Nuestros amigos del campo nos comienzan a relatar que en la tala de bosque se trabaja por meses, y que algunos trabajadores se trasladan ahí con sus hijos y su mujer, quien provee de alimentos a todos los trabajadores. Y me pregunto ¿cómo? ¿cómo los niños pueden respirar en ese aire viciado?
Curanipe es un lugar maravilloso, colmado de gente amable y esforzada. En sus calles aun se dejan las bicicletas, los niños viven una vida tremendamente pacífica, el clima es maravilloso. En los campos los frutillares y papayas brindan un exquisito manjar. Es un paraíso.
Con mi familia recorremos cuanto camino rural existe en la zona. Chovellen, Salto de Agua, Quilicura, Cardonal y Quinta Chile. Cada lugar encierra su propia riqueza… ¿riqueza? Si. En el Maule están asentadas las más grandes y multimillonarias empresas forestales de Chile. En los caminos puedes ver camiones gigantes colmados de pinos pasar raudos, rompiendo la maravillosa postal. Uno imagina que el bosque es una gran fuente de trabajo para la gente del Maule… pero esconde un sórdido secreto.
Un día nuestros vecinos y amigos nos invitaron a reparar unas mangueras a «la toma de agua». Un lugar desde donde se abastecen de agua de vertiente para sus frutillares y cultivos, a 3 km sobre nuestra casa. Comenzamos a subir los cerros , cada bosque tenía su secreto de aves y cantos, y crujir de hojas a cada pisada. Con una carreta colmada de mangueras, repararíamos lo que había destruido la aplanadora por la tala de un bosque muy pequeño en la cima de un cerro próximo. Caminamos cerca de 1 hora. Al llegar al lugar de la tala sentí una extraña sensación de muerte, mis pies se comenzaron a hundir en un fino polvo hasta la mitad de mis pantorrillas, el bosque había sido destruído, y un sol quemante nos iluminaba. Nada podía sobrevivir ahí, la tala había desertificado ese suelo, era una escena horrible. Comenzamos a avanzar y con cuchillones limpiar algunas ramas que obstruían el paso. Nuestro deber era encontrar el agua y canalizarla en estas mangueras hasta nuestra casa. Nuestros vecinos, campesinos esforzados que en conjunto con INDAP habían postulado a este proyecto de riego, miraban desolados como sus mangueras estaban en todo el lugar quebradas. Pero aun no veíamos lo más increíble. De pronto mis hijos aparecen con un carrito de madera y rodamientos, ¡habían descubierto juguetes, juguetes hechos con motosierras! Las ruedas eran troncos cortados de manera transversal, y mas allá pañales de bebé. De pronto aparece una caseta de madera rala con bancas, era la cocina; y más allá otra caseta, con tres camas, camas fabricadas también con motosierras. Era un campamento de temporeros forestales.
Nuestros amigos del campo nos comienzan a relatar que en la tala de bosque se trabaja por meses, y que algunos trabajadores se trasladan ahí con sus hijos y su mujer, quien provee de alimentos a todos los trabajadores. Y me pregunto ¿cómo? ¿cómo los niños pueden respirar en ese aire viciado?, cómo las familias más ricas de este país nos hablan de desarrollo, de sustentabilidad, y mantienen tan guardado este secreto entre los bosque de mi país. Trabajadores viviendo en la miseria y el alcoholismo, pues no hay otra forma de superar la brutalidad de su trabajo. Se mezclan garrafas y pañales, claras señales de la historia vivida allí. ¿Qué hacen los niños ahí? El cruento relato habla de gente que no tiene otra opción de vida, ya que los cultivos no alcanzan para subsistir, y se ven obligados desde los 13 años a trabajar en esas condiciones.
Ni siquiera puedo imaginar la seguridad que puedan tener, sencillamente no existe, y se viene a mi mente el grito desesperado del árbol, ese sonido de motosierra y el tronco quebrado, y luego su caída y retumbar sordo en el suelo. En la tala ilegal de los subcontratados, no solo caen los troncos de los arboles, cae la dignidad, la humanidad vulnerada, cae también el egoísmo de aquellos que manejan un negocio multimillonario en Chile, que están acidificando los suelos agrícolas, y tornando en una pesadilla la vida de muchos trabajadores, que sufren escondidos en la realidad del bosque chileno.
Las fotografías de este campo se pueden ver en mi twitter:
Casetas pic.twitter.com/rKxR3wHV41
Comedor pic.twitter.com/YJJoWu9JjC
Dormitorio temporeros pic.twitter.com/iFqs0fiNpT
Dormitorio matrimonial pic.twitter.com/4qqdoiwhpU
Subiendo caminos a rescatar el agua para los cultivos pic.twitter.com/MXVmqLt4Ow
Rescatando trozos de manguera pic.twitter.com/fH1CvnB8iU
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