La película sobre Jaime Guzmán ha desnudado a muchos de sus seguidores en lo peor de sus concepciones antidemocráticas. Ninguno de ellos ha puesto el grito en el cielo cuando se ha dicho que su líder participó de un régimen que violó sistemáticamente los derechos humanos. Por el contrario, algunos cuentan como gracia que “salvó a algunos”, asumiendo de este modo que sabía perfectamente lo que ocurría con aquellos que no “salvaba”. Ninguno se ofende que digan que su líder ideó una constitución tramposa, que no permite que gobierne la mayoría. Pero ahora, que se ha dejado entrever que Guzmán pudiera ser homosexual, rompen en pánico. Se puede decir que miraba con beneplácito o al menos ingenuidad culposa la tortura, pero no que sentía atracción por personas de su mismo sexo. Para la UDI, es peor ser gay que criminal. La operación mental es similar a la del caso Riggs y el general Pinochet: puedo soportar que permita campos de concentración para prisioneros políticos, no que robe dinero. Esos, los que hacen muecas de asco frente al robo y la homosexualidad, haciéndolos equivalentes, no se les mueve un pelo frente al exterminio, y a mayor abundamiento se califican a sí mismos como pro vida.
Si dijeran en una película que yo soy gay, experimentaría la molestia propia de cuando han dicho algo falso de uno, pero no me sentiría menospreciado. El caso es que la molestia de los seguidores de Guzmán no radica en que se ha dicho algo meramente falso, sino que se ha dicho algo malo. Ahí está lo fundamental de su prejuicio, lo inaceptable: para ellos, decir que Guzmán es gay horada su dignidad, lo hace inmoral. Si fuera sólo un hecho falso, sería tan grave como decir que Guzmán no estudió Derecho, o no usaba anteojos: una mentira que se debe rectificar, ciertamente una mentira más “importante” que las ejemplificadas, pero en ningún caso una ofensa injuriosa. A nadie lo injurian por decir que tiene una orientación sexual distinta. Consentir eso es validar lo peor del matonaje escolar. No está demás lo evidente: tanto para quienes lo adoran como para quienes lo detestamos, que el arquitecto de nuestra constitución fuera o no gay no debe influir en el juicio moral que hagamos de él. Si verdaderamente valoran su legado, ese legado sería impermeable a las decisiones horizontales que tomase su maestro en la intimidad.
“Que se diga que él tenía una desviación es inaceptable”, dice un parlamentario de derecha. Lo inaceptable en realidad es que un tipo que recibe un sueldo público, pagado al menos en una parte con los impuestos de los gays, se permita decir ese tipo de barbaridades a vista y paciencia de todos nosotros. Por el contrario, que El Mercurio disfrace una opinión editorial histérica como crítica de cine en el Wiken de hoy es sencillamente una mala decisión. Es la primera película en la historia de ese suplemento que recibe cero estrellas de calificación, siendo superada por todas las sagas de aventuras en pañales, sé lo que hiciste el verano pasado y la guerra de las hamburguesas. Es, para el diario, una película que está por debajo de la calificación mínima. Dice en la seudocrítica que es una película “hecha para molestar”, que a lo sumo sirvió “de terapia para su protagonista” y que hace “menciones personales injustificadas” al propio diario en el que la crítica que se hace. Incluso que la firme un periodista que oficia de crítico desde hace años no sorprende: mal que mal tiene que comer. De esta manera, demuestra hasta qué punto es fiel a su estómago y, de pasada, resalta la dignidad de los otros críticos de cine de ese diario que no quisieron firmar ese tongo.
El caso es que la molestia de los seguidores de Guzmán no radica en que se ha dicho algo meramente falso, sino que se ha dicho algo malo. Ahí está lo fundamental de su prejuicio, lo inaceptable: para ellos, decir que Guzmán es gay horada su dignidad, lo hace inmoral.
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jose-luis-silva
No me parece, el artículo es de muy baja factura. La afirmación respecto a la orientación sexual de Guzmán sí es falsa, y por ultimo aunque no fuese asi, en este caso claramente el único objetivo de la película es hostilizar a un sector conservador, no me parece que un panfleto barato deba someterse a calificación como se hace con una producción con algo de seriedad.
Que la califique el fortín mapocho o algo asi, es el «nivel cultural» de la producción y su audiencia.
