La Pro-rectora de la Universidad de Chile, Profesora Rosa Devés, con su chaquetón morado, avanza entre la multitud y se acerca a un grupo de profesores de la Carrera de Cine y Televisión. «Andaba buscando a alguien de mi edad», dice. Era en la Alameda. El jueves 16 de junio, cerca de mediodía cuando, entre un mar de estudiantas y estudiantes, profesoras y profesores también marchaban e intentaban corear los veloces estribillos que vienen después de «Uni-ver-si-dad- de- Chi-le li-bre».
Más allá se suma al grupo la Premio Nacional de Periodismo, 2009, María Olivia Mönckeberg. Y no es la única directora o decana que está en la marcha: las autoridades y las senadoras y senadores universitarios también caminaron, gritaron, se emocionaron y no dejaron de preguntar a cuanto joven arriba de un poste cruzaban «¿cuántos somos? ¿Hasta dónde llega la marcha?»
Claro que las profesoras y profesores fueron invisibles para la mayoría de los canales de televisión. Mejor era mostrar a los ¿secundarios? que saquearon una sucursal de una compañía telefónica. Y sostener, de este modo, la idea de que quienes protestan son vándalos.
Que la marcha fue una gran demostración de fuerza, qué duda cabe. El gobierno tuvo que dar una respuesta, con ese acto fallido de llevar a Lavín a La Moneda rodeado de su subsecretario y el director de Educación Superior. Menudo «blindaje» para sólo ganar minutos en los noticiarios centrales de la televisión.
Nuevamente pudimos apreciar la inteligencia emocional y las habilidades verbales del ministro de Educación. «Nos hemos sacado la mugre (SIC) trabajando el año pasado», decía el que alguna vez fue académico de una universidad privada, por cierto. Y agregó el secretario de Estado. “Sé que estos problemas se han chuteado (SIC) demasiados años, estamos comprometidos a enfrentarlos ahora, pero por favor, quiero hacer un llamado a la prudencia», reiterando la idea de que estudiantes y violencia son sinónimos.
La demostración de fuerza también la sintieron los diarios del duopolio. Fotos en portada de la manifestación intentaron disminuir la distorsión en la cobertura a esta movilización nacional, a pesar de que nada se dice de que casi la mayoría de las Facultades e Institutos de la Universidad de Chile están en paro desde hace tres semanas. Al igual que la Universidad de Santiago y la de Playa Ancha, y la UTEM y un largo, largo etcétera que recorre este largo país. Tampoco se dice que las académicas y académicos están movilizados y realizando foros y propuestas concretas para discutir sobre una reforma – de verdad- a la educación superior.
Como dice la declaración del Claustro Académico del Departamento de Música y Sonología de la Facultad de Artes de la Universidad de Chile, «en la actualidad se necesita con urgencia una reforma a la Educación Superior, pero consideramos que los métodos y procedimientos no pueden ser los mismos que, aplicados durante años, nos han llevado a esta crisis. Estos métodos han sido la privatización creciente de la Educación, el lucro directo e indirecto de las Instituciones Educacionales y la falta de responsabilidad del Estado respecto de sus Universidades.»
Para que haya una verdadera discusión, las académicas y académicos necesitan empezar a elaborar propuestas, discutirlas, socializarlas y, sobre todo, hacerlas públicas ante el país. Porque, para que haya una re-fundación – como se plantea- del sistema de educación superior, no se puede continuar en el secretismo ni con leyes que no consideran a los actores sociales, ni menos que se hagan cambios por decreto sin discusión en el Congreso
Hay mucho trabajo pendiente, pero ya se empezó. Porque queremos, como dice el claustro de Música y Sonología «una Universidad de Chile al servicio del país, un Estado responsable de sus Universidades, una educación democrática, de calidad y que garantice el acceso a aquéllos que realmente lo ameriten sin importar su condición socioeconómica, porque los frutos de la creación, de la música, del arte y de la cultura en general estén al servicio de todos y no sólo de una elite privilegiada».
Comentarios
18 de junio
Qué emocionante leerles, ver el video y poder compartir desde mis rutinas llenas de ocupaciones y de mis años llenos de ganas de hacer algo y no saber cómo, o tal vez no atreverme a insertarme dentro del mar humano que pide y clama x una educación gratuita.
El lograr una educación gratuita es un mínimo que aúna el clamor de todos, pero al rechazar la educación privada, particular, pagada…, se está discriminando de pasada (sabemos que es al sistema, a la institución que lucra) al estudiante que no pudo obtener la beca, que no pudo entrar a la u publica y que trabaja para pagarse la educación superior en una u privada. Hay que hacer algo para dejar claro en el discurso que no es contra estos estudiantes la cosa, ellos son víctimas del sistema y no me parece que sean tratados como de 2º categoría. El estado debió resguardar recursos y entregarles también a ellos una educación de calidad en una u fiscal. Eso por una parte.
Me emociona saber que no sólo los jóvenes están marchando comprometidos por esta causa que es la manera en que Chile puede salir de todas las discriminaciones. Espero que se sigan aunando pensamientos, que se logre consenso y que vean la forma de incluir a los estudiantes de privadas botando la tremenda barrera de discriminación y superioridad que respiran los de las estatales. Sin ese paso, el movimiento puede verse comprometido y no llegar a donde nos importa a todos, a conseguir una educación de calidad y gratuita para todos los chilenos.
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