Hace años no éramos testigos de una crisis institucional como la que vemos por estos días. Empresarios presos, casos de corrupción, políticos declarando en la Fiscalía, los mismos que reciben financiamiento ilegal defraudando al Fisco, instituciones como el Congreso con tasas de reprobación vergonzosas, y un largo etc. ¿Se trata de un problema legal? No, el asunto es mucho peor, la crisis es de confianza.
La confianza es fundamental para construir una comunidad cívica que pueda llevar adelante los cambios y reformas que Chile necesita y exige. Sin embargo, hoy no confiamos en nada ni nadie. No confiamos en la policía, no confiamos en las iglesias, no confiamos en nuestros representantes, no confiamos en la justicia, no confiamos en las farmacias, en las empresas, en los sindicatos, en los medios de comunicación, en el SII, en las ISAPRES, en las AFPs, en los bancos, ni en nuestros vecinos. Más preocupante aún, no confiamos en la política. El último bastión de credibilidad de esta débil institucionalidad era la figura de la Presidenta, hoy- con razón- también está por el suelo.Según algunas encuestas, el 77% de los chilenos y chilenas está por cambiar la Constitución de Pinochet, y de esos, el 60% cree que el mecanismo debe ser la AC, con estas cifras, es deber de los que queremos cambiar Chile, empujar la AC hasta que se abran todas las puertas y ventanas sin que nadie las pueda cerrar.
En la calle y en las redes sociales se ha generado una psicosis colectiva de que todos son unos corruptos que vendieron sus conciencias por estar en el poder. Hemos llegado a extremos de culpar hasta el que ha pasado por fuera de las oficinas de SQM, PENTA y otros. Con los antecedentes que se conocen, las afirmaciones anteriores parecen ser más que ciertas. El diagnóstico está sobre la mesa, años de ceguera nos han impedido ver lo que estaba frente a nosotros, sin colores políticos, todos en el mismo saco de desprestigio. Una cosa nos debe preocupar: no desconfiar de la democracia.
Todos los problemas y escándalos que sufrimos hoy se ven acrecentados por la pobre democracia que tenemos, y cuando vemos que ésta se pone en peligro vale la pena reaccionar a tiempo. Debemos entender que el problema de Chile es la democracia, pues está cada día más bancarizada y alejada de la ciudadanía, y muy lejos de ser una democracia virtuosa y admirable. Superemos esta crisis con más democracia, no esperemos que sea demasiado tarde.
Con un clima de tensión y donde todo está bajo sospecha, lo primero que debemos hacer es movilizarnos, uno de nuestros pecados es que somos demasiado moderados, pues salvo que aún estemos en estado de shock, me cuesta entender que con el nivel de crisis política aún no estemos miles y miles marchando para dignificar la democracia, pues los propios que dicen defenderla, la ponen en peligro. Este momento es decisivo, no podemos desaprovecharlo, no podemos esperar que quienes hoy están en poder hagan la pega, debemos empujar las reformas (las de verdad) desde la calle, con movilización y unidad.
Los problemas de la democracia se solucionan con más democracia, la transacción (no transición) de los 90’ nos dejó una democracia débil y pobre que hoy no está a la altura de lo que el pueblo necesita y merece. Transformemos esta crisis en una oportunidad, pasemos a la ofensiva, reconstruyamos las confianzas.
Cuando no queda en qué o quién confiar, el poder debe volver al soberano, el pueblo de Chile, y en el marco de una discusión sana y pacífica repensar las bases de nuestra institucionalidad. Si bien, no es la respuesta a todos nuestros problemas, creo que llegó la hora de la Asamblea Constituyente. Se abrió una ventana, no dejemos que los mismos de siempre la cierren. Según algunas encuestas, el 77% de los chilenos y chilenas está por cambiar la Constitución de Pinochet, y de esos, el 60% cree que el mecanismo debe ser la AC, con estas cifras, es deber de los que queremos cambiar Chile, empujar la AC hasta que se abran todas las puertas y ventanas sin que nadie las pueda cerrar.
En una Asamblea Constituyente no encontraremos todas las soluciones, pero Chile por primera vez en su historia se sentaría a pensar y construir lo que quiere para su democracia, sin corrupción, sin la imposición de ningún dictador, partido político en particular o grupo empresarial. Después de 205 años de independencia, podremos construir entre todos el país que queremos, la casa donde queremos vivir, podremos fijar nuestras reglas de convivencia cívica, determinar el rol que cada uno de nosotros debe cumplir, donde lo público vuelva a ser el centro de nuestra sociedad, donde la democracia sea valorada como corresponde, donde tengamos mecanismos efectivos de participación (plebiscitos, referéndum revocatorio, iniciativa popular de ley, entre otros), y donde volvamos a creer en la Política (sí, con mayúscula).
Un mensaje para todos: los más felices en que no nos interesemos en la política, es la actual clase política, no le dejemos a ellos, que no han pasado el test de la ética, los destinos de nuestro país.
Un mensaje a la Presidenta: PENTA fue el comienzo del desmantelamiento, CAVAL el fin de la esperanza, SQM un llamado a refundar Chile. Hoy tiene una oportunidad histórica, convocar a una Asamblea Constituyente y llamar a nuevas elecciones para recuperar la confianza.
Comentarios
10 de mayo
Estimado, esta en un error, en la democracia vive la naturaleza humana, no es un ente abstracto, no se puede separar, ¿ha escuchado sobre el egoísmo?, ¿le suena la ambición?, ¿a sentido envidia?, ¿sabe algo del ego?…, le aseguro que si Ud. llega a ser senador, o quizás a presidente actuará igual, seguro que buscará más money, hará esfuerzos por poner a sus amigos, hermanos y tíos en puestos claves, como el viejo cuento de la ranita y el escorpión, es nuestra naturaleza. La asamblea constituyente que Ud. defiende es otra maniobra de los que pujan por poder, nuevamente la naturaleza humana, quieren poder, power ¿me entiende?, no estan ni ahí con Ud. ni conmigo, ni con los que replican la idea como ecos humanos, no, buscan power, al final de todo, money, dinero, dinero como decían los prisioneros, y no sabemos quienes son, ni por que lo quieren, pero tal como vamos, con tanto «esforzado» como Ud. lo tendrán.
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12 de mayo
Gran columna compañero
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