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La caída de Cheyre o la transición que no fue

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Juan Emilio Cheyre, el general que llegó a la cúspide del organigrama militar recibiendo de un Izurieta la comandancia en jefe del ejército el año 2002 (para entregárselo a un homónimo cuatro años después), parecía el hombre adecuado para simbolizar el proyecto de transición planificada por nuestra “diligente” clase política. Efectivamente, mientras muchos lo reseñan por su recordada alocución del “Nunca Más”, otros menos, pero significativos en términos políticos, mantienen en la retina que la ex cabeza del SERVEL también fue parte de la comitiva que visitaba a Pinochet en Londres, para mantener informado al alto mando castrense de la salud del ex jerarca. En consecuencia, Cheyre era un hombre que dejaba contento a todas/os, más bien dicho a “todas/os” (es decir a quienes mueven los hilos de la clase política del duopolio), pues tal como había sido un leal y eficiente intendente regional para el plebiscito del ‘88, de la misma manera había declamado con energía que el ejército nunca más sería herramienta útil de una facción política para castigar a otra, marcando de esta manera una posición sustantivamente distinta a la del “continuismo tácito” de la doctrina pinochetista del 1er Izurieta. Era, Cheyre, entonces, un hombre que “prometía”, una persona que los dejaba contento a todas/os, …mejor dicho a “todas/os”…

Ciertamente, era muy bello, muy bien pensado, el cuadro transitivo delineado por nuestra clase política: un círculo que iniciaba con la imagen de nuestra vida republicana trastocada por los sueños de grandeza de un general que aspiró a gobernarnos por 25 años (!) y que terminaba de cerrarse con otro general como máximo directivo del órgano estatal que vela por la sanidad de nuestra democracia representativa. Todo ello –no hay que olvidarlo –mediado por la rúbrica de un presidente electo democráticamente en la constitución ilegítima de los 80’s. Bonito, ¿no? Quizás demasiado para ser real.

Gracias a los movimientos sociales, desde el año 2011 hemos visto cómo la principal viga del modelo económico impuesto en la dictadura cívico-militar y perpetuado por la Concertación, se cae a pedazos: el lucro. Ahora, con la caída de Cheyre, vemos también cómo empieza a besar la tierra, la consecuencia ético-política de aquel “pacto privado” entre quienes dejaban formalmente el poder en 1990 y quienes, también formalmente, lo asumían: “la transición por arriba”.

La “transición por arriba”, uno más, aunque quizás el más importante, de aquellos dispositivos planificados y gerenciados por nuestra clase política, para superar diversas situaciones en el país. Lo hemos visto en las reformas educacionales, por ejemplo, en que se busca implantar nuevos modelos basados en teorías exógenas y sin ningún correlato con la realidad de nuestro país, o en las páginas sociales de “El Mercurio”, en que los lectores pueden ver cada domingo como los líderes “progresistas” comparten risueñamente cócteles y seminarios con los ex capataces y los verdaderos dueños de este fundo. De esta manera, nos ilustraban respecto a cuán refinada puede ser esta nueva democracia y cómo se vive, en la cotidianeidad, esta “civilizada transición”, en la que aquellos dirigentes que en las calles del Santiago ochentero protestaban contra la modernización económica de la dictadura, ahora pueden ser incluso integrados a los directorios de las corporaciones de las 7 familias.

Con ello se nos trató de aleccionar que así se hacía la “gran política” o la “alta política”, aquella en la que se busca construir grandes consensos, grandes acuerdos sociales para reformar, o democratizar, el contrato social en el cual se basa nuestro Estado. Pero el tenor y la implacable “porfía de los hechos”, nos demuestra lo contrario: que quienes se empeñaron en construir este tipo transición, esta transición por arriba, suplantaron la alta política, por la “baja política”, aquella de las bambalinas, corredores, y de las intrigas de palacio, pues esta “transición por arriba” fue construida precisamente de aquella manera: a puertas cerradas, y de espaldas a la ciudadanía y a las víctimas de la violencia política.

Es así como esta transición con aroma a transacción, conducida y sacralizada por arriba, cuya radiante apariencia es directamente proporcional a la cantidad de basura que se ha ido acumulando debajo de la alfombra, ya no resiste a la podredumbre y a los miasmas que brotan cada vez con más fuerza hacia la superficie. Cualquier estudiante de medicina de primer año sabe que los procesos de sanación, de mejoramiento de algún mal, implican un diagnóstico, un tratamiento, reevaluación y derivación de el o la enferma a su domicilio particular para continuar con la mejora ambulatoria del paciente. Pues bien, los “galenos” que han dirigido este país, después de haber concordado en el diagnóstico, aplicaron un “tratamiento paliativo” con analgésicos basados en la justicia, y también la verdad (aún hay cientos de detenidos desaparecidos sin información alguna de su paradero), “en la medida de lo posible” y de ahí derivaron a nuestra enferma sociedad chilensis a sus domicilios particulares para continuar con el proceso reparatorio, al interior de sus hogares y, ojalá, en el más completo silencio.

