Mientras fuimos cazadores/recolectores y al trasladarnos de un lugar a otro, invariablemente dejábamos huellas de nuestro paso, con nuestros olores, con ramas quebradas, marcas en el barro, etc. Hoy no nos desplazamos tanto físicamente, pero igual dejamos huellas y estas son digitales. Mientras leemos este artículo, se realizan miles de búsquedas en Google, miles de publicaciones en Facebook, comentarios en Twitter, subimos fotos a Instagram, mensajes por WhatsApp, todas estas acciones son nuestras huellas.
Para que estemos informados; Facebook tiene nuestro rostro codificado digitalmente y puede reconocerlo en una fotografía, también guarda información histórica de las direcciones de los equipos desde donde nos conectamos, sean computadoras o teléfonos inteligentes y bastante otra información, que al ser analizada puede decir donde estuvimos, con quienes nos relacionamos, de nuestras ideas, nuestras preferencias, etc. Una situación semejante ocurre con Google. Muchas empresas están viendo el modo de sacar ganancias con los macrodatos. Comentario adicional, esta información no es analizada por personas, sería una tarea imposible, sino que para eso se construyen algoritmos que hacen la tarea mucho más rápida y eficientemente.Los ciudadanos debemos tener acceso a la información que se recopila sobre nosotros y su uso debe ser transparente, y se deben dictar leyes que castiguen un uso no autorizado ni informado, obviamente aquí tendremos que luchar contra los intereses económicos de las grandes corporaciones que nos ven como recursos a ser explotados.
Teniendo esto en consideración y aprovechando que hoy tenemos la oportunidad de ser participes en la construcción de una nueva Constitución que nos regirá a todos y, por lo tanto, todos debemos sumar con nuestras ideas y opiniones. Y hay que hacerlo con visión de futuro y uno de los temas a tener en cuenta son los avances tecnológicos y, principalmente, en controlar el uso que le puedan dar a la información recolectada de forma digital, la que está impulsando profundos cambios en nuestras sociedades. Por lo tanto y ya que es una poderosa herramienta de control social, estamos obligados a normar su utilización para que esta sea transparente y no sea utilizada para influir en nuestro comportamiento. Hoy, estamos en la obligación de asegurar las libertades civiles, al hacerlo tendremos una sociedad moderna e innovadora, una sociedad en «democracia 2.0», pero si no, corremos el peligro de caer en un «feudalismo 2.0».
Cuál sería el posible futuro si no legislamos correctamente. De ejemplo nos pueden servir los casos de China y Singapur, esta última nos muestra una sociedad controlada por los datos. El programa creado para proteger a la ciudadanía del terrorismo ha terminado por influir en las políticas económicas y de inmigración, en el mercado inmobiliario y en los planes de estudio. China está tomando un camino parecido. En fecha reciente, Baidu, el equivalente chino de Google, invitó al Ejército a tomar parte en el Proyecto Cerebro Chino, que aplica algoritmos de aprendizaje profundo a la información que el motor de búsqueda obtiene de sus usuarios. Pero, además, se ha concebido lo que parece ser una forma de control social. Según informaciones recientes, cada ciudadano chino recibirá una «puntuación ciudadana», la cual determinará las condiciones en que puede conseguir un crédito, un empleo o un visado para Europa. Esta vigilancia sobre el individuo incluye el uso que hace de Internet y los contactos sociales que mantiene.
La situación no es tan distinta en Occidente, donde los consumidores se someten a verificaciones de crédito y de solvencia, y donde algunas tiendas en línea ya han comenzado a experimentar con precios personalizados. Asimismo, cada vez es más evidente que todos estamos en el punto de mira de la vigilancia institucional. Esta sospecha se vio confirmada en 2015, cuando la filtración de algunos detalles del programa Karma Police, del servicio secreto británico, reveló un seguimiento masivo de la manera en que los usuarios navegan por Internet. ¿Se está haciendo realidad el Gran Hermano?
Los macrodatos deben ser usados para mejorar la sociedad y no para calificar a los ciudadanos, eso es hacer un uso abusivo de los datos personales, con características totalitarias y en contra de los derechos humanos y los principios democráticos. En los colegios se debe implementar este conocimiento en los planes de estudio, para fomentar un uso crítico y responsable de la tecnología digital.
En resumen, los ciudadanos debemos tener acceso a la información que se recopila sobre nosotros y su uso debe ser transparente, y se deben dictar leyes que castiguen un uso no autorizado ni informado, obviamente aquí tendremos que luchar contra los intereses económicos de las grandes corporaciones que nos ven como recursos a ser explotados.
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