Es interesante ver cómo, ante el apetito presidencialista y las peticiones de primarias al interior de las coaliciones, algunos líderes de la Alianza y la Concertación reaccionan de manera similar: negándose a estas. Las declaraciones de algunos de estos “líderes” no sólo son muy parecidas en cuanto a una posición a favor del status quo político imperante, sino que son de antología.
Osvaldo Andrade invitó a quienes desean primarias a que consigan adhesión ciudadana. Y agrega: “tenemos una candidata que desde la tranquilidad está instalada en la ciudadanía. ¡Si les gana a todos y por amplio margen! Y además es la que menos rechazo provoca, siendo la más conocida. Eso da una fortaleza que nos permite mirar con tranquilidad”.
Melero por otro lado plantea «si son tan evidentes los resultados en favor de un candidato que no son necesarias primarias, ok; lo importante es que la ciudadanía hoy día impone las candidaturas presidenciales, y los partidos de la coalición lo que tenemos que hacer es escuchar muy bien lo que la ciudadanía quiere».
Vamos arando dijo la mosca. Andrade y Melero olvidan que la Concertación y la Alianza tienen muy poca aprobación y sí mucho rechazo entre la ciudadanía. Que Bachelet o Golborne sean los miembros de las castas políticas que menos rechazo generan, no implica que la Concertación o la Alianza no generen alto rechazo entre los votantes.
El que alguno de ellos resulte electo como presidente, tampoco implica que automáticamente ese gobierno cuente con alta legitimidad como Andrade presume, menos aún si sus respectivas coaliciones no se renuevan internamente, eliminando el nepotismo interno y sus prácticas oligárquicas.
Andrade y Melero confunden a ciertos personajes más populares con sus respectivas coaliciones. Confunden la popularidad –o más bien el menor rechazo- de aquellos con la poca popularidad de sus sectores. Ilusos.
Esa confusión, Andrade la refleja en otra frase (aludiendo a las críticas de Andrés Velasco a las cúpulas partidarias concertacionistas): “sólo se hace parte del coro de los que desprestigian a la política y yo le pediría en eso un poquito más de lealtad”.
Andrade desbarra nuevamente. En primer lugar, la política en Chile ha sido desprestigiada por las propias castas políticas, tanto en la Alianza como en la Concertación. Desbarra igual que Ignacio Walker ante los dichos del ministro de Salud, pidiendo que “se proteja a las instituciones” al referirse a la DC.
Interesante ver como ante el apetito presidencialista y las peticiones de primarias al interior de las coaliciones, de más competencia y democracia en definitiva, algunos líderes de la Alianza y la Concertación reaccionan de manera similar, se niegan a éstas.
Pero los escándalos, muchos en la DC, de los cuales los ciudadanos se enteran cada tanto, los llevan a cabo miembros de esas instituciones. Han sido las propias castas políticas las que han desprestigiado a las instituciones y a la política. Son éstas las que han sido desleales con sus electores y sus bases. Y lo siguen siendo al negarse a primarias. Al defender el status quo a toda costa.
Y la frase de antología la pone Andrade: «Con una candidata tan desplegada, una primaria opositora puede ser un ejercicio inútil». ¿Inútil?
Andrade olvida que la democracia nunca es un ejercicio inútil porque implica un debate constante, un cuestionamiento permanente al status quo mismo. Con su frase, refleja que tanto en la Alianza como en la Concertación, gobiernan según las encuestas, y no salen de eso.
Lo que Andrade no quiere ver o no ve, es que la verdadera oposición es entre la sociedad civil plural y demócrata, y el poder (anti)político hegemónico, ese status quo que componen la Alianza y la Concertación, de la cual él y Melero son parte.
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Foto: El ciudadano.cl
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