerto Montt y Llanquihue). Una vez concretado el Golpe de Estado y cuando las humaredas de La Moneda aún no se extinguían, el tristemente célebre “Guatón Romo” apareció nuevamente en los campamentos que frecuentaba, pero esta vez vestido de suboficial del ejército e identificando con el dedo a sus “ex compañeros”, según relatan los pocos que tuvieron la suerte de sobrevivir a sus “eficientes servicios” de interrogatorio.
¿Por qué traemos a colación a tan “transilvánico” personaje de nuestra historia reciente? Pues bien, porque este lunes 12 de Agosto, el medio digital “El Dínamo” publicó una inquietante noticia respecto a un profesor de la carrera de trabajo social y del magíster en políticas públicas y seguridad ciudadana de la UTEM, quien presta también funciones a la ANI (Agencia Nacional de Inteligencia). En su nota, el referido medio expresa que dicho profesor se caracterizaba por ser el más cercano a los estudiantes, “el menos amarillo” según expresa uno de los alumnos entrevistados, llegando a ser profesor-guía de varias tesis de licenciatura relacionadas con el estudio de los movimientos sociales e incluso llegando a desarrollar junto a algunas/os estudiantes de pregrado un trabajo de elaboración de perfiles de los activistas que operarían al interior de esa carrera y universidad.
Más allá de las consecuencias que semejante denuncia representa para la confianza de la referida casa de estudios, así como también en torno a la ética del referido “académico”, el hecho suscita varias interrogantes de relevancia no menor para nuestra democracia en la actualidad. En primer lugar, desde el principio de las marchas estudiantiles del 2011 que los dirigentes estudiantiles vienen denunciando la existencia de “infiltrados” en las manifestaciones que, disfrazados de encapuchados, han jugado un rol protagónico en la destrucción de la propiedad pública y privada, así como también fotografiando e identificando a los líderes de las movilizaciones.
¿Será el caso de este “profesor” la punta del iceberg respecto a que también la propia academia ha sido impregnada por sujetos que, utilizando otro tipo de capuchas (en este caso la de un profesor “menos amarillo» y cercano a los alumnos) persiguen fines similares? Según El Dínamo, la ANI al ser consultada refirió que contaba con otros 33 profesionales en similar función. Es decir, ¿potencialmente existen otras 33 carreras y/o universidades que también cuentan con “académicos” como éste desarrollando labores similares? Y por otra parte, si esto ya confirma el hecho de este “analista” (quién no desmiente su rol) recabando información en el ámbito del movimiento educacional, ¿podemos suponer también que existen otros “profesionales” similares laborando en los movimientos medioambientalistas y regionalistas que han aparecido en escena últimamente? Y, por otra parte, ¿cuáles son los criterios que en la ANI orientan este tipo de contrataciones? ¿Existen perfiles para dichos cargos? Y si éstos funcionan de manera relativamente similar a las contrataciones comunes del sector público, ¿cómo se define, y a qué apuntaría, la “experiencia en cargos similares”?
Las anteriores son sólo algunas de las interrogantes por las que debiera respondernos la ANI, pero no sólo dicha agencia debiera emitir pronunciamientos respecto al caso. Por ejemplo, ¿qué tiene que decir el Consejo de Rectores en relación a que al interior de sus campus (a los cuales la fuerza pública y policía de investigaciones debe pedir permiso para ingresar), bajo sus propias narices, personas (aparentemente) civiles, desarrollan una tarea relativamente similar, incluso recibiendo salario de las casas de estudio que lo componen?
¿Cuáles son los criterios que en la ANI orientan este tipo de contrataciones? ¿Existen perfiles para dichos cargos? Y si éstos funcionan de manera relativamente similar a las contrataciones comunes del sector público, ¿cómo se define, y a qué apuntaría, la “experiencia en cargos similares”?
