Ante los episodios ocurridos no podemos quedar indiferentes, es vital y urgente desarticular el mandato del patriarcado y el machismo; sin ello, no podremos erradicar la violencia hacia la comunidad LGBTIQ+. Esta violencia se expresa de muchas formas, desde la micro LGBTIQ+ fobia a expresiones de violencia psicológica y física; y se desarrolla tanto afuera de la comunidad, como en su interior.
Hay que poner de manifiesto como el patriarcado contamina y corroe nuestra sociedad; desde nuestro entorno, tenemos que ser auto críticos y reconocer cuando nos dejamos llevar por las ideas cis-hétero dominantes y comenzar a aportar de manera activa a la educación desde nuestros círculos de amigos, trabajo, estudio, familia, etc.; reconociendo que la salida es lograr una sociedad de equivalencia e igualdad en la diversidad y de avanzar en nuestra propia de-construcción personal.Erradiquemos a nuestro enemigo mortal: “el patriarcado”, quien establece las reglas que impiden una comunicación y un entendimiento entre los individuos y que rechaza toda identidad ajena a la normatividad
Por ejemplo; una seña de violencia social es cuando se basa la categoría “homosexual” a la pareja pasiva de una relación del mismo sexo; somos lo que somos, no por nuestro rol dentro de una relación (sea esta relación del tipo que sea); idealmente se tienen que re-fundar las estructuras con una mirada desde el feminismo y lo Queer, para romper todos los esquemas hétero-sexistas que dictan, y se reproducen una y otra vez los esquemas dominantes; el desafío es desarmar, extrapolar y reconfigurar un nuevo mundo, no como es; sino, como un marco teórico-político Queer de constante revisión y reivindicación de nuestras existencias.
Erradiquemos a nuestro enemigo mortal: “el patriarcado”, quien establece las reglas que impiden una comunicación y un entendimiento entre los individuos y que rechaza toda identidad ajena a la normatividad. Eliminar el patriarcado es la manera de eliminar la LGBT fobia; por lo tanto, nuestra misión como feministas es neutralizar estas actitudes e impulsar con perspectiva feminista un conjunto de cambios revolucionarios y transversales; siempre sin descanso, dado que la violencia transmuta constantemente, incluyendo además que la defensa del statu quo es el principal eje reproductivo de violencia por omisión.
Sostengo firmemente, que esta gran desigualdad que ostenta el patriarcado y que expresa su dominación sobre todas las identidades oprimidas (cis-mujeres, y el colectivo LGBTIQ+), es una violencia enfocada en impedir que se salgan del estereotipo socialmente impuesto como una “heterosexualidad obligatoria”; en la etapa del capitalismo tardío, esta violencia cobra mayor énfasis, como todo un sistema de vulneración de derechos sistemático y son las cis-mujeres junto con las personas de la comunidad LGBTIQ+ quienes sufrimos esta violencia (física, psicológica, económica, sexual, patrimonial, etc.).
Conclusión:
No solamente debemos tomar una actitud de protección; sino, de combatir toda herencia sociocultural del patriarcado, que nos cierra el abanico posibles vivencias alternativas, y las reemplaza por estructuras hegemónicas; trabajemos para romper los grandes dogmas que normalizan estas actitudes, ya sea estos religiosos e ideologías conservadoras y que tienen a la inmovilidad social.
El patriarcado no se expresa sólo en sí mismo, sino que siempre se presenta articulado con otros poderes. Así, el orden patriarcal es sexista, pero también es clasista, etnicista, imperialista, capitalista, etc. Y que estos eventos no están sujetos a una problemática individual, sino que corresponde a la expresión de un sistémica e integral de dominación.
Profundicemos la toma de conciencia social y política, el punto de inflexión ya ocurrió; no debemos esperar más, porque el cambio también depende de nosotres como actores sociales.
Sin diversidad no hay orgullo, sin feminismo no hay orgullo.
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