La próxima elección parlamentaria se efectuará en noviembre de 2013, por lo que el Congreso tiene más de dos años para discutir, aprobar y poner en ejecución una reforma que reemplace el sistema binominal por uno proporcional. Esto implicaría elegir más de dos diputados por distrito y más de dos senadores por circunscripción, en número impar, naturalmente. Requisito esencial es diseñar una nueva división territorial y aumentar el número de senadores. Por ejemplo, en la Región Metropolitana podrían elegirse 5 senadores en una sola circunscripción.
Poner fin al binominal es clave para la salud del régimen democrático, pues favorecería una verdadera competencia política y establecería una mejor correspondencia entre los votos que obtiene y los cargos que elige cada partido. Significaría reconocer a la mayoría y a la minoría, o sea, poner fin a la vergüenza de que una fuerza que ha recibido 57% de los votos, obtenga un cargo, y otra fuerza que ha recibido 29%, obtenga el otro cargo.
RN ha propuesto “perfeccionar” el sistema binominal creando nuevas circunscripciones. La oposición no puede caer en esa trampa. El binominalismo no tiene arreglo posible.
Es urgente reforzar la legitimidad del Congreso, la cual se está debilitando aceleradamente debido al abuso por parte de la UDI de la norma que permite que los partidos reemplacen a los parlamentarios que renuncian. Ena von Baer fue derrotada en la elección senatorial de 2009, pero ahora entrará al Senado por la ventana para ocupar el escaño que dejó Longueira. Además, el diputado García-Huidobro reemplazará a Chadwick en la Región de O’Higgins, lo que a su vez le permite a la UDI instalar en la Cámara a un militante cualquiera. Es completamente indecoroso.
Esa norma de reemplazo, aprobada en 2005 por todos los partidos, nunca debió aprobarse. Fue un error completo. Si un escaño queda vacante, lo justo sería realizar una elección complementaria en el distrito o la circunscripción que corresponde, de modo que los ciudadanos tengan la última palabra. ¡No más parlamentarios designados! Esa es otra reforma imprescindible.
El cambio del sistema binominal no puede depender del cálculo de los actuales parlamentarios sobre los riesgos que correrían con un nuevo mapa de distritos y circunscripciones. Tampoco puede depender de las cuentas que saquen los partidos. Se necesita, pues, hacer sentir la voz de los ciudadanos en múltiples formas para concretar ahora este cambio. Si no se produce ahora, ¿cuándo? ¿Esperar hasta la elección de 2017, viendo cómo se degrada la autoridad del Parlamento? Si el binominal se mantiene, se profundizará el divorcio entre la elite política y la sociedad civil, se acentuará el desinterés de los jóvenes por las elecciones, y empeorará la mala evaluación del Congreso y los partidos.
¿Entenderá el gobierno la necesidad de establecer un sistema proporcional para mejorar la democracia? ¿La entenderán los actuales senadores y diputados? Esta es una oportunidad de mejorar las prácticas políticas, oxigenar a los partidos y alentar el compromiso cívico de los jóvenes.
Debemos proponernos elegir parlamentarios con un sistema proporcional en 2013. Hay tiempo para materializar la reforma. Ojalá la Concertación levante esta bandera con coraje y energía.
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Foto: Segegob / Licencia CC
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