La costumbre social que posee la cultura chilena ha establecido que, lo que más vende, es sinónimo de un éxito o ejemplo impulsor de tendencia. Este estatus quo es creado paralelo al mismo fenómeno en otros ejercicios dentro de la infraestructura social, como lo es la política. Podría aprovechar para preguntarme cuál es la que determina a la otra, sin embargo el punto a llegar es otro; porque efectivamente la política también debe vender.
Cuando coexisten en un mismo objetivo ideológico el alienar la debacle social con un contenido mercantil, no es sólo el proceso de producción económica el que se ve beneficiado, sino además, la creación subjetiva de opinión colectiva, en el subconsciente y en la biosfera política. Hoy lo que vende, es la superflua entretención, el rating televisivo y radial, las encuestas y el show artificialmente altruista. Olvidamos, con esta “tapá” de diario intelectual, que el análisis debe centrarse en cuestiones más profundas y de enriquecimiento intelectual de los seres humanos como sujeto político, pero no, eso es fome, no es lo que pide la gente (como si las tendencias fueran democráticas), y por tanto, no vende.Seamos justos, el actual gobierno se viene a establecer como el primer gobierno de transición efectiva, el que luego de más de 24 años de post dictadura militar, recién logró desmoronar gran parte de las creaciones estructurales de los militares fascistas y sus intelectuales gremialistas.
Efectivamente, cada episodio banal en Chile posee facultades mágicas para tapar realidades, el choque de Vidal claramente escondió bajo el diario la movilización del Magisterio, eso como ejemplo actualizado, sin embargo, existe muchos más y todos los días aparecen (o se crean). Yo sólo me consulto, ¿por qué es la derecha en Chile la primera y más televisada para salir diciendo que la Copa América y el “Vidalazo” son efectos disuasivos comunicacionales para que la Moneda haga y deshaga, si todos sabemos que los medios de comunicación en Chile están en manos de ellos mismos? Son ellos mismos que han instalado en Chile y de manera endemoniadamente maquinaria que el actual gobierno es el peor fracaso político evidenciado en las encuestas, encuestas que pueden ser radiografías, pero los médicos sabemos que para diagnosticar la enfermedad, la radiografía es sólo un examen complementario, ya que previo, existe un examen clínico y general. Quizá las empresas encuestadoras hoy sean una fuente de riqueza tremendamente naciente y prospera, ojalá que no. Pero acá volvemos a la tesis general: no podemos sensacionalizar la política sólo por encuestas o rating sin hacer un análisis (o examen clínico) general y profundo.
Carlos Peña, rector de la UDP, salta al abordaje como analista político planteando la idea de que éste gobierno saca raíces como un gobierno sin ideas ni trascendencia histórica. Pienso que divaga. Plantear la nula trascendencia en pleno escenario de transformaciones y contextos, incluso universalizados, de superación de un sistema caduco, es simplemente venta de tendencia superflua. Un gobierno que se plantea la misión de interpretar (positiva o negativamente, lo importante es la acción de interpretar) a los movimientos sociales y responder políticamente a la nueva cuestión social a través de reformas estructurales, no puede sino, ser tomado con manos objetiva, como un gobierno de trascendencia histórica. Seamos justos, el actual gobierno se viene a establecer como el primer gobierno de transición efectiva, el que luego de más de 24 años de post dictadura militar, recién logró desmoronar gran parte de las creaciones estructurales de los militares fascistas y sus intelectuales gremialistas. Se vienen a resquebrajar aún más los pilares pinochetistas en ámbitos infra y superestructurales. No pueden silenciarse las reformas al sistema electoral, descentralización, educacional, tributaria y por sobre todo, la que más duele en la derecha, el cambio participativo de la Constitución Política de Chile.
La crisis de representatividad política en Chile comenzó mucho antes, yo era un adolescente y veía en la televisión cómo los políticos en Chile se transaban a pelambre limpio, una venta de opinión política barata y superflua, curiosamente, paralelo a la nueva tendencia de realitys shows que llegaron a la televisión chilena, por eso me intriga, cuál determina a cuál. Sin embargo, la vuelta a la seriedad en la política y la vuelta a la confianza de la gente a éste ejercicio para acercarlo más y democratizarlo, debe ser tarea de los mismos partidos políticos y de los medios de comunicación de masas, en manos de precisamente un sector político, de aportar a la opinión colectiva con un análisis más profundo sobre qué se entiende por un gobierno que trasciende y transforma, y que aunque les duela a un puñado pequeño de la sociedad, vino a marcarles pauta con reformas que no venden y por tanto no son exitosas, pero que han marcado tendencia y eso les incomoda un poco.
Comentarios
24 de junio
Interesante articulo. Creo que la misión de interpretar los movimientos sociales mas que ser algo de trascendencia histórica es una condición mínima para cualquier gobierno. Y la evolución de las encuestas quizá dice que tanto se logra esa misión, según ese parámetro el primer gobierno de esta misma presidenta fue uno de los pocos y quizá el único que tuvo éxito al terminar con una aprobación mayor que la inicial. Esta presidenta demostró el éxito rotundo con un gobierno “continuista”, y hasta acá parece ser un fracaso rotundo el gobierno reformista.
El fracaso del cambio valida el no-cambio per sé , o sea al fracasar los cambios se valida la continuidad, por lo menos hasta que se encuentre un cambio que sea validado. ¿Cuál será ese cambio que sea validado ? Simple: Uno que al hacerlo logre mas apoyo que al proponerlo y no al revés.
Saludos
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29 de junio
Cual seria la reforma fracasada? que las leyes no dejen contento a todos no es sinonino de fracaso, se vera en el futuro si estas seran «cocinadas» para llevarlas al continuismo que obviamente les conviene mantener a los que ostentan el poder. Las expectativas son altas, y dificilmente este gobierno las satisfaceran.