En el mes de marzo de cada año, por mandato legal, las juntas vecinales debemos dar cuenta de lo realizado el año anterior, del plan de actividades para el año en curso y del presupuesto con que supone podrá financiarlas.
Lamentablemente, lo que se planea en marzo ya está un año atrasado respecto de los programas y planes municipales y ministeriales, así como también respecto del presupuesto nacional, que se confeccionan con un año de anticipación.
Por esta razón, lo que podemos hacer es amoldarnos a los planes municipales y a los planes estatales que tenga cada ministerio (que ya están en curso para el 2012).
Esta falla conceptual nunca ha sido considerada por los concejales ni el alcalde, o si la han percibido, no han hecho nada para remediarla. Lo lógico sería tomar en cuenta los planes de la juntas vecinales y (desde abajo hacia arriba) hacerlos cuadrar con los planes y programas municipales y estatales.
Es inevitable considerar que el funcionamiento de las juntas vecinales de Las Condes es incomparablemente más lerdo que el de otras comunas, más interesadas en resolver sus problemas particulares; donde se los exponen a sus autoridades a tiempo y que, por último, reclaman posteriormente el cumplimiento de promesas. Nosotros hemos preferido que todo venga hecho desde arriba y cuando chocamos contra la realidad, nos quejamos.
En nuestro caso, no sólo hay muy poca participación voluntaria en el trabajo de comisiones, sino que además muchos vecinos se limitan a “llorar sobre la leche derramada”, cuando ya las calles se han hecho estrechas, cuando los parques están por desaparecer, cuando los alcantarillados colapsan, o cuando los grifos no tienen agua para apagar un incendio (solo por dar algunos ejemplos).
Hay algunos caminos para intentar resolver estas cuestiones:
– Pedirle a los políticos, cuando son candidatos, que se comprometan con un programa de trabajo que recoja la opinión de los electores y las consultas sean vinculantes.
– Participar personalmente en comisiones de trabajo voluntario en organizaciones de la sociedad civil.
– Buscar candidatos independientes, no políticos partidistas, que vivan en el territorio que piensan representar y que tengan experiencia “de calle”.
Las juntas vecinales tenemos una tarea en esta materia. Podemos ayudar a cambiar la gestión municipal, comunicándonos con las autoridades, conociendo nuestras fortalezas y debilidades o siendo parte de la gestión municipal, desde la vereda independiente.
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Foto: Pablo Trincado / Licencia CC
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