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La dispersión de la izquierda y el Chile de los 10 millones

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Que el espectro político nacional se mueve en las alturas de la política tradicional no cabe duda. Los resultados de las Elecciones Primarias demuestran lo mejor de su arte: manejo de las cifras, donde todos extrañamente son ganadores, marketing político, exitismo facilista y su capacidad de vender falacias y argucias politiqueras sin fin.
Lo cierto es que los niveles de participación son escasísimos y preocupantes, obviamente dentro de su lógica.
Acorde con ello, muchos analistas y representantes políticos del progresismo nos hablan de «crisis institucional» o «crisis de representatitividad», esquivando así – conscientemente o no – los problemas reales de la ciudadanía, que no pasan en lo esencial por su compromiso democrático, sino mas bien por la posición que ocupan en el patrón de acumulación, es decir: el ser asalariados sujetos a la precariedad del «desarrollo» neoliberal. De esto hace décadas, no se salvan ni los profesionales.

Sin embargo, a contrapelo de la necesidad de un análisis más «estructural», hay un raro aspecto abordado por los Mass Media nacionales a propósito de las primarias y la participación, que nos atañe directamente y nos servirá de ejemplo para el debate: el rol de los medios de comunicación alternativos, virtuales. Derechamente, las criticas apuntaron a su utilidad efectiva o no en el reciente proceso eleccionario. O a su «nula incidencia» directa en las cifras.

Veamos algunas premisas básicas. Al igual que la sociedad donde se insertan, en estos medios se concentran distintos tipos de ciudadanos. Expresiones acotadas de la desigualdades sociales y sus particulares estratificaciones. Por ejemplo en Twitter se dan timelines completos dedicados a los amantes de la farándula televisiva; tanto como los que se articulan en torno a las problemáticas políticas y sociales, es más, en el caso de la política, pueden ser con marcadas tendencias ideológicas. El participante tiene la libertad de elegir un grupo específico al cual pertenecer. Lo mismo sucede con blogs, nedios de comunicación y debate, tumblrs, facebook, entre otros.

Se trata de una «perfecta» imagen de la sociedad y sus luchas, con la diferencia de poder definir individualmente el nivel de interrelación con los otros.

Considerando las premisas anteriores ¿qué significa que un Pato Laguna se vanaglorie en twitter, que en una de las comunas más pobres de Santiago haya ganado Longueira? O que por más odiosidad que se pueda manifestar a través de esa red social o Facebook contra la candidata Bachelet, dentro de ese espurio porcentaje que vota, ella arrasara?

En mi opinión acá se deja ver, que es el sector social mas desposeído económica y culturalmente de nuestro país, el sector que recibe mas fuertemente el embate ideológico de los poderosos, mas un mínimo de ciudadanos que participan «conscientemente» de los partidos políticos, los que continúan dando el sustento y legitimidad al sistema político y dicho sea de paso al problema real: el patrón de acumulación neoliberal.

Una cosa no es la otra, esta aparente paradoja comunicacional no puede llevarnos a despreciar el rol de los medios virtuales durante todos estos años, su relevancia ha sido clara en muchas ocasiones, y seguirá cumpliendo un importante papel, no viene al caso enumerar.

Análogamente no se puede creer en algún grado de homogeneidad entre los 10 millones de chilenos que no participan de la «fiesta democrática» o el «deber cívico», o que la no participación es una verdadera «crisis sistémica».

Estos pequeños aspectos de la realidad nos muestran los calabozos de la conciencia, ni más ni menos.
Cuáles son la razones por la que nuestro pueblo lleva más de 30 años aceptando este sistema social injusto, este sistema que hay que decirlo ¡¡ no es perfectible !! pues inherente a su desarrollo y reproducción, produce riqueza y miseria.

Seamos responsables, comencemos nosotros a romper los esquemas culturales dominantes y dotemos a nuestro pueblo de un objetivo real de futuro que perseguir.

Las razones han sido en general planteadas, pero escasamente comprendidas: la casi total destrucción de las organizaciones de trabajadores, el ocultamiento de la realidad y la desinformación propiciada por los medios de comunicación- solo basta recordar el ofrecimiento del dictador de que cada familia contaría con un televisor – el temor a las consecuencias del involucramiento- cuestión obvia si el propio sistema fue fundado sobre un sangriento golpe militar, la precariedad de la vida cotidiana, la falta de educación, que nos lleva a comprar sin filtros críticos su pan y su circo.

Pero los aspectos mas trascendentes del por qué se mantienen velados ante el sentido común dominante, es decir la otra miseria que nos corroe, es el traspaso y aceptación de los principios y valores éticos de las élites, volcados concienzudamente en la psique nacional. Y también, por cierto, el que esos principios hayan sido sacramentados en las leyes. El papel que los principios liberales implementados en la Constitución cumplen en la transfiguración de la realidad, han sido teorizados y planteados, pero no lo suficientemente difundidos.

El individualismo y el egoísmo, la superficialidad y la soberbia – que parece ser realmente la critica que se dispara contra los medios alternativos y virtuales de comunicación – no solo nos son inyectados a través del sistema educativo o los medios masivos, sino que están inoculados en la racionalidad de las leyes que rigen nuestra nación.

Ahora bien, hay un ultimo aspecto.
Aparentemente, en el mundo político social de izquierda que ha logrado articular un incipiente proceso de lucha antisistemica, el mundo de los desposeídos que no había logrado encontrar el rumbo, se ha atisbado un mínimo camino, la posibilidad de una expresión de lucha común. Nunca agradeceremos lo suficiente al movimiento estudiantil.
Sin embargo un aspecto esencial de la aceptación social de la dominación, es la carencia de objetivos comunes, de esperanza.

En fin, de una conducción unitaria que conjugue ambos aspectos a la comprensión critica de la realidad – que es uno de los aspectos relevantes del aporte de los medios en cuestión – y su superación. Esto nos sucede hoy, vivimos en la desconfianza. De otra forma no se comprende que ideas son las que no permiten a los muchos grupos que lideran el actual descontento, llegar a un acuerdo racional que lleve los contenidos comunes a una expresión común.

No se trata de interpelar desde el punto de vista moral, sin embargo hay mucha ética y responsabilidad que asumir en esta carencia. No todos creemos que sea relevante la participación electoral vs un proceso de construcción autónomo, pero estamos dispuestos a conceder que es un elemento más de la lucha política. En ese particular sentido, no es lo mismo 2, 3 ó 5 candidatos y estructuras «partidarias» representantes de los sectores populares, que una estructura, una candidatura y discurso común.

Seamos responsables, comencemos nosotros a romper los esquemas culturales dominantes y dotemos a nuestro pueblo de un objetivo real de futuro que perseguir.

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