Varias autoridades de gobierno han pretendido justificar el clima de las movilizaciones sociales resaltando que existen grupos que magnifican y promueven el malestar ciudadano. Mientras la Ministra Von Baer ha cargado contra “grupos ecologistas”, la Ministra Matthei ha sido explícita en culpar a socialistas y comunistas de pretender afectar la gobernabilidad. Ambas autoridades se afirman en una tesis conspirativa que también han deslizado parlamentarios de derecha, especialmente del gremialismo. Sin embargo, la ofensiva del oficialismo, orientada a culpar a sectores opositores y escamotear la responsabilidad del gobierno, ha tenido un traspié esta última semana por el impacto del caso La Polar. Aun así, la estrategia está lejos de finalizar.
La debacle de La Polar ha devuelto la iniciativa al Gobierno, pero de una manera ambivalente. Si bien el Presidente Piñera ha sido enfático en condenar a la empresa, la reacción no es necesariamente creíble. El hecho que el Ministro de Economía, Juan Andrés Fontaine, tuviera cercanía con al menos uno de los directores renunciados que, dicho sea de paso, es militante de la UDI, ha dejado expuesto nuevamente el problema de los conflictos de interés, expresado ahora en la red de influencias que cruza al mundo privado con este gobierno. Por otra parte, las iras del mandatario pueden quedar sólo en eso, dado que La Polar acaba de anunciar soluciones a los afectados que tienen un alcance menor a lo que previamente había señalado el SERNAC. Si es por conspiraciones, parece más creíble que algo se hubiese urdido para rescatar a la empresa con el menor ruido posible. ¿De qué otra forma se entiende el anunciado aumento de capital y la subida aún tímida de las acciones, en circunstancias que Paulmann, dueño de Jumbo y Almacenes París, declarara que La Polar “no vale un peso”?
Pero no nos desviemos de lo principal, que es la intriga que aqueja a nuestras autoridades. En la base del argumento se sostiene que el clima de beligerancia es artificial y su contrapunto radica en que el Gobierno está haciendo las cosas muy bien. Un supuesto expresado por la propia Matthei en entrevista a La Tercera al afirmar que “en aquellas materias en que no necesitamos a los políticos: reducción de las listas de espera Auge y no Auge, creación de empleos; crecimiento, seguridad…todo eso está funcionando”. En esa lógica, no se podría entender el malestar social a menos, claro está, que exista una verdadera trama oculta o que “los políticos” opositores estén perturbando el ambiente. Curioso lo de la ministra, porque parece no creer en el trabajo parlamentario ni en la necesidad de establecer consensos, como si nunca hubiese pasado por el Congreso y viniera de Marte. Al parecer, cuando se aterriza en el Gobierno se produce un apego a la tecnocracia que es inversamente proporcional al valor que se le otorga al sistema democrático. Con esto no estoy diciendo que las autoridades sean fascistoides, no se vaya a mal interpretar.
La actitud de Matthei es compartida en la derecha. Parlamentarios como Moreira han salido a “denunciar” la maniobra y ya se aprestaban a tomar posiciones para resistir los supuestos intentos de desestabilización. En esa línea el gobierno había dado señales de endurecer su posición en varios temas. Anunció en forma confusa una suerte de moratoria en la decisión por HidroAysén, pero defendió que se respetaría la institucionalidad que, como todos sabemos, se apresta a aprobar el proyecto. Desalojó colegios y universidades y el Ministro Lavín advertía que no habría conversaciones con los estudiantes; se conminó duramente a la oposición por el postnatal; y se advertía de supuestos grupos violentistas que estaban copando las movilizaciones y justificaban una mayor represión policial. Por último, trascendió que el gobierno monitoreaba las redes sociales, en especial para ver lo que se dice del Presidente.
