La existencia de Evopoli y Amplitud no son casuales. Reflejan un agotamiento del punto de vista y el ejercicio de prácticas oligárquicas en la política y en la economía de la derecha chilena. Los movimientos reflejan una nueva conciencia: el mercado funciona mejor cuando todos los actores de la economía cooperan en lugar de solo competir.
En las últimas semanas hemos sido testigos de una constante y progresiva fragmentación de la derecha chilena. La aparición del movimiento Amplitud y anteriormente del movimiento Evopoli (con objetivo de volverse partido político), lejos de generar complacencia o gusto en la centro-izquierda y en la izquierda chilena, debe generar una verdadera y profunda preocupación. Los hechos hacen preguntarnos más allá de lo evidente, ver cuál es el tema de fondo, para qué la derecha chilena no pueda reducirse a dos partidos (duros y blandos) como había funcionado en los últimos treinta años. La pregunta de fondo parece apuntar a un cambio de mentalidad en la derecha militante ¿Estamos frente a una nueva conciencia en la derecha chilena? Si la respuesta es positiva y si la aparición de los dos movimientos mencionados anteriormente es reflejo de ello, la centro-izquierda partidista debe preocuparse: estamos frente a una mentalidad puramente burguesa y ya no oligárquica como sus predecesores de la UDI o RN.
El principal problema de la centro-izquierda en los últimos años ha sido confundir los ideales de izquierda con ideales de la derecha: justicia social, pero sin combatir su verdadera raíz (y el consecuente abuso de los subsidios); capitalismo, pero con menos injusticias; más y mejor Estado, pero sin modificar su carácter subsidiario; más y mejores oportunidades, pero manteniendo la economía social de mercado; libertades civiles, pero controladas; derechos civiles, pero restringidos. Estos simples ejemplos muestran cómo la centro-izquierda y la centro-derecha comparten valores y también comparten los mecanismos para lograrlos. Mientras, la derecha de los movimientos comparte con la centro-izquierda los ideales antes mencionados, los mecanismos para lograrlos y evitar “que se salgan de control”. Por lo tanto, se genera una zona gris donde los partidos de la Nueva Mayoría (excluyendo al PC) y los nuevos movimientos comparten valores y mecanismos para lograrlos. De esta forma, la aparición de los movimientos de derecha refleja el distanciamiento de los partidos formales de la centro-izquierda partidista de los ideales propios y constitutivos de identidad de la izquierda y que por lo tanto el desafío de estos partidos es lograr una diferenciación real, ya que a la larga no habrá una verdadera diferencia entre optar por uno u otro.
La existencia de Evopoli y Amplitud no son casuales. Reflejan un agotamiento del punto de vista y el ejercicio de prácticas oligárquicas en la política y en la economía de la derecha chilena. Los movimientos reflejan una nueva conciencia: el mercado funciona mejor cuando todos los actores de la economía cooperan en lugar de solo competir. RN y la UDI son un impedimento para lograr esta nueva visión, ya que representan a una derecha anquilosada y decrépita, que se basa en lógicas territoriales (el Estado es nuestro) y de “patrón de fundo” (nosotros decimos qué es lo que hay que hacer). Estas lógicas son la causa de los problemas en la economía y en la política chilena. Es deber de estas nuevas fuerzas evitar que el peso de los muertos sepulte a los vivos, barriendo de la historia a la vieja derecha, tal como sucediera con la emergencia de la burguesía contra los feudalistas. Tanto Evolpoli como Amplitud, un pensamiento verdaderamente burgués de revolución constante de las formas de producir, asume cuáles son los obstáculos (UDI y RN) y con quién se debe dialogar y negociar para que el país “avance” (la centro-izquierda).
Es hora de que la centro-izquierda haga un mea culpa. Debe tomar conciencia de que su conducta política y económica es muy similar a los actores políticos y económicos de la vereda del frente y que la aparición de los movimientos en la derecha es la expresión pura de este vaciamiento de lo político en los partidos de la centro-izquierda partidista. Lo político significa conflicto, la diferenciación sustantiva con un enemigo político. Si esto ya no existe en la política chilena. La falta de lo político implica una falta de diferenciación sustantiva de proyectos. Si esta diferencia no existe, si todo es un problema de grados que se pueden negociar, es precisamente en este escenario donde la centro-izquierda debe reflexionar para la acción. Caso contrario, los movimientos llegarán a disputar los espacios vitales de la centro-izquierda partidista, revelando la falta de proyectos ideológicos de nuestra sociedad y de partidos “atrapa-todo”, prontos a ser meramente técnicos ejecutores de política. Es hora de que la centro-izquierda partidista recuerde que la historia avanza hacia adelante, dejando atrás a los retardarios.
Comentarios
29 de enero
La burocratización de las cupulas politicas y las bases están en diferentes veredas de la calle. Las conciencia de la UDI-RN es tener la base de la derecha y la izquierda con su problema de su justicia social.
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