Cuando la imagen del Ministro Lavín inaugurando una escuelita en la mina San José recién terminaba de apagarse en todos los medios de prensa, sumándose al desfile de ministros y personalidades que han transformado el rescate de los mineros en una tribuna para promoverse y en un episodio de nuestra farándula criolla, un reality televisivo, el Presidente agregaba un nuevo acto a esta comedia de hechos noticiosos intrascendentes que banalizan la función pública. Armó un espectáculo en torno a la devolución por parte de los ingleses de dos campanas que estuvieron en no sé qué iglesia chilena en el pasado, y transformando este hecho en un supuesto motivo de orgullo nacional.
Ver al Presidente tocando esas campanas en La Moneda , intentando darle una relevancia inexistente, quizá tratando de emular hechos tan llenos de simbolismos como la reapertura de la puerta de Morandé por parte del Presidente Lagos, resulta casi vergonzoso.
No sé si el noticiero de mañana nos mostrará al ministro de Agricultura inaugurando un huerto orgánico en la mina San José, o al ministro del Interior participando en un allanamiento en “Policías en Acción”. Lo cierto es que nuestra capacidad de banalizar cualquier situación, por dramática que sea , y transformarla en un producto publicitario, parece ilimitada.
Lo peor es que, al parecer, hay un segmento de la población siempre dispuesto a consumir esta mercancía, probablemente los mismos que siguen noche a noche a Morandé con Compañía.
Una noticia recientemente aparecida en Canal 13 señala que el gran desafío del Consejo de la Cultura es que el país se convierta en una plataforma audiovisual para las compañías cinematográficas más importantes de EE.UU, de modo que diversas superproducciones puedan realizar sus filmaciones en la nación. La verdad es que cuesta pensar que esta sea la prioridad de nuestra institucionalidad cultural, pero en este dominio ya nada sorprende. La buena noticia para el Consejo de la Cultura es que Chile ya es en cierta forma un pequeño Hollywood, con un show continuado 24×7 y, por ende, parte de la tarea ya está hecha y sólo hay que traer equipos dispuestos a filmar nuestra cotidiana realidad.
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Foto: Presidencia.cl
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