Todo indica que el tema próximo – relacionado íntimamente con todos los anteriores que nos ha desvelado este último tiempo- será la ley de presupuesto. Al respecto, quiero comenzar con una confesión total y sincera: No sé nada él. Se preguntarán los lectores por qué me arrogo el derecho a escribir una columna sobre algo que no sé. Sólo intento hacer preguntas e invito, convoco, imploro que alguien que sí sepa, siente los principios de un debate ciudadano que será fundamental porque, si queremos ser de verdad demócratas, supuestamente debemos decidir, a través de nuestros representantes elegidos, el futuro tributario del país.
Ignorante y todo, detecto que en materia tributaria – como en tantos otros temas políticos, las opiniones son muy diversas. – Urge la reforma – dicen algunos mientras otros la estiman innecesaria. ¡Plop! diría Condorito; exijo una explicación. Se supone que estamos hablando de números, de cifras, de rendimientos, de necesidades, todos esos parámetros que son perfectamente mesurables.
Ignorante sí, pero tonto, no. Nadie puede haberse tragado el sapo de : “El mayor presupuesto de educación en la historia”. El presupuesto ha estado creciendo todos los años y por lo tanto, éste necesariamente tendrá que ser el mayor de la historia. Se dijo que el ítem Educación crecía un 7.2% respecto de nadie sabe bien qué. Lo que destacan algunos que sí han hecho el trabajo de chequear la información, es que los promedios de años anteriores son significativamente más altos. De alguna manera se está insultando la inteligencia de los ciudadanos con ese tipo de anuncios apoteósicos.
De aquí surge otra pregunta que alguien debe responder: ¿Cuál es el real crecimiento de ese ítem? Hay que aclarar, de paso, cuál es la verdad de los famosos 4000 millones de US$. Nadie ha explicado con nitidez si son anuales, si deben durar hasta el fin del período presente o si se utilizan sólo los intereses que devenga esa suma. Se concluye que el país no ha entendido claramente ese mentado y débil 7.2%.
Aún el ignorante comprende que un 7.2%, en el marco de una economía que crece “sobre el 6%” (otra nebulosa) parece más bien mezquino. Sobre todo, si junto al crecimiento de la economía, se considera el crecimiento del número de usuarios cuya educación se supone debe financiar. Un lego sólo puede llegar a la conclusión que “ el mayor presupuesto de la historia” equivale, en el mejor de los casos, a los anteriores.
Lo que los estudiantes han planteado – y el 89% de la ciudadanía respalda – es que se necesita un incremento dramático de presupuesto. Algo así como duplicar la suma en el plazo de unos pocos años. Acercarnos a las cifras que exhibe la OCDE en esos temas. Estamos lejos de aquello, navegando a media máquina en un rumbo errático y contradictorio.
La ciudadanía se ha sorprendido con el secretismo demostrado en el asunto presupuesto durante un período marcado por las manifestaciones actuales. Tal vez podría adjudicarse a un exceso de celo en el manejo del poder, a cuestiones de protocolo o hábito político. También, el que lo presentara el Presidente de la República y no, su ministro del ramo. Bueno, cuestión de gustos, de énfasis, de prioridades, Tal vez, es ésa la Nueva Forma de Gobernar y no la habíamos comprendido. O un simple capricho.
Lo que sí cualquier ciudadano entiende es que, en el tema del conflicto, el gobierno ha sido inflexible. No ha cedido en nada sustantivo. Salió un ministro, llegó otro, se notan algunos mínimos cambios de estilo, un lenguaje más receptivo, pero en el fondo, nada ha cambiado. Es posible que algunas limosnas sean menos mezquinas y algunos gestos impresentables hayan sido reemplazados por fórmulas corteses de decir nada. Se promete una mayor fiscalización que, en el marco actual resultará inviable, se deja registrado en la Constitución el derecho a recibir una educación de mayor calidad y otros dos o tres pelos de la cola. Creemos que esa declaración constitucional es tan inútil como poner en ella la frase : El ciudadano chileno tiene prohibido el robo y pensar que con ello se ha solucionado el asunto de la delincuencia. Raya para la suma: Estamos a fojas cero.
La educación chilena seguirá siendo de mediocre hacia abajo para la mayoría y buena para una minoría que deberá pagar por ella costos prohibitivos. Seguirá también siendo forjadora de desigualdad. Todos los aspectos que son fácilmente observables en la sociedad chilena y que incluso el gobierno reconoce como factores de inequidad, se mantienen inalterados. La sociedad chilena ha elegido la desigualdad creciente, la brecha social se amplía, cada día estará más lejos La Dehesa de Lo Prado y Cerro Navia de Vitacura.
Más aún sorprende una actitud francamente hostil al término de la primera reunión: Habiéndose fijado la Gratuidad de la Educación como el tema de la segunda sesión, de inmediato el Presidente expone públicamente su decidida oposición a ese principio. Explica en tono pedagógico que los pobres no deben financiar la educación de los ricos. Se comprueba, una vez más, que el verbo escuchar no figura en su léxico. Si los ricos pagaran los impuesto que su condición de tales debiera exigirles, la frase se invertiría y serían justamente ellos los que pagarían tanto la educación de sus propios hijos cuanto la de los demás, para todos gratuita. De lo contrario, la de los ricos siempre será superior en calidad, ocurrirá en un gueto y estará disponible sólo para unos privilegiados. El acceso seguirá vedado para los menos afortunados y eso se mantendrá per secula seculorum. Yo sospecho a veces que ésa es, precisamente, la intención. Que haya dos sistemas de educación. Uno para los llamados a tener el poder y las mejores condiciones de vida y de trabajo y otro, para los que obedecerán y como simples empleados sufrirán condiciones y remuneración muy inferiores. Es decir, que sigan existiendo dos Chiles, el de la Plaza Italia para arriba, parecido a Suiza y el de Estación Central para abajo, que se parece más a Mozambique. Al centro, una clase media que se debate a medias aguas y que se la va la vida tratando de que sus hijos o sus nietos ingresen a la casta de los privilegiados. Un país fragmentado, desgarrado y ajeno, una sociedad de clases regida por un sistema perverso del que no hemos logrado zafarnos. Oscuro panorama se presenta para el futuro inmediato.
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Foto: Escuela Básica La Quebrada – Chile Ayuda a Chile / Licencia CC
Comentarios
03 de octubre
Estimado Pedro:
Adjunto para el debate el proyecto de presupuesto 2011 http://bit.ly/nDLIOZ y para efectuar la comparación, tendríamos que tener el presupuesto 2012 acotado y explicado tanto para los expertos como para el ciudadano que necesita la información. Esto según la entrevista realizada a Andrés Velasco en Tolerancia Cero, se podrá tener mañana martes. Por lo tanto con información en mano podremos hacer análisis y juicio a los discursos rimbombantes y ofrecimientos estelares. Solo tenemos que considerar que no se puede adelantar análisis alguno a los discursos, ya que estos carecen de los aspectos técnicos que permiten saber si es posible, justo y suficiente el ofrecimiento; porque despues de todo, en todos los discursos de ambos lados del tablero, siempre pareciera que están haciendo algo extraordinario por la ciudadanía.
Saludos.
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04 de octubre
Gracias, Pablo Enrique.
Plenamente de acuerdo con tu comentario. Lo que llama la atención – y de manera muy desfavorable – es que antes de revelar los detalles que permitan un juicio cabal, se nos «explique» el presupuesto en cadena nacional y se usen los calificativos que todos escuchamos y muy pocos creen. Eso, en castellano se llama demagogia.
Nos estamos leyendo
Pedro