Los líderes de la Concertación expresan una condición transversal a la clase política nacional: mimetización y gatopardismo. En el fragor de la batalla politica, ellos son capaces de vestir distintos ropajes, acomodar decisiones, y cuando esto no les resulta conveniente, para sus propósitos políticos, simplemente se invisibilizan. ¿Qué mide el que tomen una u otra medida? Artefactos como las encuestas y evaluaciones sobre las relaciones de poder que las camarillas políticas tienen al interior de los partidos. En esta lógica, la lucha por las ideas y el vínculo con la sociedad civil son añejas opciones o simplemente ingenuidad política.
El último gran acto de mimetización y gatorpardismo es el que lleva a cabo la ex presidente y actual directora de ONU mujer, Michel Bachelet. A casi un año y medio del termino de su gobierno, ella ha optado por el silencio y la distancia sobre los problemas y desafíos actuales del país. Restándose de todo debate nacional, incluso negándolo cuando se encuentra con otros chilenos en el exterior, la ex presidenta ha optado por otro camino: Enchularse, a traves de su rol en un organismo internacional, para tener una futura opción presidencial.
El acto de la ex presidenta es un acto mezquino, instrumental y egoísta, pero nos muestra la esencia de cómo los actores de la política funcionan en el Chile de hoy. La separación, el silencio y la distancia responden a un hecho estructural: la autonomía de la clase política y la defensa de la misma a ultranza.
Bachelet y sus asesores creen que el poder del marketing político y el monopolio de la representación, de la cual gozan la Concertación y la Alianza, son suficientes y necesarios para ejercer el líderazgo político.
Ante esta lógica brutal de la clase política, los movimientos sociales y sus demandas son solo ruidos. Asi también lo han entendido Bachelet y sus asesores. Bajo esta lógica les preocupa la mitigación de los costos que el movimiento puede traer a su antigua administración. Siguiendo este predicamento lo único que importa es la anticipación de problemas que pudieran afectar la ‘imagen’ de la presidenta o simplemente controlarlos. Es una logica política cobarde y timorata.
Lo anterior contrasta con el liderazgo de Camila Vallejos. Este contraste muestra, por una parte, un liderazgo político que se basa en los temores, los miedos y la defensa de mezquinos intereses personales, y por otra, una política llena de sueños y aspiraciones por el cambio, un relato épico y esperanzador con relación al futuro. La ex presidenta ha optado definitivamente por la primera forma de la política.
Comentarios
23 de septiembre
Creo que el regreso de Bachelet no revertiría la situación complicada de la Concertación, me parece que su destino (de la Concertación), el de los Partidos Políticos y sus personajes de siempre está definido: renovarse (pero en 360°) o morir.
Concuerdo con lo que dicen los analistas: lo que ocurre en Chile y en otro lugares es la manifestación del cansancio y desencanto principalmente de la clase media trabajadora hacia las elites políticas en las cuales se detenta el poder, que ha caído en el engolosinamiento, que ha postergado las promesas, que ha vendido los sueños por intereses mezquinos. Bastó un brote de fuego como el de los estudiantes, para que lo anterior se hiciera patente.
Se inició con demandas alusivas a una educación igualitaria de calidad y ahora la demanda es por un Chile más justo y se enumera la lista de las siguientes batallas que dar.
La de ahora es una sociedad diferente a la de hace una o dos décadas atrás, por ello y porque son el foco de las críticas, los líderes políticos de siempre, los apellidos recurrentes, las formas de practicar la política, los discursos repetitivos ya no sirven, no son creíbles, son descalificados.
Por ello digo que la ex presidente Bachelet ya no salva y a lo mejor no se ha pronunciado porque reconoce el nuevo escenario. Me atrevo a aseverar que su éxito o buena acogida por parte de la ciudadanía se debió más que nada por ser la primera mandataria de Chile en su género, a su imagen cálida y acogedora, enternecedora al vestir su cuerpo blando y robusto con ropaje militar y subirse a un tanque, al alivianar momentos de riguroso protocolo con simpatía y buen humor, en suma al representar el papel de la gran madre de Chile, todo lo anterior sin desconocer sus capacidad e inteligencia puestas en el momento oprtuno. Creo que una vez fue suficiente para los chilenos y por otro lado ¿con quiénes se haría acompañar, sino con los mismos de siempre, para seguir haciendo lo mismo de siempre?
Concuerdo con los que ya lo han declarado, lo de ahora no es una demanda puntual, es una exigencia por acabar con un modelo social y económico que se ha mostrado como es, le sirve a los que tienen más para tener más, facilita mantener en un aletargamiento a la gran masa, engañada con migajas todo amenizado con pan y circo y para ello ha servido sostener una democracia a medias y en todo ello la Concertación ha sido parte. Se ha desnudado un sistema mezquino y el gran mérito de lo que ocurre hoy es aclamar un sistema igualitario, solidario, con un Estado protector que valore, otorgue y cuide por sobre todo los bienes intangibles superiores de la sociedad.
Para los jóvenes es más fácil movilizarse, exigir, jugárselas con todo, tienen menos que arriesgar que un adulto con deberes y responsabilidades, pero hay muchos adultos detrás de cada joven. Pero cuando algo ha comenzado a tomar cuerpo en una sociedad difícilmente tiene vuelta atrás. Muchos ejemplos hay en la historia de grandes sucesos que ocurren de la noche a la mañana, cuando nadie los esperaba todavía.
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