La derecha chilena históricamente ha acuñado una palabra cuando se trata de defender sus intereses, a saber, libertad.
Esta palabra ha tomado principalmente dos apellidos, “de elección” y “de mercado”. En honor a estos dos conceptos, se han dado batallas comunicacionales, en el ejecutivo, en el parlamento e incluso en instancias académicas. No obstante, lo curioso de todo esto es que se usa la palabra libertad de manera equivocada. El lector podrá decidir si lo hacen por omisión, por ignorancia, por dogma, como artilugio comunicacional o como una mezcla de todas las anteriores.
Para ejemplificar me basaré en casos actuales, contingentes a la agenda nacional y política del país. Es así, como los defensores de la libertad de mercado pregonan a los cuatro vientos que la reforma tributaria afectará, entre otras cosas, la competitividad, algo clave para que exista dicha libertad de mercado. No obstante, Chile se caracteriza principalmente por su concentración de mercado (concentración de riqueza y de poder por cierto) más que por su libertad. Esta concentración se expresa en diversas formas, ya sea en monopolio (Transbank), carteles (farmacias e industria de producción de pollos), oligopolios (grandes tiendas, supermercados, farmacias).
Algunos de estos casos han sido de conocimiento público por sanciones determinadas por la Fiscalía Nacional Económica, otros porque simplemente es evidente que no hay competidores y los restantes, porque basta con ir de compras y verificar como se repiten los precios de los productos entre los “competidores”. Curiosamente ante esta evidencia, los defensores de la libertad guardan silencio. Silencio otorga dice el dicho.
Otro ámbito donde se vuelve a dar una defensa en honor a la libertad, es el educativo. La actual reforma educacional abordará aspectos como fin a la selección, al lucro y al financiamiento compartido. La razón de ser de esta reforma, es que las escuelas se han convertido en un espacio social que contribuye a la segregación, más extrema incluso que la territorial, todo esto avalado por las políticas públicas. Sin duda una aberración, lo cual exige un cambio estructural al modelo de mercado instaurado en dictadura y reafirmado durante los noventa en pleno retorno de la democracia. Aquí la defensa surge en base a la libertad de elegir de los padres.
La evidencia nuevamente muestra un error en la defensa en honor a la libertad, en este caso no se defiende la libertad de elegir de los padres, sino la libertad de elegir de las escuelas.
Un estudio realizado por Espacio Público revela que actualmente un 50% de los directores de escuelas declara utilizar algún mecanismo de selección en el primer ciclo (1° a 6° básico), instancia donde por cierto está prohibido legalmente realizarlo. Desde 7° a 4° medio, estas prácticas están permitidas y por cierto se utilizan comúnmente. Se selecciona en base a poder adquisitivo, religión, estado civil, rendimiento académico, residencia, sesiones de juegos, por nombrar algunos. Con esto se constituyen escuelas más homogéneas, es decir, con estudiantes parecidos entre sí, donde la diversidad básicamente no tiene valor, ni lugar.
La evidencia nuevamente muestra un error en la defensa en honor a la libertad, en este caso no se defiende la libertad de elegir de los padres, sino la libertad de elegir de las escuelas. Así, los defensores se aseguran de que la elite se siga educando entre ella, se case entre ella, acceda a puestos de poder económico y político y en resumen una reproducción endogámica de los “poderosos de siempre” como lo expresó Carlos Peña hace dos domingos atrás.
Son estos mismos defensores de la libertad, los que aparecen en los medios de comunicación nuevamente defendiendo, cual Robin Hood, a la clase media, a las pymes, hablando de un Chile más justo como eslogan presidencial e incluso hablando de equidad.
Gandhi lo expresó así “la causa de la libertad se convierte en una burla si el precio a pagar es la destrucción de quienes debieran disfrutarla”. Usted podrá juzgar y sacar sus propias conclusiones, a mí me parece al menos una falta de respeto a los chilenos, a la política y a la democracia. Demasiada demagogia para el siglo XXI y para un país OCDE ¿no creen?
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mquiero
Claro que hay patrones similares y otros en que Chile «toma ventaja» de Honduras. En algunos de los que mencionas, claramente Chile destaca a nivel sudamericano y en parte hace que estemos en la OCDE. No obstante, el tema es que estarlo pone un piso mínimo al cual aún nos falta bastante en algunas áreas para sentirnos más «cómodos» en ese grupo de países.
Celeste Aguilar
Honduras está lejos de enlistarse en la OCDE. ¿eso es bueno o malo? me pregunto eso porque el imaginario es que pertenecer a ella es bueno; el real muestra que lo malo es pertenecer pero no parecerlo. Y veo que las escuelas aplican los estudios de marketing a las familias que ingresarán, en Honduras o en Chile. Que la desigualdad e inequidad existe en Honduras o en Chile. Así con la segregación, los grupos de poder económico y político (son ambos lo mismo), etc. ¿entonces cuál es la diferencia de estar en OCDE a no estarlo? ah! olvidaba los índices delincuenciales y de corrupción. No somos similares. ¿Son determinantes para estar en OCDE o no? O de nuevo vemos el PIB y ahí esta la respuesta a todo? Y así entre tanto tema priorizado para los países, olvidamos que empezamos hablando de la educación. Así sucede en Consejo de Ministros, en Agenda Presidencial, etc!