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Felipe Kast, uno más de los sospechosos de siempre

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El Capitán Louis Renault mira a Rick, los ojos se le llenan de complicidad, da la instrucción que sus subordinados esperan: detengan a los sospechosos de siempre.

En la película Casablanca, como en todas partes, existen “los sospechosos de siempre”, gente malandra, de hábitos dudosos; los delata su vestimenta y el modo en que se escabullen desviando la mirada. Los cuerpos policiacos del mundo tiene listas de ellos, fichados, controlados o marcados ¿Son, necesariamente, los culpables? Ciertamente no, pero son sospechosos y por ahí debe comenzar la investigación, porque son lo que son. 

La sospecha no siempre es expresión de prejuicio. Nace de la experiencia, del récord, de su historial, eventualmente, de su ficha policial. Antes ya han causado males, cometido delitos, faltas. ¿Por qué no pensar que pueden delinquir de nuevo? Por decirlo así, su pasado los condena.

No he podido sino pensar estos días en que las frases de Felipe Kast, sobre ser liberal y estar contra el proyecto de Ley de Aborto en 3 causales, han sido juzgadas por quien las dice,… porque él, es uno de los sospechosos de siempre.

Vamos por parte. Afortunadamente el liberalismo cultural triunfó y en el siglo XXI se valoran conductas y actitudes liberales que en las centurias anteriores pudieron ser consideradas una excentricidad o, de frentón, un lujo innecesario. Así las cosas el respeto por los derechos humanos, el pensamiento ajeno, la tolerancia, la libertad de desplazamiento o para organizarse con otros, el respeto a la integridad física de las personas, la libertad de opinión y expresión, etc; son mínimos que cualquier democracia que se precie de tal debe cumplir. Tarea pendiente, en este sentido, es proyectar los Derechos Humanos a garantías sociales mínimas para que las personas puedan, efectivamente, contar con una igualdad de oportunidades que facilite el despliegue de las capacidades individuales en beneficio del conjunto. Hoy por hoy todos queremos ser liberales, porque somos personas de nuestro tiempo y no quisiéramos ser tildados de anacrónicos. Pero ojo, decirse liberal no te hace liberal.

Usar una fraseología liberal no te hace liberal, es como si aprendieras un segundo idioma, te expresas correctamente pero siempre piensan en lengua materna. Como un acto fallido, te esfuerzas, pones de verdad ahínco en la tarea, pero aun así habrá fugas en la cañería.

No estamos acá para dictaminar quienes son o no liberales. Felipe Kast se siente liberal, en buenahora, creamos en esa declaración y que sea bienvenido al siglo XXI.

Despejado aquello vamos por el argumento central del Diputado “estoy contra el aborto porque soy liberal. Para un liberal la libertad termina donde empieza la libertad del otro”.

Dos consideraciones. Esta frase: mi libertad termina donde empieza la libertad del otro, que se le atribuye a Jean Paul Sartre, es sin duda un gran principio. Sobre él se ha construido mucha tolerancia, respeto y hasta sana convivencia. Suena bien eso de respetar el espacio y los derechos del otro, quién podría oponerse a tan sana y evidente idea. Pero convengamos que los seres humanos no traemos ese principio en el ADN, es decir que no fluye naturalmente en nuestra convivencia con los otros, debemos aprenderlo, adquirirlo, acatarlo. Porque, además, ¿como distinguir los límites de las libertades individuales sino es por la intervención de un tercero? Una construcción social, una idea convencional (el Estado y sus leyes), es el que dirime con la regulación la forma en que definimos los límites de nuestra libertad individual. Sin esta regulación el ejercicio de la libertad sería un permanente caos.

"No estamos acá para dictaminar quienes son o no liberales. Felipe Kast se siente liberal, en buenahora, creamos en esa declaración y que sea bienvenido al siglo XXI."

La libertad para hacer tal o cual acción es diferente en cada caso y en cada persona. O sea no es equivalente que alguien alegue su derecho a expresar su opinión si en el ejercicio de ese derecho, del uso de su libertad, posterga los derechos y la libertad de miles. Es el Estado el que establece las mínimas garantías para el ejercicio de las libertades de todos en convivencia y tolerancia.