Fieles con la lógica privatizadora in extremis del modelo, a un problema social, -como lo es el conjunto de efectos causados por la dictadura-, se le diagnosticó un tratamiento fundamentalmente privado, con “costos  éticos y morales” también privados, y con la entronización de Cheyre en el SERVEL, en reuniones privadas y en los pasillos de palacio, se determinó a priori (lo supiera el ex general o no) el fin de aquella piedra en los lustrosos zapatos de nuestra pseudo modernización democrática.

En la historia humana, desde que apenas éramos clanes y estábamos observados en todo momento por el rostro animal inconmovible de nuestro tótem, hasta nuestra hipermoderna era en que el dios cronos metamorfoseado a reloj cuarzo ocupa un lugar prominente en nuestra arquitectura y diseño de interiores (regulando horarios laborales y descansos), sabemos que los símbolos juegan un rol importantísimo en las comunidades, y de ahí proviene el esmero e interés de nuestra clase política en construir símbolos como el que significa Cheyre, al cerrar dicho círculo transitivo como garante de una democracia representativa que, casi 40 años antes, un camarada de armas suyo derrocó.

Quienes se empeñaron en construir este tipo transición, esta transición por arriba, suplantaron la alta política, por la “baja política”, aquella de las bambalinas, corredores, y de las intrigas de palacio, pues esta “transición por arriba” fue construida precisamente de aquella manera: a puertas cerradas, y de espaldas a la ciudadanía y a las víctimas de la violencia política.

Sin embargo, el concepto de “transición” implica la traslación de un estadio a otro. En consecuencia, es un periodo acotado temporal y cualitativamente, por lo que con la caída de Cheyre y del proyecto de “transición por arriba”, es sano preguntarse si esta tentativa de la “alta política” tergiversada, o al menos mal entendida, terminará después de 20 años de iniciada (un periodo superior al tiempo de gobierno, al menos formal, de la dictadura) llevándonos a alguna parte. Es decir, ¿es posible que este modelo de transición-transaccional que en más de 20 años no nos llevó a buen puerto, podrá hacerlo a futuro? Imposible no recordar lo que Einstein pensaba de quienes buscan llegar a resultados distintos siguiendo los mismos métodos de siempre.

Hoy, Cheyre continúa resistiendo los embates de quienes desean derribarlo del consejo directivo del SERVEL. Entre éstas, incluso, no faltan las voces provenientes de aquellos partidos que, como gobierno primero y como oposición después, visaron su ascenso a la cabeza del ejército y a la del SERVEL, respectivamente, abogando casi como por una no expresada necesidad de que su renuncia se constituya en el sacrificio de sangre que purifique los pecados de esta transición que ya no fue.

La antropología cultural nos ilustra sobre el significado de los sacrificios rituales y su valor en la cosmovisión de los pueblos, como manera de renovar el vínculo entre la divinidad, entre el mundo de los valores, y la realidad, o mundo de las corpóreas necesidades prácticas. En consecuencia, hay que preguntarse si el sacrificio de Cheyre servirá para insuflarle vida a esta transición fracasada (en tanto no nos ha conducido a dónde debía: la superación de los traumas de la dictadura y, en consecuencia, a la reconciliación nacional), o si será sólo otro chivo expiatorio más en la imposible historia oficial de la auténticamente “baja política” chilena.

Posiblemente, la verdadera solución de todo ello radique efectivamente en un sacrificio ritual, pero esta vez asestando el golpe a ese modelo de “transición transaccional” que se nos ha tratado de imponer como un manto, mitad de olvido y mitad de apelación a la buena voluntad de los aún sufrientes. Quizás, a través de su “sangre”, podamos expiar los pecados de su promesa irrealizada y volver a encontrarnos con el mundo de los valores ciudadanos a la que originalmente estaba convocada. De lo contrario, no sería raro que en 20 años más o mucho antes, y tal cual como en un cuento de Cortázar, mientras nos acicalamos frente al espejo para la firma de un nuevo acuerdo de libre comercio intergaláctico, y creyendo haber superado todo lo que tenía reminiscencia a la dictadura cívico-militar, terminemos sofocándonos inexorablemente hasta la muerte, con el nudo de nuestra elegante y refinada corbata OCDE.

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Foto: 24horas.cl

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16 Comentarios

Pablo Gutierrez

Excelente columna mi buen amigo. Una detallada perspectiva sobre un caso que demuestra la actitud cobarde de los golpista (militares y civiles). Otro ejemplo de la actitud pusilanime de la concerta, que en veinte años se dedicaron a engordar junto a la derecha. Parece que hay que esperar que se cumplan 40 años, para recien abrir ciertos temas, en un pais donde impera la politica del silencio. Saludos y felicitaciones por el gran aporte.

