A pocos días y más allá de que el fallo que se dictará en La Haya sea “salomónico”, en contra o ratificando la postura chilena, sin lugar a dudas afectará el espíritu soberano de miles de chilenos, ya que la pérdida mínima de porción de nuestro territorio, aflora el más efervescente nacionalismo patrio. Nacionalismo que pinta con tonalidades de ignorancia, satinado también de matices xenófobos.
La pregunta que no nos hemos hecho, es cuan nacionalistas y patriotas somos, apelando a la defensa a como dé lugar de la soberanía popular, pero por el lado otorgamos derechos, cuotas y concesiones importando poco vengan de donde vengan.
El mar territorial es la base para la economía de Perú y Chile, y estos a su vez son los mayores exportadores de harina de pescado, alcanzando cerca del 60 por ciento de la producción mundial, superando a gigantes como China.
Lo anterior más que un dato, es la base del entendimiento a este diferendo por “nuestro mar”. Obviamente los vecinos necesitan de este recurso para consolidarse en el negocio… y 37 mil kilómetros cuadrados no andan mal. Es por ello que nuestra defensa es corporativa, tajante y categórica… pero representa a todos los chilenos?. Considerando que la última legislación aprobada y vigente favorece a solo siete familias que en teoría son los actuales dueños de ese mar.
Es por ello que cada uno de nosotros debe cautelar la unidad de los pueblos; pueblo que poco entiende de los conflictos económicos, entonces son mimetizados con ribetes de patriotismo y mensajes de soberanía e historia épica. Más aun cuando de esas millonarias utilidades financieras y de la mano con la sobre explotación del recurso, poco o nada cae en nuestros bolsillos y nos hace pensar en lo simple y cotidiano ante lo complejo del tema. Nuestros hijos podrán mañana disfrutar del cebiche o del pescado frito con puré.
A pocos días y más allá de que el fallo que se dictará en La Haya sea “salomónico”, en contra o ratificando la postura chilena, sin lugar a dudas afectará el espíritu soberano de miles de chilenos, ya que la pérdida mínima de porción de nuestro territorio, aflora el más efervescente nacionalismo patrio.
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Foto: thejourney1972 / Licencia CC
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ruevalm
Lo que tu planteas se soluciona simplemente con una ley que modifique la propiedad, pero eso es muy distinto a un fallo que afecta la soberanía. Si esto no se pudiera cambiar, Allende nunca hubiera pensando en nacionalizar el cobre. Pero existe una distancia abismal entre una situación de coyuntural como la propiedad producto de una ley, a una condición perpetua como es la pérdida de soberanía por otro Estado.
Por otra parte, una cosa es la exacerbación de la identidad nacional, que creo es a lo que te refieres, y otra muy distinta al Nacionalismo, que es una ideología.