El 73,08% (1.561.419 votos) obtenido por Michelle Bachelet en las primarias presidenciales efectuadas el 30 de junio demuestra en forma fehaciente que la ciudadanía respaldó las alternativas programáticas y los énfasis transmitidos por ella en relación a abordar un agenda mucho más audaz y transformadora de lo que mostraron los gobiernos anteriores. Su plataforma política de nueva Constitución, descentralización administrativa y política, educación de calidad y gratuita, reforma tributaria profunda para disminuir las enormes desigualdades existentes en la sociedad chilena, tuvo una enorme convocatoria y credibilidad en la gente que participó en la primaria.
Sin embargo, el debilitamiento de los partidos de centroizquierda es una realidad que no puede soslayarse. El tercer lugar logrado por Orrego se debe en gran parte a ello, como también a su mensaje demasiado conservador que no se condice con las aspiraciones y valores de las nuevas generaciones que en su gran mayoría tienen visiones más progresistas y liberales y que, sin duda, fueron mejor interpretadas por Andrés Velasco.
La votación de Velasco en las primarias presidenciales de la Nueva Mayoría logró captar a ciudadanos y ciudadanas independientes que están molestos con las dos coaliciones y con los partidos que las conforman. Estos votantes se consideran a sí mismos como liberales progresistas y exigen una renovación en los liderazgos políticos. Es un error creer que es un voto estratégico para dañar a Michelle Bachelet por provenir un gran porcentaje de ellos de los distritos más acomodados del país, territorios que electoralmente han sido bastiones de la derecha.
Es más plausible interpretar esta votación como un desplazamiento del nuevo votante residente en esos distritos hacia posiciones más acorde con los cambios culturales que está teniendo nuestra sociedad: más liberal y alejado del conservadurismo que representa la derecha chilena. Estos nuevos ciudadanos priorizan las libertades personales pero no deniegan la actividad colectiva, por ende, les interesan y apoyan las demandas sociales levantadas con fuerza en los últimos años: educación de calidad y gratuita, ambientalistas, defensa de los consumidores, el mejoramiento de la estructura urbana, la reforma de la política, descentralización, matrimonio igualitario, despenalización de la marihuana, los derechos de los animales, etc.
Se les puede definir como sujetos abiertos a los cambios culturales y progresistas en materias socio-económicas, con un rol más regulador del Estado frente a los abusos y distorsiones que genera el mercado. Esa es la razón que los impulsó a votar en la primaria de la Nueva Mayoría y no en la de La Alianza.
Son personas insatisfechas con la forma de hacer política y la relación de los partidos con los ciudadanos. Consideran que es necesaria la emergencia de nuevos liderazgos y viven la política en una forma distinta participando en campañas en base a temas (single issue) y son bastante activos en las redes sociales. Priorizan estructurarse en colectivos concebidos en la participación horizontal de sus miembros sobre la verticalidad y más consultivos y participativos sobre todos los temas que afecten a la gente.
Quienes votaron por Velasco consideran que la democracia es la mejor forma de gobierno pero desconfían de los actuales representantes políticos y los partidos y se niegan aceptar que la posibilidad de la acción democrática comienza y acaba en elegir a los representantes del poder legislativo, municipal o del ejecutivo, sino que aspiran a influir en las decisiones políticas que los afectan directamente, por tanto demandan más información, transparencia, más debate público y se oponen a la oligopolización de la política por parte de la “clase política”. Es por eso que cuestionan a las estructuras y los mecanismos de la democracia actual, a las que estiman desfasadas por no considerar una participación e implicación más relevante de los ciudadanos.
Los dirigentes de los partidos políticos que conforman la Nueva Mayoría cometerían un gran error si consideraran que las personas que votaron por Velasco son partidarias del statu quo, ergo de derecha.
Es manifiesto que no tienen una valoración positiva de los partidos políticos, tanto los que conforman la Nueva Mayoría como los de la Alianza, a los cuales consideran que sus estructuras internas no son ni democráticas ni participativas.
La representatividad -no sólo para el votante de Velasco sino para el nuevo ciudadano emergente- está basada en el intercambio de ideas, en el debate informado cotidiano que debe efectuarse más allá de las instancias establecidas por el ordenamiento constitucional vigente. Para el nuevo ciudadano la democracia no se reduce a la condición de un simple método para emitir un voto para dirimir una competencia electoral. Es por eso que critican como se desenvuelve la política en la actualidad y demandan una urgente adaptación de las estructuras y mecanismos de nuestra democracia para hacer posible una mayor participación de los ciudadanos en los procesos de toma de decisiones otorgándoles, de esta manera, un mayor grado de legitimidad y transparencia.
