La preocupación del gobierno de Bolivia, encabezado por Evo Morales, es Chile. No vamos a escuchar mucho de lo que está ocurriendo en este momento en Bolivia, en que la oposición está acaparando puestos con una enorme rapidez en los procesos eleccionarios. No vamos a escuchar tampoco el grave problema que representa para Bolivia el que la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA) esté al borde de desaparecer, con lo que Bolivia pierde un mercado y pierde aliados. A Evo Morales sólo le importa lo que pasa en Chile. «Escuché que respeta el Estado de Derecho. Si respetara el Estado de Derecho no habría estado cuestionando la competencia de La Haya. Que respeta los Derechos Humanos. Cuando yo viajé a Chile no podía entender cómo hasta los caminos y carreteras están privatizados. Servicios básicos totalmente privatizados. Los indígenas como los mapuches encarcelados por defender sus derechos» (ver Emol). Ese fue su comentario tras finalizar el alegato de Chile ante la Corte Internacional de Justicia.
Mientras tanto, en Argentina, Bolivia es noticia por otro motivo: esclavitud. Hace unos días, han muerto dos niños bolivianos, esclavos, en un incendio en
un taller textil clandestino. No son los primeros muertos, ni serán los últimos.
Pero lo triste en verdad es que para el señor presidente de Bolivia, Evo Morales, esos niños no merecen su atención, aunque el mismo Papa Francisco se ha referido a
este hecho. Como tampoco le importa que esos dos niños prueben lo que se lleva denunciando desde 2008: más de 250 mil bolivianos son esclavos en Argentina, de los cuales más de 10 mil son niños.
Se puede pensar erradamente que el problema de la esclavitud que se está dando con inmigrantes bolivianos en Argentina se debe a traficantes argentinos. Tristemente no es así: son bolivianos los que esclavizan y trafican con bolivianos, sin que su presidente se tome en serio
las denuncias al respecto. Perdón, sí lo ha hecho: un ejemplo de lo
poco que le interesa a Evo Morales enfrentar y poner un freno a este crimen internacional es lo que ocurrió con Rosario Baptista, consultora en Bolivia de la OIT en 2005, que se atrevió a señalar que
más de 40.000 bolivianos eran víctimas de trata. Le costó el puesto, porque el gobierno de Morales exigió su cabeza. Y mientras el gobierno de Bolivia se dedica a presentarse como
un país en crecimiento económico, hace un mutis ante el hecho que la esclavitud se ha incrementado de un 26,4% entre 2008 y 2010 a un 40% entre el 2012 y el 2013.
Para que se entienda la gravedad del asunto: mientras el gobierno de Morales se preocupa por lo que dice en Chile el diputado Jorge Tarud, mientras el señor Morales se dedica a insultar a periodistas chilenos, un niño boliviano en Potosí, o en Oruro o La Paz está siendo vendido por más o menos dos dólares (entre 20 y 50 pesos bolivianos) a un traficante (también boliviano), para ser enviado a Argentina vía Cochabamba – Santa Cruz para cruzar por Yacuiba, Bermejo y Villazón y de ahí llegar hasta Buenos Aires, Salta, Córdoba o cualquier otra gran ciudad argentina. Repitamos: 10 mil niños son secuestrados por personas que conocen o vendidos por sus padres para ser enviados a Argentina, donde serán atados a camas para servir como esclavos sexuales, o atados a máquinas de coser para trabajar en talleres textiles. Nunca, ni siquiera cuando se han rescatado personas esclavas, el gobierno de Evo Morales ha siquiera interpuesto una querella en favor de sus connacionales traficados.
Pero al menos Evo Morales se preocupa por los derechos de los indígenas en Chile. Porque poco es realmente lo que ha hecho por los indígenas en Bolivia. Los guaraníes son un ejemplo de eso, ya que son uno de los grupos más víctimas de la esclavitud dentro de la misma Bolivia, y no estamos hablando de personas guaraníes esclavas, estamos hablando de comunidades enteras, obligadas a trabajar en condiciones infrahumanas por supuestas deudas, sin que el gobierno haga realmente algo al respecto. Pero eso palidece ante el hecho de que
en los años en que Evo Morales ha sido presidente, Bolivia ha sufrido uno de los peores genocidios culturales y étnicos de su historia democrática: al realizarse el Censo del año 2012, menos de un 40% de la población se identificó con una etnia, pero sólo de las 5 más representativas (quechuas, aimaras, chiquitanos, guaraníes y mojeños), porque de las 31 restantes casi no quedan representantes (machineris, guarasugwes, tapietes, yaminahuas, muratos, pacahuaras, morés y yukis apenas tienen 250 personas). Y aunque es interesante que el señor Morales esté al tanto de la situación de los indígenas chilenos o que incluso se atreva a dar su opinión sobre nuestra Constitución, lo es aún más el hecho de que un presidente, al que le gusta mostrarse como indígena, no tenga escrúpulos a la hora de reprimir manifestaciones de estas etnias, como ocurrió en 2011
en la zona de Yucumo, o que tampoco los tenga a la hora de excluir a los indígenas de derechos constitucionales. Así ocurre por ejemplo en los derechos a participar en el gobierno (Capítulo Tercero), de los que están expresamente excluídas las “naciones y pueblos indígena originario campesinos”, así como del derecho a voto, como denunciaran reiteradamente grupos indígenas y defensores de DDHH. Para que se entienda: sin la igualdad real de derechos políticos, los indígenas estan excluidos de presentar sus demandas; sin personas que sean o se reconozcan indígenas no hay posibilidad que haya más representantes de esas etnias ni en el Congreso ni en el gobierno.
Orlando y Rodrigo Camacho eran dos niños bolivianos de no más de 10 años, que murieron quemados en una vivienda de Buenos Aires, donde eran esclavos. Fueron vendidos por dos dólares para ser esclavizados y murieron siendo esclavos. Pero para Evo Morales, esos niños y todos los niños bolivianos esclavos no merecen comentarios ni atención. Chile sí. Chile, el país usurpador, y cuando Bolivia logre su reivindicación… pues nada, los Orlando y Rodrigos bolivianos seguirán siendo vendidos como esclavos, y no habra banderas a media asta en señal de duelo. Como no las hay respeto de las etnias bolivianas que están desapareciendo hasta extinguirse. Porque al Estado plurinacional de Bolivia sólo le interesa Chile y tener una salida soberana al mar. La esclavitud de niños y bolivianos, el tráfico de esas personas para fines de explotación sexual y laboral, y la desaparición de más de 15 etnias en estos años no es relevante, no para Evo Morales.
Evo Morales se preocupa por los derechos de los indígenas en Chile. Porque poco es realmente lo que ha hecho por los indígenas en Bolivia.
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2 Comentarios
Vigodlv
En Iquique, más de una vez escuché a ciudadanas bolivianas hablar de que en su país, los niños «desaparecen», y mientras lo decían, bajaban el volumen de su voz como si estuvieran diciendo un secreto que no debe ser revelado por ningún motivo.
Escandaloso por decir lo menos es que el señor Evo Morales no haga llamados internacionales de ayuda ante un tema tan delicado y terrible. Una vez más, queda de manifiesto que la grandeza y unión de latinoamérica no es posible, no porque los pueblos sean egoístas o soberbios, sencillamente, hemos sido conducidos históricamente por personajes de dudosa moral que manipulan a las masas para beneficios políticos y personales.
Otra vez, le agradezco Marcela por la generosidad para exponer con solidez diversos temas.
Saludos.