Saludos
Claudio Durán Vidal
Si en Chile hay homofobia, en la UDI y la extrema derecha, la homofobia es tan profunda que compromete a todo el organismo: desde lo mental hasta lo visceral. Eso se recubre con una racionalización que identifica a la homosexualidad con el mal mismo. De este modo decir que Jaime Guzmán era homosexual es como culparlo de maldad. La pregunta es si en el fondo esta reacción no oculta sentimientos homosexuales reprimidos. El horror de la UDI y la extrema derecha ante la homosexualidad es parte de su problemática psico-social. En todo caso, si Jaime Guzmán era gay es tan irrelevante como si se dijera que era heterosexual, o como si se dijera que usaba anteojos (así que tenía un problema en la vista), o que era de tal o cual estatura, o que era un buen o mal abogado, o lo que sea. Lo que se debe lamentar de verdad es el sufrimiento atroz a que se somete en los grupos sociales ligados a la UDI y la extrema derecha a las personas de esas familias con otras orientaciones sexuales: esto es un aspecto terrible y constituye fascismo sexual.
Armando Hernandez
Don Claudio:
La homofobia de la UDI y de la derecha, es solo una manera de ocultar el problema interno que tienen, hay muchos personajes de esa condición que militan en esas filas, incluso en los medios ligados a las comunicaciones y también vea como aparecen lamentablemente sus simpatizantes religiosos han produciendo escándalos mayores.
Tiene razón en cuanto a la condición de Guzmán y de algunos simpatizantes, eso es irrelevante, los deleznable es tratar de ocultar una situación real y por cosas del destino, entre mas homofóbico son mas gente adepta a esa organización tiene problemas con su sexualidad.
Si quisieran ver la realidad,y no andar ocultando las cosas evitarían hacer sufrir a las personas de su entorno con este tipo de orientación sexual.
Saludos.
Jordan Rodriguez H.
Hablar sobre la orientación sexual de Guzmán me parece tan irrelevante como hacer un informe sobre la orientación culinaria del artífice de la carta mayor de nuestro gobierno. Aunque saber tal noticia quizás sea un dato que nos ayude a conocer más sobre ese personaje, me parece algo amarillista.
Yo daría más énfasis a informar sobre la homofobia presente en nuestro país y que, lamentablemente, está inserta en una de las ideologías más importantes de nuestra política. Me parece menester hacer algo al respecto, el que haya un partido tan saturado de homofobia en nuestra sistema político es algo tan abominable como si hubiera un partido xenófobo. La ultraderecha de este país hiede a nazismo, hiede a fascismo del peor y la gente debe darse cuenta y guiar sus ideas por caminos alejados de ésta doctrina que actualmente es oficialismo.
phidalgo
Hola Susana, muchas gracias por tu comentario. Muchas gracias por la lectura Claudio, el concepto de «Fascismo sexual» es interesante. Gracias también Armando y Jordan.
José Luis, cumplo con contarte que la distinción de la columna es entre las cosas «falsas» y las cosas «malas», cuestión que no demuestras estar dispuesto a distinguir. Finalmente, la «seriedad» no ha sido nunca un criterio para la crítica de cine de El Mercurio, que critica todas las películas que se exhiben, por lo tanto, tampoco esa ocurrencia que señalas es sensata.
Elmo Maci
Para la UDI, es peor ser gay que criminal.
Enzo Vargas
wena profe jaja!
abranzote
Me parece excelente tu columna, concuerdo con todos los tópicos. Creo que a la gente de derecha le falta evolución.
isi.flores
Se pueden decir muchas cosas de Jaime Guzmán que yo no sabría como evaluar o cuestionar, pero después de verlo hablar en múltiples videos, no me cabe duda de que al caballero se le doblaba la muñeca (jijiji)
Tallas aparte, efectivamente me parece deplorable el hecho de que lo «peor» de la película sea decir que el hombre era homosexual. Algo tan irrelevante para todas las cosas que hizo. Más allá de homofobia o no, me sorprende cómo a algunos no les cabe en la cabeza que lo que haya hecho en su vida sexual privada no tiene nada que ver con sus acciones políticas, y lo censuran como si el hecho de que haya sido homosexual cambiara en algo los hechos pasados.
Y pucha, sí, a la extrema derecha le falta evolución. No hace falta más que recordar a la Evelyn cuando dijo que iba a gobernar según el evangelio bíblico, siendo que éste es un país laico. Son tan caradura como para asumir que su sistema de creencias aplica a toda la sociedad, y que una cosa que es sólo mala dentro de un código moral extremadamente retrógrado y cerrado tenga que ser tomado como un insulto. Efectivamente me parece que es algo que está al nivel del más burdo bullying escolar.
Susana Maldonado
Buenísima opinión. ¿Cuánta más capacidad de asombro debemos tener ante esta gente? (ojo: cuando digo «esta gente» no lo digo en forma peyorativa ni discriminatoria)