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Indicadores de realidad

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El término “letra chica” fue muy criticado en cierto momento. Según el gobierno, la oposición estaba poniendo trabas y estaba recurriendo a eslóganes sin contenido para lograrlo. También se ha tratado de slogan la demanda estudiantil “fin al lucro”.

Si revisamos el ejercicio político, podremos encontrar ejemplos de lo anterior por miles. Tenemos el famoso “cambio” de Lavín o el ahora irónico “crecer con Igualdad” de Lagos. Son formas que describen y encierran toda una forma de hacer política y negocios en Chile y el mundo. La realidad es descrita en términos sencillos, promedios de cualquier cosa, que al final del día justifican las políticas públicas de los países y las formas de hacer negocios en esta era globalizada.

En febrero de 2008, el presidente francés encargó la creación de una comisión para identificar los límites del PIB*, como medida del bienestar de un país. La comisión, dirigida por el premio Nobel de Economía Joseph Stiglitz, encontró que las estadísticas no sirven para capturar fenómenos con un impacto cada vez mayor en el bienestar de los ciudadanos. Por ejemplo, los atascos de tráfico pueden incrementar el PIB como resultado de un mayor consumo de gasolina, pero no contribuyen a mejorar ni la calidad de vida ni la del aire (fuente).

 

¿Es capaz el mercado de definir y crear bienestar? Desde el punto de vista del tiempo, por ejemplo, ¿podemos pedirle al “mercado” que utilice un horizonte mayor a la expectativa de retorno de las utilidades para definir sus inversiones? Hoy se define bienestar en base al crecimiento económico e ingreso per cápita. Hoy el concepto de ciudad lo define la inversión privada en Chile.

 

Muchos ya saben que al 2015 todo trabajador independiente estará obligado en Chile, por ley, a cotizar por el 100% imponible (fuente) y así asegurarse una pensión. Lo que muchos no entienden, es que la evidencia es lapidaria: 44% de los hombres y 56% de las mujeres que cotizan tienen densidad de cotización (en el tiempo) menor al 10% (fuente). Esto empeora cuando notamos que, hasta el 2004, los cotizantes del sistema de pensiones apenas superaban el 30% de la población económicamente activa (fuente).

 

¿Por qué es tan fácil limitar la “libertad” de las personas en ciertas áreas y en otras no? Obligar a cotizar, pero permitir que todo el que quiera salga en auto aunque eso signifique congestión y contaminación.

 

Se quiera o no, el comienzo de esta década y su desarrollo está fuertemente marcada por el cuestionamiento a ciertos principios que regulan nuestra vida diaria y futura. El mismo movimiento estudiantil es un reflejo de esta búsqueda, así como lo es la intervención de los mercados europeos. En una mirada integradora, el problema es el mismo, pero las soluciones son diferentes. Más mercado y “libertad” en un caso y más restricciones y condiciones en el otro.

 

Si observamos la tendencia de la aplicación del principio de “libertad” observaremos que todo apunta a sostener los indicadores de crecimiento que han sido cuestionados por el estudio encargado en Francia. Pero esta tendencia no es arbitraria ni se sostiene en la búsqueda de un bien mayor. Lo que vemos es una evolución de la política en base al paradigma del crecimiento económico, el cual está fuertemente ligado al sistema financiero, según renombrados economistas (fuente).

 

Si observamos el mapa de la deuda mundial y lo cruzamos con el porcentaje del PIB que representa el sistema financiero en distintos países desarrollados y en Chile, así como las ansias por seguir alimentando este círculo “virtuoso”, veremos un panorama preocupante. Todos tenemos presente el caso La Polar, como versión chilensis de la crisis subprime norteamericana, pero pocos saben que buena parte de las pérdidas se deben a los bonos que bancos, AFP’s y otros administradores de fondos adquirieron de esa tienda.

 

La especulación se está apoderando de los países y los bancos centrales deben salir a imprimir más billetes. ¿Hasta cuándo se sostendrá esta máquina? Me temo que vamos en un tren sin frenos y solo la capacidad de los ciudadanos de despertar ante esta realidad y organizarnos, podrá amortiguar la caída.

 

*En términos académicos, el PIB se define como el valor de mercado de todos los bienes y servicios producidos por un país (fuente).

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