Los liberales centramos nuestra mirada en la esfera individual, en la defensa de los derechos y libertades de las personas. Pero con la convicción que los individuos viven en sociedad, son partes de un engranaje que los supera y que los obliga vivir su libertad en coincidencia con lo colectivo; compartiendo con otros lo cotidiano, los desafíos y los sueños de futuro.

Lo segundo, el respeto a la libertad del otro. Pero para eso se debe ser otro, ser persona. Aquí la discusión es larga e inconducente. Porque es claro que no arribaremos a ningún acuerdo, para algunos el otro es una expectativa, una célula, un óvulo; hay quienes pensamos que podemos hablar de personas sólo cuando el feto alcanza ciertas características. En fin.

Pero lo que no está en duda es que es la libertad de las mujeres, en estas tres causales de interrupción del embarazo, la que está vulnerada. En el caso de la violación dicha vulneración crece ostensiblemente porque obligamos a ser madres a miles de mujeres, muchas de ellas menores de edad, con alta fragilidad social y emocional.

Tal como lo veo, por la inexistencia de otro, acá solo está en juego la libertad de quien es víctima de la naturaleza, cuando el embarazo es inviable o está en peligro la vida de la madre. Insisto no hay un otro cuya libertad sea vulnerada o postergada. Sólo son las mujeres las personas postergadas y limitadas en sus derechos. El dilema planteado por el Diputado Kast es, por tanto, inexistente.

Felipe Kast usa fraseología liberal, pero eso no lo hace tal. Levanta nuestras banderas, como otros conservadores lo hicieron antes, para defender su mirada religiosa. Pudimos estar paralogizados un rato, pero finalmente recordamos desde donde habla, su lengua materna, la historia que encarna. Podrá insistir en que es la renovación de la derecha, una más. Que su ropaje es más nuevo y diferente, pero su corazón sigue siendo conservador. Y eso, eso, lo convierte en otro más de los sospechosos de siempre.

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4 Comentarios

Eduardo martínez

una contundente opinión.
el Sr. Kast es un peligroso candidato, un nazi vestido de liberal, un golpista vestido de democrata, un lobo con piel de oveja.

ANATOLIO SEGUNDO NAVARRO ESPINOZA

YO CREO QUE LOS ÚNICOS QUE PUEDEN OPINAR SOBRE ESTE PROBLEMA DE ABORTO SON LOS MEDICOS, Y NO UN SIMPLE DIPUTADO O SENADOR, ELLOS NO TIENEN EL CONOCIMIENTO CIENTIFICO, DEL DERECHO A NACER, O A MORIR HANTES DE NACER? EL POLITICO NO TIENE NÍ CONOCIMIENTO, CIENTIFICO PARA OPINAR, EN FAVOR O EN CONTRA, DE ESTE DERECHO, TIENE QUE SER DISCUTIDO CON MEDICOS ABOGADOS Y JUECES QUE SABEN DE LEYES, Y HASTA DONDE ES LEGAL O ÍLEGAR EL ABORTO, NO SE PUEDE ENTREGAR A UN MONTON DE ÍGNORANTES QUE VOTEN A VFAVOR O ENCONTRA DE LA VIDA HUMANA ESTO, ES CUESTÍÓN DE LA NATURALEZA HUMANA Y LA MUJER.

Gregorio Paredes

Existe el Partido Liberal.Forma parte del FA. Veremos qué hace, qué piensa Kast, después que pierda las primarias .Qué diferencia a los distintos liberales ?Qué actitud tienen frente al Imperio tal o cuál. Ponen su atención preferente en el dinero, verdadera droga de nuestros tiempos, qué determina sus pasos?

Recuerdo una frase : LA LIBERTAD DE LOS OTROS PROLONGA LA MÍA AL INFINITO.
Qué les dice?Esa línea invisible de separación , nos convoca a una reflexión profunda. Ud. diga

Fernando Gipoulou Andrade

979425768778695

¿Solo el aborto define a un liberal?