Los dirigentes de los partidos políticos que conforman la Nueva Mayoría cometerían un gran error si consideraran que las personas que votaron por Velasco son partidarias del statu quo, ergo de derecha. Dichos partidos deben asumir que existe una tarea pendiente que les incumbe realizar en forma urgente: adaptar sus organizaciones y mecanismos de toma de decisiones para permitir la expresión de nuevas voces, reconociendo al mismo tiempo la singularidad de cada una de ellas, pero buscando siempre el bien común en forma colectiva. Entendiendo que el nuevo ciudadano ya no quiere limitarse a ser un mero espectador puesto que éste se siente suficientemente capacitado para deliberar sobre los temas que afectan al conjunto de la sociedad y exigen que las decisiones sobre los asuntos públicos se hagan con procedimientos colectivos de elaboración, lo que permitirá que las respuestas sean más pertinentes y, por tanto, con mayor acatamiento social; limitando, de paso, la burocracia y el lobbysmo imperante actualmente.
Por consiguiente, los partidos de la centroizquierda, deberán en el futuro adecuarse a leer con mayor atención y ser mucho más persistentes en delinear, junto a los movimientos sociales, los canales de expresión que debe tener una democracia acorde con los cambios culturales y sociales que están en desarrollo.
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Foto: Michelle Bachelet / Licencia CC
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servallas
Concuerdo con tu análisis, creo que es así, hay un electorado que se esta creando en los interticios, es gente de mayor nivel cultural y busca personas que puedan encabezar modernizaciones reales, más contemporáneas Hay muchos jóvenes profesionales que no les llega el mensaje de izquierda, ni de derecha, quizás busquen un nuevo liderazgo, liderazgo que perdió MEO al apoyar a Frei.
peon
Claro… De Velasco me pareció interesante también que él proponía que hubieran nuevos mecanismos de participación, porque no es necesario pertenecer al Gobierno, decía, como para que sea factible participar, sugiriendo a mi juicio que debe haber una forma institucional de participación ciudana que sea más efectiva que la incompetente Ley «20.500-03″…
Por mi parte, le he llamado a la herramienta que canalice esa participación ciudadana efectiva: Cámara Ciudadana Digital, misma que espero que mediante algo de lo que expresas que no ha de dejar de hacer la coalición de la Nueva Mayoría, sumado al proceso esperado de la Asamblea Constituyente, efectivamente lleguen a crear esa instancia institucional de participación ciudadana, para que de forma permanente la ciudadanía pueda participar en la gestación de planes dinámicos y solución de situaciones extraordinarias, sin quedar fuera del ámbito en el que pueden llegar a influir en las decisiones gubernamentales, sus opiniones.
Sin embargo, no me parece que en el tema expuesto se pueda dejar por zanjado que esto sucederá, porque la historia nos enseña que los gobiernos «no hacen practicamente nada extraordinario» fuera del alcance de lo que llegaron a llamar SU Programa de Gobierno, con el que alcanzaron el poder.
Es de esperar que esta vez las cosas se dirijan hacia nuevos rumbos y no suceda como ha sucedido otras veces, en las que los rumbos conocidos a los que se han dirigido las cosas no han sido los que esperaba la ciudadanía, porque, por ejemplo, el tema que se expone aquí, que brinda a la ciudadanía una mejor inclusión en la toma de decisiones, ya es algo que se discutió el año 2005, cuando fue candidata la sra. Bachelet, misma que se comprometió a crear una Ley de Participación Ciudadana, que una vez enviada al Congreso durante su Gobierno, se quedó dormida en él hasta el período presidencial siguiente, en el que se fabricó una especie de transantiago de la participación ciudadana…
Otro posible ejemplo también es que la sra. Bachelet no ha de tener contemplado en SU Programa de Gobierno la iniciativa de comenzar a caminar hacia una nacionalziación del cobre, hecho que tal vez le podría proporcionar los recursos que precisamente exponen sus propuestas que necesitarán, si tan sólo, por ejemplo, gravara a la empresas transnacionales mineras con el 10% de sus utilidades netas, por sobre lo que ya pagan, si acaso algo pagan en realidad…
Por lo tanto, dejando temas sensibles de lado, tal como las aspiraciones ciudadanas respecto de las ideas acuñadas en relación a la explotación de los recursos mineros, particularmente el cobre, así como de otros recursos que se suponen son de orden soberano también, nos indica que los caminos que con Bachelet podemos llegar a recorrer son en cierta medida limitados. Sin embargo, es de esperar que el propio posible proceso de la Constituyente pueda crear el espacio para que esta discusión dé comienzo y caminemos hacía donde debemos hacerlo…
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