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La voz de la democracia

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Uno de mis contendores para la alcaldía de Providencia, el independiente de derecha Cristobal Bellolio, en una columna publicada en El Mostrador el día viernes, cuestiona profundamente las razones del movimiento de Aysén, caricaturizándolos al compararlos con los reclamos fundamentalistas por el libro “Los Versos Satánicos” de Salman Rushdie. Otra de sus frases lamentables es que tiende a “a desconfiar de toda causa en la que, repentinamente, se encuentren alineados profesores, estudiantes, ambientalistas, funcionarios públicos y de la salud, entre otros”. Por cierto, entre esas causas, se encuentra la de la educación, que tiene altos niveles de apoyo y donde hasta el propio Presidente ha tenido que reconocer la justicia de dicho movimiento.
 
Se preguntarán por qué quiero debatir con mi contendor en las primarias de Providencia sobre  lo que ocurre en Aysén, más allá de que en mi conciencia piense que sus palabras claramente justifican la violencia desmedida contra los manifestantes, que ha sido fuertemente cuestionada por observadores independientes de DD.HH. O que sus palabras denigratorias contra los movimientos sociales me hagan dudar de la sinceridad de sus dichos cuando se presenta como una alternativa democrática. Por tanto, permítanme dudar que alguien que avala la violencia de los últimos días en Aysén en desmedro de los movimientos sociales será capaz de representar a la alternativa democrática que buscamos para Providencia. De cualquier forma los debates y las primarias dirán quien es el más idóneo.
 
Es porque también lo que dice Bellolio tiene que ver con lo que ocurre en Providencia, donde el alcalde tiende a repetir que la voz de la calle le importa poco cuando cancela matrículas de estudiantes que fueron dirigentes estudiantiles, o cuando presta el club Providencia para hacer un homenaje a un criminal condenado por graves violaciones a los derechos humanos, pese al rechazo ciudadano y al de los propios vecinos.
 
La ceguera del gobierno en Aysén, donde cree que la solución es mandar más y más aviones llenos de Fuerzas Especiales, parte por creer, como muchos Bellolios, que imponer el orden y la agenda es más importante que dialogar, escuchar, y que la voz de la calle, como en otros tiempos, podía ser mirada en menos. Esa ceguera es también la de Labbé, que cree ilusamente que los únicos que no han cambiado son los ciudadanos de Providencia, que tolerarán hasta el fin de los tiempos sus arrebatos pinochetistas.
 
No basta tener ciclovías, centros deportivos y una arreglada avenida Pocuro para ser un buen líder de una comunidad. Muchos vecinos ven con horror las arbitrariedades del alcalde con los estudiantes de los colegios municipalizados, y las persecuciones contra los dirigentes, y el poco respeto de Labbé por el Estado de Derecho, por las instituciones y por los propios ciudadanos.
 
También los problemas de la delincuencia, a los  que el edil ha puesto como única solución colocar más inspectores municipales, muestran que cuando se gobierna de espalda a la gente, amenazando, priorizando el orden por sobre las demandas, sin escuchar la voz de la calle, se gobierna mal.
 
Como dice el personaje de la  la película V de Vendetta de los hermanos Wachowski, “el pueblo no debería temer a sus gobernantes, son los gobernantes los que deberían de temer al pueblo.” Esas son las reglas de la democracia, por la que luchamos durante años y las que queremos para Providencia, en las cuales la voz de la calle, la de los ciudadanos, la de los vecinos importe, y que la próxima vez que se intente construir una monstruosidad como el mall Costanera Center, o cuando se defina el destino de los barrios como Suecia o Italia, los ciudadanos a pie de nuestra comuna tengan mucho que decir.
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