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Gabriel Salazar y la muerte de las ideas en el progresismo

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Producto de una desafortunada declaración en la que el historiador y académico de la Universidad de Chile, Gabriel Salazar, le bajaba el perfil a un episodio de acoso sexual, es que las redes sociales explotaron nuevamente con la rabia y la indignación de costumbre.

No se hicieron esperar los lindos discursos de condena que ganaron varios retweets -lo que es similar a ser aplaudido en el mundo de Twitter- de parte de quienes querían estar del lado correcto de la vereda tras lo expresado erróneamente por el profesor. ¿Discutir? ¿Debatir? ¿Criticar y desmenuzar desde la intelectualidad lo dicho por Salazar? No, gracias. Era más fácil subirse a un barco al que, si bien ya estaba lo suficientemente repleto, era imposible y mal visto no saltar antes de que zarpara.

En esto se ha transformado el debate público en Chile. Hoy en día las ideas están capturadas por el fanatismo del mercado, ese en el que eliges qué idea está con más followers para así sumarte a ella. Es una manera de comprar imagen y cierta forma de encajar en una sociedad en donde disfrazamos la colectividad por medio del cúmulo de individualidades exacerbadas.

¿Estamos construyendo algo realmente con eso? ¿Estamos realizando un cambio cultural y logrando la verdadera emancipación? Todo parece indicar que no. Al contrario, nos encontramos cada vez más atrapados, más presos de una moral que confundimos con el activismo político, y que levantamos como una bandera solamente para que nos miren enarbolarla, sin detenernos a hacer algo concreto al respecto.

Esperemos que se logre recuperar la batalla de las ideas luego de esta muerte temporal en la que se encuentra. Porque o sino, al igual que en Estados Unidos, la despolitización que ha tomado como rehén a la ciudadanía, logrará que en el futuro triunfe la forma y no el fondo; el discurso fácil y no el contenido real.

Salazar y su procedencia desde una izquierda masculina, y poco dada a la participación de la mujer en el proceso revolucionario, fue esta semana el objetivo de esa moralina caminante, la que pareciera que más que en vez de movilizarse realmente y lograr transformaciones, prefiere hacer como si lo hiciera y mostrarse permanentemente ofendida. Mostrar su emocionante preocupación por el otro, antes que preocuparse realmente.

¿Se logrará realmente el propósito de las ideas por medio de este actuar? ¿Podrá el progresismo verdadero emprender una lucha si es que se encuentra atrapado en su agotadora reacción ante todo? Esperemos que sí. Esperemos que se logre recuperar la batalla de las ideas luego de esta muerte temporal en la que se encuentra. Porque o sino, al igual que en Estados Unidos, la despolitización que ha tomado como rehén a la ciudadanía, logrará que en el futuro triunfe la forma y no el fondo; el discurso fácil y no el contenido real.

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2 Comentarios

Servallas

Entre Salazar y Villalobos, ¿a quien creerle?, el otro dijo que algunas machis eran homosexuales, ambos nos llevan a sus propios mundos, ambos miran la historia de acuerdo a sus propios guiones, en concordancia a sus arquetipos sociales mentales y según ello tienen sus seguidores y fans, es triste, creo que hacen daño.

Víctor Gálvez

Al parecer «señor Escribidor» está haciendo una afirmación muy atrevida. Es cierto, que la declaración del Premio Nacional de Historia fue desafortunada, pero está desconociendo su trayectoria como académico al señalar con muchas falacias que murió «el progresismo de izquierda». Aún está vivo he incubandose. Tranquilo.