En ocasiones todos hemos experimentado dudas del camino que tomaremos, ya sea en nuestro futuro, o al dirigirse a un destino determinado. Ese momento en que debemos decidir que camino tomar, es primordial para lo que nos espera y sus consecuencias.
Si analizamos someramente la historia de Chile, debido a muchos hitos que desencadenaron rompimientos o quiebres institucionales como la revolución de 1891,y años después en 1973, dejaron huellas institucionales que con el paso del tiempo son lecciones asimiladas por los países, en este caso Chile, para no volver a repetirlas.
Después de 1891 se estableció nuestro sistema político de tipo parlamentario, el que duraría hasta la promulgación de la Constitución de 1925 en el régimen de Arturo Alessandri Palma, donde se potenció el poder presidencial nuevamente, el que hasta ahora a pesar del cambio de constitución, seguimos dentro de un régimen de orden presidencialista, a pesar de la constitución de 1980 que cambio la de 1925.
La Constitución de Chile fue modificada para dar gobernabilidad y constitucionalidad a Chile, fortaleciendo sus instituciones.
Con el paso de los años, los chilenos hemos sido gobernados por estos preceptos fundamentales, pero los acontecimientos que durante algunos años se han descubierto, como la corrupción generalizada institucionalizada en la clase política y otros estamentos, han desperfilado este normal ordenamiento institucional, donde ha salido a la luz publica aspectos de control concomitante de forma transversal en toda la clase política de regular y mantener practicas irregulares como normales y cotidianas de aprovechamiento del aparato estatal y sus recursos, lo que obviamente va en desmedro de sus postulados que pregonaban de igualdad, justicia social, crecer con igualdad, arriba los corazones vamos por el desarrollo, etc
Al parecer Chile no aprendió en 1973 la lección de 1891 y ahora no hemos aprendido la lección que nos dejó la historia en 1973, entonces estamos condenados a repetir los errores.
Al parecer Chile no aprendió en 1973 la lección de 1891 y ahora no hemos aprendido la lección que nos dejó la historia en 1973, entonces estamos condenados a repetir los errores.
Los países como Chile que tienen recursos y oportunidades de desarrollo, ven voluble su destino institucional cuando no aprovechan la oportunidad de desarrollo integral y no solo preocuparse de la macro economía ignorando la política interior. Actualmente las futuras elecciones nos tienen en la gran encrucijada de continuar con el actual sistema de gobierno con las debilidades que van de la mano, o cambiar a un sistema de dependencia estatal, lo que conlleva alto gasto publico por factores internos y externos, es decir Chile se polariza cada vez mas ideologicamente, la confusión de las propuestas electorales nos puede llevar a un destino similar a Venezuela si no logramos acuerdos, los que deben ser realizados por el poder político, empresarial, social, donde todos quizás deben ceder un poco y no tratar de imponer sus ideologías, creo que en Chile no sobra nadie, todos somos ciudadanos que admiramos y queremos nuestro país, pero si no logramos avanzar, podemos ser una nación quebrada institucionalmente.
El ejemplo nos llega de cerca en Venezuela, donde se responsabilizan unos a otros, pero nadie se detiene a pensar que todos son responsables de la destrucción de un país. Muchos estamos confundidos de la encrucijada en que estamos de continuar como hasta ahora o cambiar y las consecuencias que ello implicaría, ojala la encrucijada de Chile nos lleve al bienestar integral del país y no de grupos de poder, sociales intransigentes, políticos o económicos.
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