Es urgente una ley de financiamiento de campañas políticas, no sólo para permitir que personas con ideas pero SIN esas cantidades extraordinarias de dinero puedan participar en política, sino también consideren mecanismos que eviten estas faltas a la ética.
En el escenario actual uno no tiende a poner en una misma frase las palabras “ética” y “política”…y menos juntas. Es fácil criticar desde afuera, desde la tribuna y vociferar frases como “los políticos no sirven para nada”, “que se vayan todos” o mi favorita: “son puros ladrones, no sirven para nada”.
El problema es que cuando se defiende la política (entendiéndola como la preocupación de lo público) uno se encuentra con situaciones que no sólo te llaman la atención, sino más bien te dan ganas de ser otro más de los que vociferan contra esa…especie, casta o menjunje poco ético llamado “clase política”.
¿Por qué realizo esta introducción previa? No lo sé… tal vez todavía tengo alguna esperanza de que algo cambie y sea para mejor, o más bien existan más buenas personas (que no hay que negar su existencia, aunque son menos de las que nos gustarían) y menos “farándula política”.
Participé como candidato a concejal en las elecciones pasadas en la comuna de Las Condes. Fui con un cupo de partido, pero como independiente. Mi campaña fue simple y bastante barata (sin contar el tiempo dedicado, sólo el dinero gastado), mis gastos de campaña fueron de $4.000, los cuales más encima no me dieron boleta en el centro de estudiantes de la PUC (donde venden resmas de papel reciclado).
Para los que no saben, el reembolso de los gastos de campaña son a contra boleta. Esto significa que el dinero que devuelven depende de cuánto gastaste o dices que gastaste. Es aquí donde quiero compartir una experiencia bastante desilusionante.
Como mi gasto de campaña fue de $4.000, pero no me dieron boleta, mi gasto oficial fue de $0. Obtuve un total de 455 votos y por ende si lo multiplicamos por la cantidad de 0,03 UF (como indica el art. 15° inciso 2°, ley 19.884) se obtiene una cantidad bastante considerable, pero como les conté antes, mi gasto de campaña fue $0, por lo tanto correspondía $0.
El punto es que conversando con un candidato al respecto, me dijo que “debería haber entregado un par de boletas para no perder la plata”, lo cual encontré bastante poco ético. Por lo tanto le di un par de vueltas al asunto y me pregunte lo siguiente: ¿Será una práctica común en política? Y si esto fuere así ¿Nadie lo ha denunciado?
Y no estamos hablando de poco dinero, por ejemplo para campaña de concejal en Las Condes se podía gastar $73.147.318, ¡¡ 379 veces un sueldo mínimo!!
Incluso si habláramos de $1 es fraude al fisco, o como le gusta decir a algunas personas: “esto es meterse en los bolsillos de todos los chilenos” pero al parecer hay veces que eso no es tan malo, ya que esta práctica es generalizada entre distintos colores (y olores) políticos.
Es urgente una ley de financiamiento de campañas políticas, no sólo para permitir que personas con ideas pero SIN esas cantidades extraordinarias de dinero puedan participar en política, sino también consideren mecanismos que eviten estas faltas a la ética. Porque aunque esta sea poca, debemos cultivarla para que en algún momento nos sintamos orgullosos de nuestros políticos… al menos eso espero yo.
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