Nuestras investigaciones nunca han dejado de realizarse y ahora han tenido más resultados, pues la talidomida se vendió en más de 50 países, con ochenta nombres comerciales distintos, y no se sabe a cuantos más llegó como muestra médica o de contrabando, afectando a más de 20.000 bebés
Somos un grupo de 60 personas entre los 22 a 60 años respectivamente, todos nacimos con discapacidades congénitas producto del medicamento conocido como talidomida. Este fármaco fue recetado por un médico a nuestras madres en el período de gestación, debido a que presentaban nauseas matutinas.
La talidomida o contergan fue fabricada por el Laboratorio Chemie-Grünenthal en Alemania, la molécula de talidomida comenzó a comercializarse en octubre de 1952, pero sus efectos no se detectaron hasta 1961 en Alemania. En esos años hubo un incremento de niños que nacieron con graves defectos en sus extremidades, que variaban desde la ausencia completa de las superiores e inferiores, o sólo una de ellas o en muchos casos, acortamiento graves de dedos, brazos o piernas. El 18 de noviembre de 1961, el pediatra alemán Dr. Lenz publicó un trabajo describiendo más de 150 casos de niños nacidos con defectos congénitos, especialmente con ausencia de manos, brazos y piernas, y alertando a la comunidad científica y a la sociedad sobre la posible relación con la ingesta de la talidomida. En diciembre, el médico australiano William McBride avisó sobre la misma posibilidad en un artículo publicado en “The Lancet”, y confirmaba así la embriofetopatía.
En todo el mundo se cree que nacieron entre 15.000 y 20.000 niños con graves malformaciones por el consumo de talidomida. Unos cinco mil habrían muerto al nacer, y otros tantos se suicidarían después por los graves impedimentos para desarrollarse. Especialmente triste es el caso de la niña Corinne, en 1962, fue envenenada por sus propios padres, con un biberón mortífero de leche, en Lieja (Bélgica) al nacer sin brazos y sin piernas. Un jurado popular de esta ciudad absolvió a los padres alegando que lo hicieron para evitarle sufrimientos a la niña, que nació con esas graves malformaciones. La envenenaron “por amor”.
Nuestras investigaciones nunca han dejado de realizarse y ahora han tenido más resultados, pues la talidomida se vendió en más de 50 países, con ochenta nombres comerciales distintos, y no se sabe a cuantos más llegó como muestra médica o de contrabando, afectando a más de 20.000 bebés. Ahora podemos agregar que en Chile se comercializó legalmente la talidomida, pues el Estado permitió la inscripción en el Registro de Especialidades Farmacéuticas, y es así que autorizó su fabricación y venta bajo los siguientes números:
– Resolución Exenta Nº 305 de Fecha 7 de Febrero de 1961, inscripción Nº 7917; Resolución Exenta Nº 651 de Fecha 23 de Marzo de 1961, inscripción Nº 795; Resolución Exenta Nº 752 de Fecha 5 de Abril de 1961, inscripción Nº 7966; Resolución Exenta Nº 723 de Fecha 3 de Abril de 1961, inscripción Nº 7967; y Resolución Exenta Nº 2859 de Fecha 19 de Diciembre de 1961, inscripción Nº 8294.
El gobierno chileno conocía la gravedad de la situación causada por la talidomida, pues el Cónsul General de Chile en Hamburgo había enviado varios informes al Ministerio de Salud, en los que comunicaba los daños irreversibles causados por las malformaciones congénitas a los recién nacidos. Es más, el Ministerio de Salud mediante un oficio le transcribía al Director General del Servicio Nacional de Salud parte del texto de la nota 213/64, del señor Cónsul General de Chile en Hamburgo “Me refiero al oficio aéreo Nº 02707 de ese Ministerio, del 1º de marzo del año en curso, en el que se transcribe la comunicación Nº 5215, del 19 de febrero del mismo año, del Ministerio de Salud Pública, la que se relaciona con la información dada por este Consulado General acerca de los daños que ha ocasionado en Alemania el uso del remedio “Contergan”.
Agrega el Ministerio de Salud Pública que «sería conveniente obtener una certificación de las autoridades sanitarias alemanas indicando que medidas fueron tomadas para prohibir la venta de dicho remedio al público, con el objeto de que nuestro Servicio Nacional de Salud a su vez, proceda a cancelar su venta en Chile”. Lamentablemente en nuestro país no se tomaron las medidas de retirar el medicamento del mercado farmacéutico, pues no existe ningún antecedente en tal dirección, nunca se dio la orden escrita del retiro del medicamento de las estanterías de las farmacias o de las consultas particulares de los médicos ginecólogos, pero según el Ministro de Salud Jaime Mañalich «en Chile se comercializó la talidomida (betasedán, del Laboratorio Beta) sólo entre agosto y octubre de 1963 y la acción de los teratógenos se produce en la etapa embrionaria de la gestación”.
Esto es una prueba irrefutable que el Estado de Chile, aún conociendo los daños producidos por el fármaco, no retiró oportunamente del mercado la talidomida.
Hoy estamos ante una nueva disyuntiva, permitir que se legisle en favor de sacar del mercado el timerosal y con ello tratar de prevenir que puedan ocurrir casos de niños que han sido vacunados con este producto puedan desarrollar autismo o los síntomas de este espectro, o bien dejar de luchar y que finalmente el Ministro Mañalich ejerza su influencia con el Presidente Piñera para qué este vete la ley recientemente aprobada por el Parlamento.
En lo personal, conozco a algunas personas del movimiento Bioautismo, pues tuvimos la oportunidad de compartir en diciembre de 2012 en una reunión de CEDDIS ante los representantes de la OEA, en la que me tocó exponer sobre trabajo y discapacidad, pero además, aproveché la oportunidad de contar mi historia en los 50 años de mi vida y las repercusiones que trajo en mí la talidomida, luego de ello los representantes de Bioautismo agradecieron mi valentía al contar lo vivido, y pidieron que ojalá dentro de 50 años más nadie estuviera parado en un pódium para contar más historias por negligencia, de un Estado que no ha sido capaz de comprender que es necesario utilizar todos los parámetros de estudios para poder autorizar un medicamento, que no termine causando daños irreparables en las personas.
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Foto: matthewlucas / Licencia CC
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