Asimismo, en el sitio web de El Mostrador, que en horas de la tarde también reprodujo la noticia, específicamente en su sección de comentarios, se lee claramente la exposición de un lector, quién sostiene que la Universidad ARCIS debiese pronunciarse debido a que el referido “académico-analista” es alumno de uno de sus doctorados. Si esto es real, por supuesto que dicha casa de estudios debiese también emitir un pronunciamiento, ya que si el “académico” continuaba con sus labores de “analista” o agente mientras impartía clases, es difícil creer que se abstrayera de ello al ejercer su rol de estudiante, más aún en un terreno tan sensible como la Universidad ARCIS en dónde muchos de sus académicos y estudiantes (y/o sus círculos más íntimos) fueron objeto de seguimientos y detenciones durante la dictadura militar.
La confianza es el cemento fundamental de nuestra vida social. Permea y es necesaria en ámbitos tan distintos como cuando en las mañanas creemos contar con la movilización necesaria para llegar a nuestros trabajos, como también en un ámbito más macro, cuando confiamos en que quién nos gobierna posee las destrezas y cualidades éticas para desarrollar tal magna tarea. De la misma manera, en el aula, necesitamos tener claridad respecto de quién se encuentra frente a nosotros, educándonos, es un personaje real y no la careta de alguien que bien pudiera ser en ciernes, un “Guatón Romo”. De que en un lugar tan importante para nuestras vidas, como lo es el aula, contamos con un «formador», no con un informante.
El gobierno y la ciudadanía no debieran dejar pasar por alto casos como éste. De lo contrario es el fundamento normativo mismo del Estado (la mayor institución social creada por nosotros, la ciudadanía, para la búsqueda del bien común) el que se disuelve y en un contexto internacional, en que debido al caso Snowden la sensibilidad por las cuestiones ligadas al espionaje y la amenaza de nuestras libertades individuales se encuentra significativamente exacerbada, el mal manejo de esta situación bien podría terminar de darle el golpe de gracia a la poca credibilidad con la que aún cuentan nuestras ya debilitadas instituciones republicanas.
Los contenidos publicados en elquintopoder.cl son de exclusiva responsabilidad de sus respectivos autores.
Te invitamos a conocer nuestras Reglas de Comunidad
Gustaffson
Gracias, Diego.
Por temas de espacio no pude interpelar también al rol fiscalizador que debiesen ejercer nuestros diputados, pero esperemos que si esto no se enfría, deban pronunciarse también al respecto.
Slds desde ARik!
🙂
alfacentauro71
Esta fue la política que también implemento la Concertación, donde personajes como Lenin Guardia, Lopez Candia o Marcelo Schilling, se transformaron en la expresión más detestable de la delación compensada y el soplonaje. Muy buena columna estimado amigo, un gran aporte para no olvidarnos de que en Chile delatar se convirtió en el mejor instrumento en las «Lecciones de Gobernabilidad» de los principes de la concerta.
Gustaffson
Muchisimas gracias AlfaC., efectivamente, no sería raro pensar que en el item de contratación de estas personas, específicamente en lo referente a «experiencia en cargos similares», hayan tenido su «pasantía» en «La Oficina». Cuántos trabajaban ahi? Moya., estarán inactivos?… lo dudo mucho…
1 abz!
G
Carla Tamborino
Felicidades Gustavo! Un tema súper interesante y de verdad preocupante porque con personajes así en casas de estudios, cualquiera está en riesgo de que el día de mañana lo acusen de terrorista solo por escribir un paper, un trabajo que te comprometa con alguna ideología, amparados en la «Seguridad Nacional» o el «Estado de Derecho».
Gustaffson
Muchisimas gracias, Carla.
Efectivamente, como bien dices tú, aquello de la «seguridad nacional», las mal entendidas «razones de Estado» (como si éstas pudieran estar por sobre las «razones ciudadanas»), manipuladas y tergiversadas pueden dar para mucho.
Debiese existir una definición democrática de las afamadas razones, pues si no, nos veremos en el eterno problema respecto a «quién vigila al vigilante».
Slds!
