El 25 de junio terminó el solsticio de invierno, un fenómeno natural cuando la tierra termina su período de cosecha y se prepara para una nueva siembra. Desde tiempos ancestrales los Pueblos Indígenas conmemoran este proceso como un Nuevo Año (Wuñol Tripantu) y en este período, en Chile, se celebra además el Día Nacional de los Pueblos Indígenas (24 de junio de cada año) y las festividades en muchas comunidades de nuestra américa morena y en Chile también han concluido y podríamos decir que esto es un cierre de tales eventos. Pero no.
Es un nuevo comienzo. Cada vez es así: y las comunidades indígenas comienzan a laborar para producir nuevas siembras, pero no sólo eso. Se fortalece el compromiso de preservar la naturaleza, sus bosques, la tierra, los ríos, las hierbas medicinales y en torno a este compromiso giran nuevos pewma (sueños), nuevas ideas, y nuevas tareas que son la manifestación de nuevos propósitos en la vida, en la comunidad y en la sociedad.
Entre ellas: caminar hacia una Nueva Constitución y preparar el terreno para la elección de los primeros representantes de los Pueblos Indígenas (PPII) que accederán como constituyentes, por el voto popular, a la Convención constitucional que definirá dicha nueva constitución. Esto será un hito histórico, pues será primera vez en nuestros 210 años de historia nacional que los PPII serán sujetos titulares derechos y protagonistas directos en este proceso de refundación del Estado nacional. Por cierto, está pendiente en el Senado la aprobación de la ley de Escaños Indígenas, pero es un hecho indudable que rechazar dicha Ley y dejar excluidos a los PPII de la Convención constitucional, no solo sería un hecho político repudiable sino que además fracturaría de manera intensa y tal vez irremediable la relación de los PPII con el Estado. El mundo conservador sabrá tomar nota de este antecedente.Un Nuevo Tiempo para Chile, un Weñul Tripantu para las demandas de justicia y reparación histórica de los derechos de los PPII: esto es lo que entra en este nuevo ciclo y por tal razón, la conmemoración del Año Nuevo Indígena no es un final, cada mes de junio: es siempre para nosotros un comienzo.
Un Nuevo Tiempo para Chile, un Weñul Tripantu para las demandas de justicia y reparación histórica de los derechos de los PPII: esto es lo que entra en este nuevo ciclo y por tal razón, la conmemoración del Año Nuevo Indígena no es un final, cada mes de junio: es siempre para nosotros un comienzo que tiene un valor intercultural, social, económico, cultural y político, además de representar valores trascendentes conforme a nuestra cosmovisión.
Chile mantiene aún deudas políticas fundamentales con los PPII que, en su momento contrajo de manera solemne y todo aquello está expresado en el valioso “Informe de Verdad y Nuevo Trato” (2004) con el cual el Estado reconoció las injusticias cometidas con los PPII en nuestra historia pasada y presente y asumió diversos compromisos, muchos de los cuales no están cumplidos. Por tanto, el nuevo tiempo que se aproxima para Chile debe ser un “tiempo de siembra”, un renacer de nuestra madre tierra, expresado en una nueva constitución que resuma para los años venideros la lucha social por mayor progreso, una democracia intercultural y justicia.
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