La política es de momentos, de situaciones, de circunstancias. Tiene estilos y formas diferentes que se adaptan a los contextos que se ve expuesta. Qué duda cabe que en los últimos meses hemos presenciado un espectáculo vergonzoso, el que a todos los que nos dedicamos a este oficio, nos hace cuestionar si esto es lo que queremos ofrecerle al país.
He llegado al convencimiento, que el camino político a seguir en el largo plazo, es el del entendimiento, el de la búsqueda de acuerdos, el de escuchar con disposición al que está al frente, de ninguna manera el del camino propio.
Durante 17 años fuerzas socialcristianas y socialdemócratas fueron opositoras al régimen totalitario, cada una desde diferentes trincheras, desde diferentes formas, pero con un fondo común, el de recuperar la democracia y la libertad para las nuevas generaciones. Proceso no exento de problemas y desavenencias, pero que desencadenó en derrotar a Pinochet con un lápiz y un papel.
Los Gobiernos de la Concertación fueron el comienzo de un entendimiento entre estos mundos, que de a poco iban devolviendo a la ciudadanía derechos que habían sido eliminados en favor de un modelo económico instalado en dictadura, que solo buscaba que el mercado mediante la mano invisible, decidiera el punto de equilibrio que “dejaba a todos en una mejor situación”. De a poco comenzaba a ganar la gente para los nuevos tiempos que venían. El crecer con igualdad no solo se convertía en una frase inspiradora, sino que permitía decirle a aquellos que durante tanto tiempo habían sido postergados, estoy contigo.
Qué duda cabe que se cometieron errores durante estos Gobiernos, que se pudo haber avanzado aún más, sobre todo en la búsqueda de la justicia para todos aquellos que fueron víctimas de la violación de los Derechos Humanos. Eso sí, no olvidemos que al Dictador lo teníamos sentado en primera fila en el congreso.
La Nueva Mayoría, encabezada por la Presidenta Bachelet, y suscrita por todos los Presidentes de los Partidos Políticos de la época, desde la Democracia Cristiana al Partido Comunista, es la mejor demostración que existen bases comunes que facilitan un acuerdo político programático congruente que permite proyectar el futuro con esperanza de cambios progresistas responsables que logren los objetivos planteados. Lo anterior no es sino fruto de entendimientos y demostraciones de que cuando existe voluntad de concordar, las diferencias históricas pueden dejarse de lado, en virtud de enfrentar a un enemigo común: La derecha. ChileVamos es representante del sector más opositor a los cambios sociales, y la derecha chilena es de las más conservadoras del mundo, en donde algunos de sus representantes, hasta el día de hoy son fervientes defensores de la dictadura de Augusto Pinochet.
Debe haber un acuerdo entre las fuerzas de inspiración marxista, laica y cristiana, no buscando transacciones ideológicas en un proyecto de sociedad imposible para ellas, sino en un esquema concreto, pero de largo aliento.
No perdamos la oportunidad de continuar con las transformaciones sociales que este Gobierno y con apoyo de todos los partidos políticos de la Nueva Mayoría ha comenzado a realizar. No olvidemos que nuestra lucha es por entregarles educación de calidad a los niños, por luchar por calles libres de drogas para nuestro jóvenes en las poblaciones, por otorgar pensiones dignas a nuestros abuelos y porque tu cuna no destine tu lecho de muerte.
Durante estos 4 años hemos realizado progresos sumamente importantes y sustanciales para la vida de los Chilenos. La sustitución del sistema binominal, el cual impulsa el ingreso de nuevas fuerzas políticas. Se ha restituido la posibilidad de votar a todos los Chilenos que viven en el extranjero, una reforma tributaria que en un 90% es pagada por los que más tienen. Educación gratuita que fue una consigna del movimiento estudiantil. Logramos la despenalización del aborto en tres causales, devolviéndoles así un poco de dignidad a todas nuestras mujeres. En materia medioambiental hemos promulgando la Ley de Responsabilidad Extendida del Productor y recientemente se ha impulsado el matrimonio igualitario, instalando al amor y la familia en el centro de los cambios.
Por otra parte, los candidatos de la centro izquierda concuerdan en que no es suficiente el crecimiento económico si no hay justicia social, y que el crecimiento debe generar contribución para que los más pobres puedan tener mayores oportunidades.
Debe haber un acuerdo entre las fuerzas de inspiración marxista, laica y cristiana, no buscando transacciones ideológicas en un proyecto de sociedad imposible para ellas, sino en un esquema concreto, pero de largo aliento, que permita cambios sustanciales para los más desposeídos y para todos aquellos que han estado faltos de oportunidades. Debemos apuntar a conseguir una sociedad comunitaria, un pueblo unido y una economía al servicio de todos y todas.
Chile no merece un Gobierno conservador, que gobierna con empresarios mezquinos y que está al servicio de los más ricos.
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