JaimeRPerales
Igual hay que considerar que todo gobierno, por muy bien o mal inspirado que sea, necesita generar información útil para su defensa. Lo chistoso es que algunos jóvenes que se sienten al borde del lado izquierdo de la política generan afinidad con colaboradores de la ANI, jeje.
Gustaffson
Gracias, Jaime.
Comparto la primera parte de tu planteamiento, es decir la inteligencia existe y es un hecho, PERO debiese ser democráticamente definida, respecto a procedimientos y objetivos, de lo contrario, si no se puede acceder a ello porque quienes están detrás de dichos aparatos invocan las perennes «razones de Estado», y en consecuencia no se puede transparentar prácticamente nada, no faltaría mucho para volver a las prácticas de interrogatorio en base a apremios ilegítimos.
Respecto a lo 2do, dudo mucho que estas personas sean verdaderamente de izquierda. Creo, se parecen más, a lo que el académico brasileño Theotonio Dos Santos denomina como «lumpenproletariado» o «subproletaria», una subclase social que, debido a su precariedad material y ergo moral, termina siendo la base del fascismo.
Slds!
Gustaffson
quise decir «subproletariado»
rodrigo sepulveda
Deben haber otros, tenemos que investigar y atrevernos a denunciarlos a todos.. y que luego se defiendan en tribunales, con pruebas, para no caer en «cacerías de brujas».. pero es un deber ciudadano denunciar el fascismo, venga de donde venga..
Gustaffson
Gracias x tu comentario Rodrigo.
No soy un experto en áreas de inteligencia, pero hasta donde sé, si bien es cierto es algo difícil crear esas orgánicas, el desbaratarlas es mucho más complejo aun, pues la información, y en consecuencia el poder, que acumulan estos «personajes» (desde directivos hasta el más sencillo de sus operativos) es considerable.
Baste el considerar el caso de Hoover en EE.UU., y también cómo las potencias aliadas se «peleaban» (con aministía total entremedio) el aparato de inteligencia Nazi con posterioridad a la 2da Guerra Mundial.
En el caso chilensis, claro, es efectivo, en lo formal se desbarató La Oficina, pero sus «agentes» efectivamente se habrán dedicado a otras materias… me parece a lo menos, digno de duda razonable.
Slds!
Ramón Tapia
Indudablemente, en nuestra sociedad la ética se aplica en su mínima expresión
Gustaffson
GRacias x comentar, Ramón.
Slds!
Roberto Martinez Martinez
Creo que su análisis desde la óptica de la sociología es, probablemente acertado,luego, desde el prisma de la inteligencia y la defensa, no creo que tenga asidero. Los espías existen y seguirán existiendo, al igual que jóvenes revolucionarios que luego de obtener el título, se cortan el pelo y van de gerentes a una empresa privada.
La ANI está obligada a reclutar estos personajes, sin embargo son útiles hasta que son descubiertos, así se hace inteligencia, y no tiene nada que ver con el derecho de esto o de aquello, esas cosas son irrelevantes frente a la necesidad de seguridad que el Estado debe hacer prevalecer. NO ME GUSTÓ SU ARTÍCULO, es muy liviano para tantos títulos que ostenta.
Roberto Martinez
¿PORQUÉ BORRASTE MI COMENTARIO?
¿LA DEMOCRACIA ES SOLO PARA UN LADO?
Enrico Del'Horto
«… así se hace inteligencia, y no tiene nada que ver con el derecho de esto o de aquello…»
Voh soi un guatón Romo o mamo contreras en potencia.
justificando todo implícitamente y explicitamente, incluso torturas, obvio desaparecer gente.
Como señalas » esas cosas son irrelevantes frente a la necesidad de seguridad que el Estado..»
Gustaffson
Yo no he borrado nada, por si acaso.
Como autor, no tengo herramientras distintas a las que tu tb tienes.
Slds.
Gustaffson
Lo anterior era para Roberto Martínez, aquello de que yo no he borrado comentario alguno.
