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Internet: La brecha entre la oportunidad y “acceso real” a ella

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Quien pide agua, de seguro agradecerá un río. Siempre y cuando sea fácil sacar agua de su caudal, claro está. No ha de bastar saber que agua pasa por el yermo valle si de ella no se puede beber, si con ella no se puede regar tampoco. Quien su boca tiene cerrada, imposibilitado de tragar ese líquido, de poco le servirá el cristalino riachuelo, como tampoco a quien las monedas del bolsillo no le alcancen para pagar la tarifa que la boleta indica.

Es así como la oportunidad impone condiciones para transformarse en tal. Trabajo en la Subsecretaría de Telecomunicaciones, en la División Gerencia del Desarrollo de la Telecomunicaciones y, con orgullo, puedo decir que trabajé junto con mis compañeros en el Proyecto de Conectividad Bicentenario. Sí, aquel que usted ve en ese bello anuncio comercial de Entel.

Este proyecto fue diseñado e implementado en el Gobierno de la Presidenta Bachelet y es financiado por la ley del Fondo de Desarrollo de las Telecomunicaciones, la cual tiene como principal objetivo subsidiar a través de un concurso a las empresas de telecomunicaciones para que lleven conectividad a los lugares aislados, donde aun no es negocio para ellas llegar.

Lea bien, esta ley permite que los servicios lleguen, pero no tiene como objetivo pagarle la cuenta al usuario final. Lo que sí le permite es pagar por esta conectividad el mismo precio que pagaría si estuviera en la capital de su región.

No es capricho de la autoridad de turno que esto sea así; es la ley que así lo dictamina. Ley, por cierto, que llega a su fin y en cuya redacción se está trabajando.

En el gobierno de la Presidenta Bachelet, y también en el actual, ha salido a colación la posibilidad de generar algún instrumento que permita subsidiar la demanda, lo que implica abrir la puerta a los miles de chilenos que ven, literalmente, pasar el  cable con conectividad por encima de sus cabezas, pero que no tienen recursos para financiar la cuenta de Internet, aun teniendo computadores en sus casas.

Por otra parte, si miran con detención el aviso promocional Entel, es muy importante escuchar su precisión cuando ocupa en potencial simple el verbo poder.

La publicidad es clara. Dice que la conectividad podría ayudar, pues quienes trabajamos implementando proyectos de TIC para el Desarrollo Humano sabemos a ciencia cierta que no basta tampoco con tener Internet en la casa para hacer un uso con sentido de ésta.

De ser así todos los emprendedores que saben usar las TIC habrían mejorado sus ingresos, los niños que usan internet habrían subido sus notas y  todos los ciudadanos harían uso masivo de lo sitios de gobierno electrónico. Sabemos que eso no es así. Basta con leer el Informe sobre Desarrollo Humano en Chile 2006 “Las tecnologías: ¿un salto al futuro” presentado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), para comprender que el fenómeno es más complejo, el trabajo es más complicado , más lento y requiere del apoyo de muchas instituciones, principalmente del Estado, para que sumar TIC implique directamente sumar desarrollo.

La redacción de la nueva Ley de Desarrollo de las Telecomunicaciones nos abre nuevos desafíos que esperamos sean asumidos como proyecto país, más aún tomando en cuenta que el acceso a las TIC cada día se posiciona más fuertemente como un derecho humano emergente.

El acceso a las TIC y las políticas que respecto a éste se establezcan, serán gravitantes a la hora de atenuar la desigualdad existente entre info-ricos e info-pobres.

Es de esperar que la redacción de esta ley convoque a todos los sectores implicados: la industria , el gobierno y la sociedad civil, que día a día va comprendiendo su rol vital  como agente activo en las decisiones que como ciudadanos nos han de afectar o beneficiar.

De este modo y volviendo al primer párrafo, no solo basta con asegurar que tendremos un río, es necesario asegurar que todos podremos beber de él.

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Foto: Wi fi en liceo rural – TomLicencia CC

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