    Gustaffson

    Gustaffson

    Muchísimas gracias, estimado Pablo.
    Estas cosas me traen a la memoria a un buen y sabio «congénere octoenario» quien siempre repetía que «aquello que no se hace bien de una vez, debe repetirse hasta que sea hecho de esa manera».
    El caso de nuestra supuesta transición, creo, se ajusta bastante a la máxima de aquel venerable compatriota.
    Slds! 🙂

Miguel Marianjel C.

La demostración mas patética de la utilización y del abandono que hoy vive el Gral. Cheyre de parte de los mismos políticos concertacionistas que lo promomovieron al mas alto cargo del Ejército y que posteriormente en forma unánime dieron su voto para nombrarlo en el Servel, y que hoy, ante el episodio que gatilló su salida, razgan vestiduras, se sorprenden, miran hacia el techo y se encongen de hombros como si nada, expulpándose y escabuyéndose como los cobardes.
Cheyre, en un acto de hombría que a mi juicio lo enaltece, dió la cara para confrontar en forma pública su verdad con Lejderman.
Respecto a las consecuencias de este encuentro, los sres políticos se desmarcaron y replegaron a la tercera línea.
Estimado Gustavo, mis felicitaciones por tu columna; sin duda que su contenido constituye un aporte para el análisis y reflexión sobre un tema actual y trascendente en la búsqueda de justicia, verdad y reconciliación. Sobre la base de la verdad se puede construir; sólo ella nos liberará de los traumas y los fantasmas del pasado que cada tanto vuelven para recordarnos lo que como sociedad no hicimos bien.

    Gustaffson

    Gustaffson

    Muchisimas gracias, estimado Miguel.
    Me honras con tus palabras.
    Un gran abrazo,
    G

Maximus Magnanimus

Espeluznante relato de lo que siempre se fragua detras de las cortinas de esta patetica representacion que es nuestra sociedad, la que yace sobre un equilibrio precario de esperanzas y desazon.
Empero debo rescatar decididamente a aquellos y aquellas incognitos luchadores, que tambien marcharon por las calles de Chile, y que terminaron olvidados en las mazmorras de nuestro olvido, luchando con el corazon hastiado de amor, y balbuceando su sed de libertad.
A Uds. compañeros nos debemos, por Uds. nos levantamos cada dia, porque sin Uds. no tendriamos futuro…

    Gustaffson

    Gustaffson

    Difícil agregar algo a un comentario tan bien escrito, estimado Máximus.
    Muchísimas gracias por tu aporte.
    Un abrazo afectuoso,
    G

Gorky Díaz Pino

Esta coluna muestra, analisa y comenta de forma resumida y completísima la verdad de las verdades.
Sería excelente e interesantíssimo que la mayoría de las personas tuvieran esta claridad, de esta forma nos evitaríamos tener que repetir gran parte de los últimos 20 años. Por otro lado, es patética la actitud de muchos políticos y parlamentários auto-considerados de «izquierda» que han estado descaradamente en esta política soterrada de acuerdos con la derecha que, con el pasar de los años, han dejado en evidencia los resultados de estas malas prácticas en donde sólo se perjudica y, lo que es peor: se traiciona al Pueblo.
Muy bien Gustavo.

Gustaffson

Gustaffson

Muchísimas gracias por tus palabras, Gorky.
Recibe por favor un gran saludo desde Arica,
G

Johana Rivera Huerta

un muy buen artículo, sobre la alta (q tb es baja) y baja política, con una interesante analogía sobre el orden social en distintos tipos de sociedades…y un excelente final!!

Felicitaciones Gustavo!!!

    Gustaffson

    Gustaffson

    Muchisimas gracias, estimadisima Johana.
    🙂
    Un gran abrazo,
    G

Blanca Yáñez Berríos

Excelente análisis.
Se extrañan aportes a sí en los medios de comunicación.
Gracias.
BYB

    Gustaffson

    Gustaffson

    Muchas gracias
    🙂
    Slds
    G

Gorky Díaz Pino.

Hola.
Vivo y trabajo en Salvador, capital del estado de Bahía, Brasil, PERO estoy sempre informado de lo que pasa en Chile.
Cualquier cosa en la que pueda ayudar que te interese de lo que hay por acá: A DISPOSICIÓN.
Saludos.

    Gustaffson

    Gustaffson

    Muchisimas gracias nuevamente, Gorky, eres muy amable.
    Si deseas enviame un mensaje y asi hablamos mas largo y directo a traves de email.
    Un abrazo,
    G

Alberto Guzman Meza

Gustavo
Estoy sorprendido con que claridad delatas a esos poderes fácticos, herederos de aquella noche tan larga. En mi columna del hoy 2 de Sep. “Miedo a la política de los acuerdos” doy una mirada a esta nueva dictadura económica que no callo encima. Pero nunca tan bien como la describes.
Felicitaciones

    Gustaffson

    Gustaffson

    Honrado por tu comentario, estimado Alberto.
    He estado un poco tapado de pega estos días por lo que no he ingresado al 5to Poder con la frecuencia acostumbrada, pero a más tardar mañana la leo.
    Un abrazo estimado «colega columnista» y gracias nuevamente.
    G