Todos tenemos derecho a cambiar de opinión.
Es más, en días de debate constitucional, y a riesgo de ser acusado de fomentar la inconsecuencia, este principio debiera estar garantizado en la nueva Constitución. Aunque, revisando bien, sí lo está: “Toda persona tiene derecho a la libertad de pensamiento, de conciencia, de religión y de cosmovisión. Este derecho incluye la libertad de profesar y cambiar de religión o creencias…” (Artículo 67 de la propuesta que se plebiscitará el 4 de septiembre).
Pero, aunque modificar de postura es legítimo, esta validez se agranda o empequeñece según las motivaciones que hay detrás.
[texto_destacado]Están quienes lo hacen luego de un proceso de reflexión, de intentar ser ecuánimes sopesando la multiplicidad de argumentos. Es cuando caen en la cuenta que estuvieron por poco o mucho tiempo en el lado incorrecto de la historia. A aquellos les aplaudo de pie, lugar en que se incluyen muchas personas que votando Apruebo o Rechazo, lo hacen porque creen que es lo mejor para ellos, para el país y para el futuro.
Pero también están las y los oportunistas. Los que sin cambiar realmente de opinión, como por arte de magia sacan del sombrero ideas, conceptos o ideas que por años, en muchos casos décadas, se esforzaron en que no se hicieran realidad. Son movimientos éstos no confiables, toda vez que no se sustentan en principios sino en la conveniencia.
Todo esto uno piensa al leer el reciente compromiso de 10 puntos de reforma constitucional a la Carta Fundamental que han presentado RN, Evopoli y la UDI, como un argumento para llamar a votar Rechazo. Idea que, en todo caso, el partido Republicano ya calificó de “inoportuna” con el mismo fundamento que estos partidos usaron durante 30 años para bloquear cambios sustantivos a la Constitución: «No hablemos de la Constitución, no es lo que quiere la gente«.
Ahora que cierta parte de la derecha dice comprometerse a cambios a la Carta Fundamental de fondo, es importante recordar su historial, el que nos llevó al estallido de octubre de 2019.
Estos son títulos para la memoria, son los otros cotos de rechazo, que nos recuerda por qué estamos en este proceso constitucional.
Así ha votado la derecha:
-Titularidad sindical, rechazo.
-Agua para el bien común, rechazo
Pero también están las y los oportunistas. Los que sin cambiar realmente de opinión, como por arte de magia sacan del sombrero ideas, conceptos o ideas que por años, en muchos casos décadas, se esforzaron en que no se hicieran realidad. Son movimientos éstos no confiables, toda vez que no se sustentan en principios sino en la conveniencia.
-Fortalecimiento de los derechos del consumidor, rechazo.
-Fin del lucro en la educación, rechazo.
-Permiso post natal parental, rechazo.
-Despenalización del aborto, rechazo.
Pero veamos las materias en las que ahora se comprometen:
Reconocimiento constitucional a los Pueblos Indígenas en el marco de un Estado unitario y Multicultural. Sin embargo, cuando se votó en 1991 la primera reforma constitucional relacionada, se opusieron.
Protección decidida de nuestro Medioambiente y Biodiversidad. Pero, los lugartenientes de la derecha presentes en las comisiones respectivas del Senado y la Cámara, sistemáticamente han votado en contra de cambios fundamentales en esta materia.
Hoy estamos mirando el futuro. Eso está claro. Y para evaluar los escenarios que se abren, es necesario observar el pasado también. Y el pasado de RN, Evopoli y la UDI (en especial la UDI) en materia de cambio constitucional, no es precisamente para confiar.
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psegura
Tu interesada confianza, porque de ingenuidad no tiene nada, en la derecha que «reconoces» se ha sustentado en «histórico antagonismo a cambios de ese tipo» simplemente demuestra lo dicho en el artículo: no hay aún demostración alguna de que vayan a cumplir lo comprometido (por algunos, ni siquiera por todo ese sector). Y te equivocas, no es verles «humillados», simplemente es que aseguren más allá de las palabras que cumplirán que dicen hoy.
Y claro, los acuerdos involucran concurrencias mayoritarias, no unanimidad, que parecieran querer en dicho sector. Hoy, porque para vetar sí que siempre han sido buenos.
abechtold
Harto poco entendedor de las realidades, señor periodista-activista.
La Derecha ofrece estos compromisos PARA SUPERAR SU HISTORICO antagonismo a cambios de ese tipo. Es un cambio forzado por las circunstancias; algo que los adherentes de izquierda debieran estar felices: la derecha se izquierdiza un poco. Cuando tu rival toma tus banderas, es porque ganaste. Entonces, enojarse por ello, es simplemente una falta de realidad; pero, probablemente, es mas un problema de ansiedad egoista: quieren ganar en todo, ojalá humillando al adversario, no dejandolo participar excepto para adherir a las reglas que ponen….¿reconoce esta postura? SI, la misma de la mayoría de la Convención, y muy retratada por el señor Stingo: «los acuerdos la ponemos nosotros»….solo si estas de acuerdo conmigo podemos conversar.
Ese es el problema de este proceso: los que pedían conversar cambios, apenas tuvieron el poder, impusieron su visión y no la conversación.
Triste, es mas bien la otra cara de la misma moneda: los políticos y sus ansias de poder.