Es sorprendente la capacidad de unos pocos malvados y ruines de influenciar a miles que protestan y la ingenuidad de éstos, que no ven la manipulación de la que son víctimas. Pero el gobierno está ahí para desenmascarar el complot e incluso dar con los autores a través del seguimiento de las IP y quizás que otras intervenciones. Para eso deben tener al ex fiscal Peña, que de esas cosas sabe. ¿Hay que creerle tanto alboroto al gobierno? Al menos debiéramos concederle el beneficio de la duda, porque la derecha si conoce algo es de intrigas. Cómo olvidar el caso de la radio Kioto, cuando Ricardo Claro reproducía el diálogo telefónico de Piñera con su amigo Pedro Pablo Díaz para acordar una encerrona periodística contra la Matthei; o la misma afectada que recibió la grabación ilegal proveniente del área de telecomunicaciones del Ejército y la entregó a Claro para que la hiciera pública. Un pasaje memorable fue la movida de la UDI para convencer secretamente al ex almirante Arancibia para que renunciara a la Armada y desbancara a Piñera en su candidatura a senador por la quinta costa. Pero no hay que ir tan lejos para encontrar perlitas, porque también está la denuncia del vínculo mapuche con las Farc que con vehemencia hizo presente el Senador Espina que no llevó a ningún lado.
En lo económico también se dan algunas situaciones como el “ardid” que denunció Contraloría por el caso Kodama que implicaba a funcionarios del Serviu Metropolitano adscritos a los partidos oficialistas; o la investigación por compras de terrenos en Aysén, efectuada por funcionarios del Ministerio de Vivienda, para venderlos después a precio de oro cuando sean expropiados. En fin, ya empiezan a ser incontables las trampas en el gobierno y la derecha.
¿Es posible que el gobierno esté un tanto psicótico o perturbado con esto de las intrigas? ¿Está quizás demasiado influenciado por el estilo que impera en su propio sector que, además, goza de ejercer el poder a través de medios fácticos?
Todo es posible, pero hay que decir que si se daban las intrigas políticas, las morales y las económicas no está demás agregar ahora las virtuales. Para el gobierno se ha abierto un nuevo campo que es la investigación de las redes, sus actores y contenidos…de ahí a la censura o a la intoxicación hay un escaso recorrido. Von Baer justifica esto en la necesidad de conocer la opinión sobre el gobierno y sobre el Presidente. Pareciera que la ministra ya no se conforma con el diagnóstico de las encuestas. Tal vez diría que éstas son fotos del momento y las redes son dinámicas. En lo personal no veo la utilidad de contabilizar cuantas veces se acuerdan los cibernautas de los progenitores de quienes gobiernan.
Como sea, es de esperar que tanto análisis lleve a alguna conclusión, por ejemplo sobre la necesidad de agregar clases de lenguaje a la malla curricular (dato para Lavín). Pero lo más probable es que se busque intervenir las redes….en forma discreta, por supuesto. Si comenzamos a leer puras alabanzas y loas hacia el gobierno y quien lo encabeza ya sabremos de dónde vienen los comentarios. En La Moneda tendrán que dedicar una División especial para estos efectos que, a modo de sugerencia, podría denominarse División de Diseño de Imagen Virtual, por no decir de “lavado de cara”. Les invito a sugerir posibles nombres para dicha División y contribuir a nuestras afectadas y vilipendiadas autoridades; también invito aaportar datos sobre la mentada conspiración…según un canal del cable podrían ser los extraterrestres.
————-
Foto: Ojo electrónico – Yopuz / Licencia CC
Los contenidos publicados en elquintopoder.cl son de exclusiva responsabilidad de sus respectivos autores.
Te invitamos a conocer nuestras Reglas de Comunidad
peon
El Gobierno entró en pánico escénico y por ello sus pistolas disparan asignaciones de culpas al bando contrario que tenga la nariz más expuesta… Ay de aquellos que no se hayan sonado bien los mocos…
Si vigila las redes, las que le preocupan son las que pueden acrecentar el estallido social y si lo hace es para tomar previsión a tiempo de cuál ha de ser el camino que escoge para mejorar su imagen, en definitiva, actuando de la forma que más le convenga…
fkldjfklsdj