En el programa Tolerancia Cero del domingo 9 de septiembre, fue seleccionada, de las preguntas hechas a través de Twitter, la de la señorita Alison Vivanco, a Camila Vallejo: ¿Ocurrirá lo mismo con el PC, que se aprovechará de los movimientos sociales, para llegar al parlamento, así como lo hizo la Concertación en los ‘80?
La pregunta encierra un juicio y una tesis sobre la forma en que la Concertación, como bloque, llegó al poder político yal Parlamento. La pregunta está diciendo: “la Concertación se aprovechó de los movimientos sociales, para llegar al poder”.
La Concertación no surgió de ningún movimiento social, si se entiende como movimiento social, organizaciones espontáneas de personas que luchan por sus intereses, al margen y sin organización partidaria; y a quienes, supuestamente, no les motiva el poder político. Porque los partidos políticos, estrictamente hablando, son movimientos sociales, también. Y los movimientos sociales, como las redes sociales los están entendiendo, también buscan poder político.
La Concertación fue el resumen de 17 años de lucha y organización desde los partidos políticos tradicionales y que han forjado la historia política del país. Los jóvenes en ese entonces militamos de forma natural, en partidos que tenían sus orgánicas, su historia y experiencia política. Es más: la dictadura programó y ejerció el exterminio de los partidos políticos y de la clase política de la Unidad Popular, primordialmente, y no el de supuestos “movimientos sociales”.
¿De dónde podrían haber surgido movimientos sociales por sobre los partidos políticos, para organizar la resistencia? ¿Qué identidad y responsabilidad política podrían haber tenido esos supuestos movimientos sociales para que la dictadura los persiguiera y desarticulara? ¿Dónde están los caídos de esos movimientos sociales castos y puros? No los hay porque no existieron. Lo que existió siempre, fueron partidos políticos.
En la lucha contra la dictadura, fueron las organizaciones existentes las que estaban confrontadas contra ésta, las que dieron la pelea e hicieron el trabajo político de mantener en alza la moral, resistir y buscar conexión con la organización en el exilio.
En la Escuela de Ingeniería de la Universidad de Chile, donde inicié mis estudios universitarios, en una reunión de célula, un militante importante propuso la creación de una organización cultural, desde donde lograr cierta legitimidad e inmunidad. Dicha organización fue la Agrupación Cultural Universitaria, ACU, que jugó un rol fundamental en la organización estudiantil. Pero la ACU era un organismo, controlado y dirigido por el Partido Comunista, no por “movimientos sociales”. (se entienden las comillas, supongo).
Y en esa lucha de 17 años, en la conquista de espacios de diversa índole, fuimos torciéndole la mano a la dictadura, con el costo de militantes muertos, y dirigentes sindicales asesinados. Fue necesario formar el Frente Patriótico Manuel Rodríguez para hacerle frente a una dictadura demasiado cruel y exterminadora. Si no se la confrontaba en su terreno, lisa y llanamente era bajar los brazos, aceptar la derrota, quebrantar nuestra moral. Pero el FPMR, surgió, otra vez, desde el Partido Comunista. No era un movimiento social independiente, ni mucho menos sus militantes eran románticos jóvenes. Eran treintones, cuarentones y hasta cincuentones.
A medida que ya el miedo se nos fue diluyendo, a medida que tuvimos revistas como Hoy, Mensaje, periódicos como la Época y Fortín Mapocho, nuestra capacidad de maniobra fue creciendo y tuvimos más agallas y seguridad para enfrentar a la dictadura, hasta que Ricardo Lagos E. tuvo la asertividad de apuntar con el dedo al dictador. Fue un gesto simbólico purgador. Ricardo Lagos tuvo la espontaneidad y claridad para captar que eso era lo que tenía que hacer. Con ese dedo acusador, se confrontó el saber contra la bota militar. Un simple dedo pudo más que una bala. Sentimos esa noche que comenzábamos a sacarnos un peso de encima. El remate, para que no se perpetuara el dictador, fue formar una coalición única, que aglutinó a 17 partidos políticos, en sus inicios, no movimientos sociales, con el sentido que Alison Vivanco da a entender en su pregunta.
Fue la organización partidaria la que pudo hacer frente, porque como organizaciones no murieron, a pesar de los intentos de exterminios, porque los partidos políticos chilenos son parte del paisaje y de nuestra historia y gracias a su sobrevivencia y existencia con base ideológica, no con ímpetus mesiánicos y románticos espontáneos, pudimos derrotar a la dictadura.
Sugerir, dar a entender, que la Concertación es un grupo de carcamales que se juntaron en una cantina para programar cómo colgarse de “movimientos sociales” (que nunca existieron), para hacerse del poder político de la noche a la mañana aprovechando una coyuntura, es una desprolijidad e irresponsabilidad intelectual e histórica.
—–
Fuente de fotografía
Comentarios