La última edición de la encuesta CERC no arroja nada distinto a lo ya conocido. Se destaca la irrupción de Laurence Golborne como un fenómeno nunca antes visto, pero el crecimiento de su popularidad era imaginable tomando en cuenta que se ha transformado en el rostro del rescate de los mineros. Además, la gente sigue evaluando mejor a las figuras a las que tiene acceso, es decir, a aquellas que aparecen, básicamente, en la televisión, por lo que las cifras eran más o menos previsibles.
Sin embargo, pueden encontrarse conclusiones interesantes a pesar de la obviedad de los resultados. Una de esas conclusiones es que la leve alza en la aceptación del presidente se explica por algo sencillo: Piñera, aunque con mucha dificultad, se está dando cuenta de que debe dedicarse a gobernar y no a buscar yacimientos de popularidad. Si esta actitud perdura en el tiempo, el cariño popular que tanto anhela llegará por sí solo.
Otra conclusión interesante es que la gente no va a olvidar fácilmente a Michelle Bachelet. La sigue considerando como la política con más futuro del país. Esto refuerza la idea de que el país está exigiendo que la Concertación se renueve, de otra manera no se entiende que hoy la centro-derecha esté gobernando. Si la ciudadanía eligió a Sebastián Piñera, y no al continuista Eduardo Frei, es porque valora profundamente la obra de Bachelet, como individuo, pero castigó la incapacidad de la Concertación para escuchar y renovarse.
Pero, cuidado, el resultado puede ser engañoso. Si la Concertación lee estos resultados sin corregir su miopía, intentará que Bachelet llegue nuevamente a la Moneda. Y sería comprensible, si miramos las cifras superficialmente. Promover a la ex mandataria como candidata para el 2013 sería “escuchar a la ciudadanía”, ya que la considera como la política con más futuro, pero con ésto se evade la necesidad de renovación que, por otra parte, está exigiendo el país. En pocas palabras, la Concertación debe comprender que la figura de Bachelet es percibida como un ente separado de la coalición a la que pertenece. Solo así, la actual oposición podrá renacer.
Pero lo más atractivo de este termómetro político es que permite “jugar” con el posible futuro del ministro de moda: Laurence Golborne. Liderar el rescate de los mineros ha catapultado su figura de manera inédita en la escena política nacional. Por suerte, el rescate está cada día más cerca de concretarse, lo que alejará sustancialmente a Golborne de los medios. En este sentido, el gobierno podría reaccionar con un enroque en el gabinete, buscando que el ministro adquiera un rol más participativo y, así, promover una posible candidatura presidencial. También podría ocurrir que Golborne dejase su cargo ministerial en un mediano plazo para trabajar en su candidatura de manera tradicional – asociándose a un partido – y así empezar a gestar la continuidad de la derecha en el poder. En fin, existen varias posibilidades más partiendo de la base de que el gobierno no querrá desaprovechar este “diamante en bruto”. (¿Se imagina que Golborne intente capitalizar su potencial de manera autónoma y decida lanzar una candidatura independiente?)
En síntesis, los resultados no son novedosos, pero la lectura sí puede resultar interesante: Piñera gana popularidad si no la busca, es decir, gobernando; la Concertación debe leer entre líneas, ya que promover una nueva candidatura de Bachelet indica que se está escuchando sólo en parte al país; Y finalmente, el futuro de Golborne es promisorio, pero entendiendo que después del rescate su figura tenderá a desaparecer de los medios, deben tomarse medidas para que el potencial del ministro no se pierda después del rescate.
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Foto: Declaraciones a la prensa – Ministerio Secretaría General del Gobierno / Licencia CC
Comentarios
12 de octubre
La encuesta viene a ratificar, con un instrumento técnico (No plenamente certero ni 100% c científico) lo que varios y varias hemos dicho: mientras la Concertación (todavía desconcertada) siga apostando a un posible retorno al poder con Michelle Bachelet no habrá renovación ni en el discurso ni en los liderazgos y, lo lamentable, es que muchos siguen apostando a ello.
En una lucha entre Golborne y Bachelet, ganará no el mejor sino el que cuente con más apoyo mediático, y ya sabemos quien lo tendrá.
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