Epígrafe:
“La naturaleza o Pachamama, donde se reproduce y realiza la vida, tiene derecho a
que se respete integralmente su existencia y su mantenimiento, la regeneración
de sus ciclos vitales, estructura, funciones y procesos evolutivos.”
Art. 71 Constitución del Ecuador, Asamblea Nacional Constituyente 2008
La palabra buen vivir expresa un conjunto de perspectivas sudamericanas que comparten un cuestionamiento radical de la modernidad occidental como desarrollo económico. Aparece como una visión alternativa a esa modernidad y a la globalización. Se separa y diferencia de la comprensión de nociones entre nosotros comunes como “bienestar” o “calidad de vida”. Es una categoría heterodoxa en el sentido en que hibrida elementos de las culturas de pueblos precolombinos con elementos teóricos y críticos de la modernidad.
El buen vivir contiene una profunda transformación de lo que entendemos y experimentamos como conocimiento, así como de nuestra relación con los distintos saberes. También respecto de las formas de afectividad y de espiritualidad, especialmente en la experiencia de la comprensión de la relación de lo humano con lo no humano en la Naturaleza o Pachamama. No conoce la separación de sociedad y Naturaleza.En la experiencia de mundo, el buen vivir descentraliza la posición de los humanos con derechos y reconocimiento exclusivos, ya sea en la participación política como en el valor. Se acerca a lo que conocemos como una ética y una política biocéntrica
Se ha escuchado del buen vivir desde más o menos mediados del siglo XX, apareciendo con fuerza en la última década del siglo pasado. El buen vivir traduce lo que en tierras ecuatorianas se escucha como el sumak kawsay, el aimara suma qamaña (Bolivia), y el mapuche küme morgen.
Desde la vertiente occidental se le suman distintas posiciones críticas respecto del desarrollo y crecimiento económico, respecto del reconocimiento de la colonialidad del poder y del saber, las críticas feministas del patriarcado, las éticas alternativas que reconocen un valor intrínseco a lo no humano -animales, vegetales, montañas, ríos y ecosistemas, lo que nosotros conocemos como elementos geográficos-, y visiones ambientalistas del tipo de la ecología profunda.
El sumak kawsay refiere de la vida armoniosa, equilibrada, en una comunidad extendida (humanos y no humanos), siguiendo la línea de lo que para nosotros serían unas dimensiones ambientales. El suma qamaña se orienta a la experiencia de convivencia de una pluralidad de comunidades en un territorio. El buen vivir implica cuestionar los conceptos de “progreso” y de una “historia universal”. Comprende procesos históricos múltiples, paralelos, no lineales; incluso procesos de una historia circular. Como dijimos, se distancia de la noción de desarrollo con su obsesión por el crecimiento económico, el consumismo y la expoliación de los ambientes de la Naturaleza. En esta crítica caen tanto versiones capitalistas como socialistas del desarrollo.
En la experiencia de mundo, el buen vivir descentraliza la posición de los humanos con derechos y reconocimiento exclusivos, ya sea en la participación política como en el valor. Se acerca a lo que conocemos como una ética y una política biocéntrica. Dentro de estas comunidades extendidas no solamente se valora el intercambio de tipo económico, sino que tienen mucha importancia las relaciones de reciprocidad, de complementaridad y de redistribución.
La experiencia efectiva del buen vivir, en los recientes gobiernos del Ecuador y Bolivia, ha sido lamentablemente contradicha por la continuación de su promoción del extractivismo, la mega minería y la explotación petrolera en el Amazonas. A pesar de ello, sigue concitando el interés y la comprensión de muchos latinoamericanos.
Comentarios
28 de septiembre
Espero que este artículo sea visto por muchos y entendamos que una de las formas de buen vivir es el respeto al otro el que va a mi lado en el metro el que va en la ciclovía el que camina por la vereda entre otros que nos miremos y nos veamos como seres distintos compartiendo a mutara madre tierra respetándola también nuestros árboles nuestras aves nuestras aguas nuestros mares tratarlos con dulzura y cariño !!
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28 de septiembre
Muchas gracias por tu comentario, María Raquel. Lo que me dices es algo que yo también espero.
Cada uno aporta su grano de arena en este punto. Saludos
29 de septiembre
Hasta que dejen de regir leyes por sobre nuestras propias decisiones no vamos a madurar como sociedad.
Sólo debemos escuchar un poco más y comienzan a sonar frases increíbles como las que ahí postulas, de nuestras culturas originales, he ahí una verdad que necesitamos, detener el paso, cerrar los ojos y sentir con la piel, los oídos, el completo sentir nos hará finalmente conscientes de lo que nos estamos perdiendo…
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29 de septiembre
Javier, gracias por tus palabras de comentario a mi columna. Como dices hay necesidad de una detención, de un silencio, de un sentir para poder escuchar (la música de la naturaleza)