Política, Economía, Libre Mercado, Consumo, Libertad, Igualdad.
“Tu Salud, Tu Derecho” es el eslogan con el que un importante grupo de organizaciones sociales y de consumidores llaman a la ciudadanía chilena a votar en el Plebiscito Nacional por la Salud. La convocatoria, que se extiende entre el 30 de abril y el 6 de mayo, busca conocer las inquietudes y opiniones de los usuarios de los servicios de salud públicos y privados. Dicha actividad refleja la impotencia que sienten los chilenos al ver que sus derechos son vulnerados y, en algunos casos, olvidados.
Si uno escudriña un poco más el campo que motiva dicha acción social, puede descubrir que también la molestia sobre la calidad de la salud proviene de los altos niveles de desigualdad que carcomen al país. Y una de las cinco preguntas que incluye el cuestionario dice ¿Cree usted que las instituciones de salud deben ser sin fines de lucro?
Las reformas económicas liberales en el Chile de los 80′ provocaron que la salud pasara directamente a manos de privados. Hoy, la mayoría de las instituciones existentes en el país cuidan solamente la salud de quienes tienen más abultado el bolsillo. Luego, sólo unas pocas entidades quedan en manos de un Estado que asiste a los menos favorecidos; sin embargo, la calidad en las prestaciones del servicio son nefastas. Es muy común escuchar que un paciente murió en una sala de espera.
Entonces, nuevamente las criticas van dirigidas al sistema económico neoliberal y al régimen monetario, y a ellos se les cuelga una medalla de madera al cuello por ser responsable de la desigualdad en la entrega de garantías y derechos a los ciudadanos. Sin embargo, la culpa no está en el sistema, sino en quienes controlan y manejan el modelo. A ellos se les grita y se les advierte día a día en las calles y en las redes sociales que la democracia bajo un economía libre de mercado siempre debe asegurar y garantizar los derechos, libertades e igualdades a sus sostenedores. Sólo así la demanda se mantiene intacta y alimenta al sistema. Pero ellos hacen caso omiso. El motivo: tienen intereses creados. Tienen acciones muy valiosas capitalizadas en el sistema. Luego, ellos no tienen problemas.
Mientras esto sucede el común de gente sigue viviendo con escuetas remuneraciones, las que son consumidas por altas tasas de interés producto del crédito de consumo adquirido para arreglar la casa o la mitad de renta se va en el pago de la hipoteca, de la mensualidad en la universidad y otros.
Es decir, todas las ganancias de capital se las llevan los oligopolios empresariales chilenos y no quedan más que unos cuantos céntimos para la mano de obra, la que ve diariamente cómo su sacrificio traducido en dinero entra en un bolsillo y sale por el otro fácilmente.
Los conflictos sociales producto del alza de los combustibles, la incompleta ley de pesca, la falta de recursos económicos en las zonas mineras, la salud pública deficiente y una educación que no garantiza que el salario como profesional sea compensado con los gastos incurridos durante los años de estudio, son algunos de los motivos por los que hoy los chilenos de clase media reclaman indignados.
Pero hoy la política tiene una oportunidad. En las próximas elecciones municipales los líderes tienen la opción de dar el puntapié inicial al desarrollo de presente y futuras candidaturas con propuestas desarrollistas y competitivas, que busquen subsanar el gran problema de la distribución de la riqueza. Aún quedan unos años para buscar soluciones y generar un nexo entre la economía y la igualdad.
Chile está lleno de trabajadores y estudiantes que tienen la voluntad de usar, a favor del crecimiento del país, sus capacidades innovadoras en función de tareas y propuestas múltiples. La condición está en que el Estado ponga atención a las necesidades y expectativas de los nuevos ciudadanos-electores-consumidores que no quieren que el mercado y sus representantes políticos abusen de su confianza.
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Foto: Kena Lorenzini
Comentarios
02 de mayo
Me llama la atención que se culpe «al mercado» de los problemas y el malestar, cuando lo que ocurre acá en Chile, en Europa, Estados Unidos es un problema de raíz esencialmente política, ligada con el poder estatal.
Y esa raíz no tiene mucha relación con el libre mercado en sentido estricto (¿Ha existido alguna vez?), sino con el mercantilismo moderno, el capitalismo crony, donde el poder político -se diga liberal, socialista o como sea- concede privilegios a sus amigos cercanos, corporativos privados o estatales, usando el poder coactivo.
Mientras la confusión entre el mercantilismo y el libre mercado no sea saldada, seguiremos cayendo en las trampas y promesas de aquellos que piden más poder político para «imponer la justicia» ´pero que finalmente terminan usando ese poder para favorecer a sus cercanos, familiares, seguidores y amigos, ya sea hablando de estatización o privatización, por ejemplo.
Saludos
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03 de mayo
«la culpa no está en el sistema, sino en quienes controlan y manejan el modelo».
¿Todavía hay ingenuos que no aceptan la relación directa que existe entre el «sistema» y el «modelo», entre los que los crearon y usufructúan de ellos, entre el capitalismo y su necesidad de acumulación como factor necesario para su expansión permanente o de lo contrario, la muerte?
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