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La necesidad de un #ChileParticipa

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Corría fines de abril del 2011 y las primeras manifestaciones contra el proyecto Hidroaysén comenzaban a arreciar, sumándose pronto las asonadas estudiantiles, que unos pocos meses después lograrían despertar a toda una generación chata del statu quo y de un vaso lleno de dinero que chorrea muy poco para la mayoría y mucho para unos pocos.

En ese contexto de crispación, es que junto a un grupo de amigos de Valdivia, nos decidimos a intentar canalizar políticamente el descontento social imperante. Surge así Chile Participa, durante todo 2011 nos dedicamos a darle forma y sustancia política a un colectivo que finalmente intentó consolidarse como una ONG, aunque fallidamente.

O al menos eso creíamos, porque para sorpresa nuestra, las elecciones municipales reflotaron el concepto que nos motivó a crearlo. Providencia  y ‘su’ Josefa Errázuriz, nos confirmaban que la hora de la ciudadanía había llegado.

En ese intertanto, distintos sucesos, ocasionaron que quienes formamos Chile Participa en Valdivia, nos dispersáramos en distintos frentes. En mi caso particular, encontré refugio y sostén para mis principios en Revolución Democrática. Desde RD me tocó observar como a fines del año pasado e inicios de éste, se intentó armar nuevamente un Chile Participa, entendido ésta vez como un bloque de líderes unidos por la búsqueda de la transformación social, política, económica y cultural de nuestro país. ¿Qué ocurrió? Vaya a saber uno las razones, la cosa es que nuevamente este maravilloso sueño de construir una gran red de participación ciudadana quedó pospuesto.

Pero ‘pospuesto’, no implica ‘acabado’, y da la casualidad que ahora (cuando entramos derechamente a la coyuntura electoral) puede ser el ‘momentum’ en el que de una vez demos curso a la formación de una verdadera nueva mayoría, que se base en lograr mínimos programáticos para la transformación que el país demanda. No es fácil el asunto, la historia nos muestra un sinnúmero de intentos desde la izquierda por lograr acuerdos, aunque paradójicamente, dichos acuerdos han derivado en una fragmentación política hasta el punto de lo microscópico. A pesar de ello, la historia está también para ser cambiada y re-escrita.

Las inéditas elecciones de consejeros regionales, brindan una oportunidad exquisita para realizar el ejercicio de construir la fuerza que va a gobernar Chile en un futuro no muy lejano (espero). Más aún, no es sólo la posibilidad de lograr alianzas y/o pactos electorales, es también el momento de dar una lección acerca de como vemos la actividad política aquellos que irrumpimos con fuerza desde el 2011 a la fecha; en tal sentido lograr acuerdos regionales con una fuerte vocación territorial, sería el ideal, pues se contribuiría de forma efectiva a abrir la democracia y la disputa de espacios de poder

Las inéditas elecciones de consejeros regionales, brindan una oportunidad exquisita para realizar el ejercicio de construir la fuerza que va a gobernar Chile en un futuro no muy lejano (espero). Más aún, no es sólo la posibilidad de lograr alianzas y/o pactos electorales, es también el momento de dar una lección acerca de como vemos la actividad política aquellos que irrumpimos con fuerza desde el 2011 a la fecha. En tal sentido lograr acuerdos regionales con una fuerte vocación territorial, sería el ideal, pues se contribuiría de forma efectiva a abrir la democracia y la disputa de espacios de poder. En segundo término, dicho pacto, entelequia, convergencia, alianza, o Frente Amplio (como me gusta llamarlo) debe dar cuenta de cada una de las identidades nacionales  y también locales que lo compongan, particularmente observo que otros actores políticos ven en RD un movimiento muy proclive y abierto al diálogo sincero y sin amarres, esa cualidad podemos utilizarla para generar la plataforma, desarrollar confianzas, hacer que se reconcilien posturas e historias y así finalmente pararnos de igual a igual ante el duopolio.

Para lograrlo, es deseable separar los distintos escenarios electorales, focalizando las conversaciones en torno a los CORE. De no ser así, debemos igualmente, tener visión y perspectiva de tiempo, y entender que para otras colectividades hacer esa separación es un asunto muy complejo.

La idea de hacer Chile Participa nació en Valdivia, en el camino, muchas personas la tomaron e hicieron suya insertándole diversos sellos. Hoy con definiciones ad-portas les invito a creer nuevamente en la construcción colectiva y participativa, ya no solo de RD, si no de algo mucho más grande que englobe los sueños y anhelos de otros, que al igual que nosotros creen en la viabilidad y necesidad de llevar a cabo una revolución democrática.

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