Chile es de los pocos países de América Latina que teniendo cuatro niveles de gobierno elige en forma democrática solo dos: el presidencial y el municipal. Las autoridades políticas del nivel regional y provincial quedan sujetas a designación del Presidente de la República. Por su parte, los consejeros regionales que integran el consejo regional y tienen por misión representar a la comunidad en las decisiones regionales, hasta ahora son elegidos por los concejales de cada comuna.
El proyecto de ley sobre elección directa de consejeros regionales establece que su elección será por parte de la ciudadanía cada cuatro años conjuntamente con las municipales y consta de tres artículos. El primero modifica la ley 19.175 sobre gobierno y administración regional; el segundo modifica la ley 19.884 sobre transparencia, límite y control del gasto electoral; y el tercero se refiere al financiamiento.
La iniciativa establece que cada consejo regional estará integrado por un número de consejeros determinado según el tamaño de su población, con lo cual se espera que el número total aumente levemente respecto de los actuales 268. El sistema electoral que se propone es similar al que se usa actualmente para la elección de concejales.
El proyecto es un avance, legitima más actores, y contiene una serie de ventajas, entre otras, la que permite a los CORE asumir responsabilidad política ante la ciudadanía por sus decisiones y la de transformar a las provincias en sujetos políticos. Dentro de cada región los consejeros se elegirán por circunscripciones provinciales, es decir, cada provincia de la región se constituirá en una unidad política.
No obstante aquello, en el proyecto de ley y en la discusión que se ha dado sobre el mismo, la atención sobre el poder del Intendente, como se dice popularmente ha pasado piolita. De acuerdo con la ley 19.175 es el Intendente (a) el principal jugador de veto en el consejo regional, no es una figura decorativa como muchos lo plantean; es el Presidente de la República puesto en escena regional. En definitiva, es quien tiene el poder para transformar en agenda y política pública las necesidades regionales.
Si esta ley no permite elegir al Intendente, y solo pretende contrarrestar su poder contemplando la figura de un presidente regional electo entre los consejeros regionales, será insuficiente. De ser así, muy poco se ha discutido sobre la alternativa de asignarle mayores atribuciones “políticas y cuasi legislativas” al consejo regional, de tal forma de que se transforme en un espacio real no tan solo de representación, sino también de contrapeso político y deliberación de políticas públicas regionales. La discusión se ha centrado únicamente en la elección y las nuevas “atribuciones administrativas” que tendrán los consejeros regionales, y no en la distribución del poder del intendente en el seno del consejo regional.
¿Por qué digo esto? Básicamente porque la enfermedad democrática en regiones es por falta de representación, pero también por falta de espacios reales de deliberación y participación. La sensación que me queda es que esta ley es un avance en materia de representación, pero para que todo siga igual en materia de deliberación y participación regional en materia decisional. De esta forma, en la práctica puede darse que la única diferencia con lo actual, será que los consejeros regionales en vez de ser elegidos por los concejales ahora lo sean por los ciudadanos.
Para los representativistas, elegir a los consejeros regionales por parte de la ciudadanía ya es un avance significativo en materia de legitimidad democrática. Es cierto, pero la verdad sea dicha, este sistema de elegir representantes, con capacidades mínimas de deliberación y decisión, ya existe a nivel municipal y no ha sido del todo exitoso. En este espacio, los concejales son electos pero con mínimas atribuciones para proponer políticas públicas municipales, es decir, sin la capacidad de que se conviertan en contrapeso político al excesivo poder que asigna la ley de municipalidades al Alcalde o Alcaldesa.
Entonces, replicar a escala regional la misma lamentable situación que viven muchos concejales a nivel municipal, creo que no es lo que hoy se está planteando en materia de profundización y perfeccionamiento democrático en regiones. Necesitamos avanzar en serio en materia de transformar a las regiones en sujetos políticos, aún es tiempo de mejorar este proyecto de ley. Es decir, si vamos a elegir representantes regionales que sea al menos con atribuciones reales y vinculantes, no maquillando y ocultando los problemas de descentralización y democratización que existen a escala regional y local.
Comentarios
10 de noviembre
Es un hecho de que la actual forma de designación de los Consejeros Regionales es deficiente. Esto no es tanto por su escasa representatividad ciudadana, sino más bien por la escasa capacidad técnica de los elegidos y el abuso de los vínculos partidistas. Por otro lado, la solución encontrada por los políticos partidistas autistas no es para nada mejor, pues se basa en una malentendida “profundización de la democracia” asimilándola a elecciones populares. En esta nueva figura, los CORE serán un nuevo nicho de poder político más profundo aún, pues tendrán exclusividad profesional y sueldos similares a los SEREMI, podrán ser reelegidos hasta el eterno y deberán estar apoyados por los mimos partidos políticos. Tampoco se les exigirá estudios más allá de cuarto medio ni un curriculum que demuestre su conocimiento de la Región. Serán en definitiva una versión más poderosa y terrible que los actuales Concejales.
Si hoy vimos una lucha de casi 80 concejales en mi comuna de Arica disputándose los puestos, el panorama será peor con los CORE, con más publicidad y fotochop que ideas,
Los CORE deberían ser profesionales, capaces de leer propuestas tecnicas y sobretodo mejorar de buena fe dichas propuestas pensando en el beneficio de la comunidad y la región y no buscando visibilizarse y mostrarse ante la comunidad como un “buen político”., como lo harían en caso de elección directa.
Deberían tener experiencia en el servicio público, pero en los años de su ejercicio no trabajar para ningún estamento del estado. No deberían ser reelegidos.
Más allá de buscar un Consejo Regional que tenga la representatividad de los partidos políticos, se debe buscar la interdisciplinariedad y tener un Consejo Regional que tenga diversas áreas profesionales, por ejemplo, del Área Social, del Área Ambiental y del Área Ingeniería. No importa que sigan eligiéndose de manera secundaria por alcaldes y concejales, pero si que se suban las exigencias de quienes pueden ocupar los cargos, transparentar el currículo de los candidatos a consejeros regionales y transparentar el voto de cada uno de los alcaldes y consejeros.
Ahora bien, estamos de acuerdo que la elección directa de los Intendentes es necesaria y es efectivamente una profundización de la democracia, lo de los CORE es una profundización de la política partidista en un tiempo en que los partidos políticos tiemblan.
0