Este domingo se acabó la transición, volvimos al punto normal de la política. Retornamos a un estado situacional que es beneficioso, sin lugar a duda, porque la politización del país es lo suficientemente favorable cuando hay fuerzas equilibradas, una derecha que no es dominante, fuerzas de centro y de izquierda que compiten por profundizar la igualdad, los derechos sociales, el desarrollo sostenible, etc
Beatriz Sánchez demostró que es posible construir voluntades colectivamente, escuchando a las personas, decidiendo en conjunto el país que la gente quiere construir, a diferencia de los partidos tradicionales que tienen grandes oráculos que construyen programas en comisiones que luego ofrecen al país para cumplir con los ritos republicanos. Algunos números para subrayar.
La cantidad de votos obtenidos por los parlamentarios del Frente Amplio es sustancialmente menor a lo que recibe Sánchez, y en ello hay un diagnóstico que me aventuro a dar: las personas prefieren representantes conocidos y confiables que nuevos rostros, a pesar de que el ideal de país lo represente un programa y una candidata en particular, ahí la diferencia de votaciones por conglomerado. En ello el Frente Amplio electoralmente logró arrastrar a nuevos parlamentarios sólo por las altas votaciones de algún miembro de su lista, que podrán representar el programa de su colectividad, pero no necesariamente representando el real sentir de las personas respecto de los liderazgos que se deben posicionar en el congreso, no así lo que sucedió en la presidencial.El próximo domingo 17 de diciembre los chilenos tendrán que poner en la balanza dos culturas que se resisten a compartir de manera simultánea el mismo espacio
Por ello, no hay nada que negociar, hay equivalencias de fuerzas que nos obligan a incorporar el programa del Frente Amplio o sus más importantes propuestas al programa de segunda vuelta de Alejandro Guillier. Sin embargo, debo hablar de lo que sucedió con la presidenta Michelle Bachelet, donde su programa no pudo ser ejecutado a, a pesar de que había una inmensa mayoría de chilenos y chilenas que queríamos que sucediera y la respaldamos en 2013. Hoy se hace urgente profundizar las iniciativas de la presidenta en el camino que propone el Frente Amplio, por eso no hay nada que negociar, y debe ser la lógica que comience primar en la centro-izquierda, de construir el país que queremos en conjunto, aun cuando legítimamente no quieran ingresar al gobierno, porque no somos lo mismo, no representamos lo mismo.
Piñera es un retroceso, y en ello el Frente Amplio tiene una oportunidad, impedir que llegue a la Moneda. Darnos el espacio de retroceder 4 años con un gobierno de derecha me parece irresponsable políticamente, por el país y las personas, sobre todo cuando podemos seguir dialogando en un congreso que nos representa mucho mejor. El diálogo franco y sensato no le hace mal a nadie, y hoy más que nunca se hace necesario en política. El Frente Amplio tiene la pauta y experiencia.
En el Frente Amplio están claros de que Alejandro Guillier no tiene mayoría para gobernar, por eso corren con ventaja para los próximos 4 años, porque en este tiempo podrán seguir realizando el trabajo político desde la oposición al gobierno, pero una oposición que pone a las personas primero, no a un interés político, esa es la gran fuerza que deben probar que se construyó. Son 4 años para profundizar en formación, en diálogo, en el discurso y en la acción.
En nuestro ADN está impreso el duopolio, y a las anquilosadas dirigencias políticas hoy les es difícil e incluso un conflicto hablar de una tercera fuerza, porque hace décadas no la teníamos y no saben qué hacer frente a ello. Por eso es hora de hacer política, por el bien de Chile.
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