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Elecciones 2017: voto constituyente

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La propuesta anunciada hace unos días por la Presidenta de la República, en la que describía las líneas generales y los principales hitos del proceso constituyente comprometido en su programa de gobierno, contiene, entre otros aspectos interesantes de analizar, uno que ha llamado mi atención -y la de mi buen amigo y sociólogo Carlos Córdova, a quien agradezco su aporte en estas líneas- para comentar en la presente reflexión: la constitucionalización de las próximas elecciones presidenciales y parlamentarias de 2017.

El anuncio presidencial contempla, dentro del itinerario trazado, que antes de concluido este gobierno, se someta a discusión y a aprobación por el Congreso Nacional, una reforma constitucional que habilite al próximo Congreso, elegido en 2017, para elegir entre 4 alternativas de mecanismo para la elaboración de una nueva Constitución: a) Comisión Bicameral, b) Convención Constituyente, c) Asamblea Constituyente y, d) Plebiscito para que la ciudadanía decida entre las tres anteriores.

En este contexto, el cronograma propuesto abre una oportunidad inédita para el ejercicio de facultades constituyentes por parte de la ciudadanía de manera prácticamente directa. Sostengo que en las próximas elecciones presidenciales y parlamentarias, los ciudadanos estaremos emitiendo un voto constituyente, pues estaremos eligiendo a los representantes que tendrán la misión de escoger entre las 4 alternativas referidas.

Dicho lo anterior, y considerando el nuevo sistema electoral que regirá para las elecciones parlamentarias de 2017, creo que la idea de “constitucionalizar” ese debate electoral es la forma más eficaz de establecer incentivos en las cúpulas políticas para sincerar sus posiciones y para que las campañas tengan, por primera vez en mucho tiempo, un contenido pedagógico-cívico de alto nivel.

Por otra parte, tal fórmula vendrá a reposicionar, con fuertes argumentos, el valor del sufragio y pondrá de manifiesto que esta vez “no da lo mismo” votar que quedarse en la casa, pues, siguiendo la tesis que he planteado, el próximo voto tendrá un claro carácter constituyente y podría llega a entenderse como un ante plebiscito, en el que podremos configurar un Congreso Nacional que se identifique mayoritariamente con una u otra alternativa.

Todavía más, comprendiendo que resultaría muy difícil que de la sola elección surja una mayoría suficiente que permita optar por una de las alternativas planteadas, sostengo que las opciones propuestas pueden agruparse en dos categorías: 1) Las de predominio parlamentario/representativo (a y b), y 2) Las de predominio ciudadano/directas (c y d). En tal caso, el elector podrá moverse entre dos categorías de candidatos, por lo que sabrá de qué alternativa está más cerca su eventual representante en caso de que no sea posible generar el acuerdo para aquella que se prefiere.

La invitación entonces es a reflexionar sobre el itinerario propuesto y sobre el papel central que jugará el voto en la configuración del proceso constituyente y la redacción de la Nueva Constitución. Tenemos la oportunidad histórica de ejercer un voto constituyente y debemos ejercerlo con la responsabilidad cívica que ello significa.

Explicaré lo anterior con un ejemplo autorreferente. Sin perjuicio de que mi moldeo preferido es la Asamblea Constituyente, en las próximas elecciones votaré por candidatos comprometidos con la cuarta alternativa, pues creo que solamente el Poder Constituyente Originario tiene la facultad de definir desde el mecanismo hasta los contenidos, por tanto creo que es la ciudadanía la que debe dirimir el mecanismo.

Asimismo, entiendo que sea probable que mi opción no tenga luego el suficiente respaldo en el nuevo Congreso Nacional, pero sé que están más cerca de mi posición aquellos que estuvieron por la tercera alternativa y entiendo que mi representante ha de tener margen para lograr arribar a un consenso que se mueva dentro de la misma categoría de mecanismo. Es decir, no concibo votar por un parlamentario que me promete estar por la alternativa 4 y luego, en el parlamento, termine optando por la 1 o la 2.

La invitación entonces es a reflexionar sobre el itinerario propuesto y sobre el papel central que jugará el voto en la configuración del proceso constituyente y la redacción de la Nueva Constitución. Tenemos la oportunidad histórica de ejercer un voto constituyente y debemos ejercerlo con la responsabilidad cívica que ello significa.

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1 Comentario

Jose Luis Silva Larrain

Con lo cual se constitucionalizan las elecciones, o sea mas que los programas administrativos el debate electoral será otro banquete de ideologías para que la minoría mas numerosa (que cambia de prioridades y preferencias todos los meses) elija en que bolsa meterá todos los gatos según su antojo del momento.

Y para dilucidar eso se demoraron como 5 años.

La historia registra un país por naturaleza tan similar a uno de Africa Central, pobre, bananero y polulista que por un lapso de tiempo llegó a ser tan grande como el mejor gracias al general Agusto Pinochet y su herencia institucional señor.

Saludos