Ahora respecto al otro comentario, pues creo que su perspectiva adolece de una distinción fundamental: aquella entre enemigo y oponente. Cómo es que el oponente político, es decir el encapuchado, se convierte en enemigo., tiene la ANI la potestad de construir esa «otredad». Por otra parte, estamos en un Estado de Derecho, dónde estan los dctos., las órdenes judiciales, las potestades jurídicas basadas en el derecho que permiten a ciudadanos, (también como Ud.), ser objeto de investigaciones que atentan contra las libertades públicas? Si se actúa de facto, contraviene el Estado de Derecho, y si lo contraviene es un acto prácticamente dictatorial.
Ahora respecto a la liviandad del artículo (como ud., lo llama), pues le invito a leer las reglas de la comunidad, específicamente lo que dice relación con la extensión de las entradas. Si ud., puede hacer algo mejor en tan pequeño espacio, pues sencillamente me descubro ante Ud.
Gracias por comentar, Enrico.
Slds.
Sergio Terán Cortez
No deja de ser paradójico que, asumiendo la existencia de un organismo de inteligencia, no se detenga a los que transforman las protestas ciudadanas en batallas campales. ¿Será que al gobierno le conviene que el foco esté en la violencia?
Con este dato se cierra el círculo respecto a quienes creemos que la policía tiene órdenes respecto a no detener a los violentistas.
¿O es muy tonto lo que estoy diciendo?
Gustaffson
Gracias por comentar, Sergio.
Fíjate que hace algunos días atrás, las/os amigas/os del medio digital “Verdad Ahora”,también reprodujeron esta columna, y al hacerlo, ellos recomendaban leer antes otro artículo periodístico que se sitúa temporalmente entre la publicación de “El Dínamo” en la que se basa este escrito y esta columna propiamente tal. En dicho artículo, “Verdad Ahora” señala que el referido “profesor” también esta relacionado al “caso bombas”, pues había trabajado cercanamente con uno de los involucrados en dicha investigación… qué casualidad, no?
A mi toda esta trama me esta comenzando a recordar la “Operación Gladio”. Ojalá que si seguimos tirando de esta hebra podamos ver más justicia que la que se vio en Italia, en donde no hubo condenados por los hechos gravísimos que ocurrieron y donde tampoco hay claridad de la situación actual de aquella “asociación ilícita”.
Saludos.
G
Gustaffson
Gracias por comentar, Sergio.
Fíjate que hace algunos días atrás, las/os amigas/os del medio digital «Verdad Ahora»,también reprodujeron esta columna, y al hacerlo, ellos recomendaban leer antes otro artículo periodístico que se sitúa temporalmente entre la publicación de «El Dínamo» en la que se basa este escrito y esta columna propiamente tal. En dicho artículo, «Verdad Ahora» señala que el referido «profesor» también esta relacionado al «caso bombas», pues había trabajado cercanamente con uno de los involucrados en dicha investigación… qué casualidad, no?
A mi toda esta trama me esta comenzando a recordar la «Operación Gladio». Ojalá que si seguimos tirando de esta hebra podamos ver más justicia que la que se vio en Italia, en donde no hubo condenados por los hechos gravísimos que ocurrieron y donde tampoco hay claridad de la situación actual de aquella «asociación ilícita».
Saludos.
G
Régana Concha
Uf!! Que horror…La credibilidad de las Instituciones nunca nos pareció de lo más transparente, pero hoy en día esto, como bien dices tu, no se debe pasar por alto. Lamentable, desilusionante y muy preocupante.
Gustaffson
Gracias, estimadisima Régana.
1 abz!
G
Diego Valenzuela
Excelente artículo master.
Del como se vulnera cada espacio de nuestras vidas por el «bien del estado», eso es lo cruel, siniestro y ridículo. Es inaceptable la postura del garante de nuestro diario vivir…el estado no puede infiltrar nuestras vidas sin ser a lo menos cuestionado.