Lo distinto en el plebiscito de salida, es la maciza masificación de las fake news y la desinformación premeditadas en las redes sociales como aparato propagandístico principal del Rechazo
El triunfo de Rechazo es el último capítulo de una larga historia de desencuentros entre dos protagonistas con intereses, supuestamente, opuestos, y con consecuencias a veces tan sangrientas como el golpe de Estado de 1973. Si bien se trataba del desenlace crucial de un inédito proceso constitucional en democracia que inauguraba un cambio de ciclo en la convivencia democrática, no era nuevo tanto en la tentativa de consolidar un Estado social con derechos fundamentales garantizados, como en sus protagonistas, ya que son los mismos desde ya hace más de un siglo: tradicionalmente, una oligarquía elitista dueña del aparato económico-financiero apoyado por las (ultra)derechas, por un lado, y las grandes mayorías asalariadas, apoyadas por las izquierdas y centroizquierdas, por el otro.
La propuesta de Nueva Constitución (NC) que presentó la Convención Constitucional cambiaba la relación de poder asimétrica entre la oligarquía y las grandes mayorías. Es decir, modificaba el sistema que provocó el estallido social: una sociedad donde el poder económico-financiero, incondicional al neoliberalismo salvaje con un fanatismo a prueba de estallidos sociales que, en rigor, ha determinado especialmente desde el golpe de Estado de 1973 con la implementación de la escuela económica neoliberal, el escenario político y socioeconómico y, cómo no, el triunfo del Rechazo. Hay que subrayar que este poder de facto si bien sólo representa el 1,01% de la población, se lleva más del 35% de la riqueza total del país, lo que ilustra cabalmente las coordenadas del neoliberalismo chileno plasmado en la Constitución de la dictadura: un poder de facto estructural que crea tan bien una enorme riqueza como tan mal permite repartirla, y que mantiene como rehenes a las (ultra)derechas para que defienda sus intereses corporativos-privados en las instituciones de la democracia en detrimento de las grandes mayorías.
Los datos son categóricos para verificar cómo se organiza la enorme ofensiva del poder de facto y sus partidos políticos por el Rechazo. Si hasta febrero de 2022 el Apruebo ganaba con un 69,07%, según estudios estadísticos como Pulso Ciudadano de Activa Research, va bajando gradualmente a partir de marzo-2022, que es cuando se lanza la campaña del terror de la (ultra)derecha en las redes sociales contra la NC, para después estandarizarla gradualmente en el oligopolio comunicacional en manos del poder de facto que comprende un 90% de la oferta total.
Según el Servicio Electoral (Servel), el Rechazo tuvo una financiación de un 900% más que el Apruebo, lo que corresponde a $810.224.625 (89,5% del total), por $94.770.630 (10,4%), del Apruebo; gran parte se fue a las redes sociales, y sus mayores contribuyentes fueron los grandes empresarios. Según una investigación de CIPER, los aportes en las redes sociales, además del permitido por Servel y fuera de su control, fueron de un 97,04% para el Rechazo.
A pesar de que la desigualdad financiera se ha dado en todas las elecciones desde 1990, en 32 años de posdictadura la derecha ganó solo 2 elecciones presidenciales. Lo distinto en el plebiscito de salida, es la maciza masificación de las fake news y la desinformación premeditadas en las redes sociales como aparato propagandístico principal del Rechazo, recogiendo en forma íntegra, por primera vez en Chile, los manuales de propaganda política de la ultraderecha global en la Red.
Frente a una (ultra)derecha que difunde su relato totalmente digitalizado y que le lleva por delante ya casi dos décadas en las redes sociales, colonizándolas, las izquierdas y centroizquierdas aún se mantienen anquilosadas en parámetros analógicos, lo que le proporciona una enorme desventaja para divulgar su propuesta, convirtiéndolas en entes disfuncionales en las redes sociales, que han terminado siendo una macro ciberágora universal, más importante que la tradicional-física.
Las reglas del juego democrático no se cumplen cuando se usa la falacia a secas como única herramienta de relato político. Siguiendo el modelo geobbelsiano del ministro de Propaganda de Hitler que aseguraba ―cito de memoria― cuando más se repite la mentira termina siendo una verdad, la ofensiva global de la (ultra)derecha en las redes sociales es maestra en estos vademécums, con grandes éxitos como el Brexit, en Gran Bretaña; Donald Trump, en EE UU; Jair Balsonaro, en Brasil, y en toda Europa ya gobierna en países que hasta hace muy poco era inimaginable que lo hiciera, como Suecia. Los estudios con más rigor científico, plantean que las redes sociales son determinantes en la lucha política contemporánea y que, sin ningún género de dudas, por ser el nuevo medio de comunicación global de desinformación y fake news estructurales, deben ser reguladas políticamente si se quiere salvar el sistema democrático liberal y no terminar en uno autoritario iliberal ultraderechista que, históricamente, sólo han construido destrucción y muerte.
El triunfo del Rechazo, es decir, del poder de facto oligárquico económico-financiero y sus fuerzas políticas de (ultra)derecha, es el triunfo de las fake news y de la desinformación políticamente intencionadas; es el fracaso de la Verdad (con mayúscula), esencial para poder avanzar en la finalidad superior del sistema democrático liberal de todas las fuerzas políticas sin excepción, si son realmente democráticas: la búsqueda incansable para que la justicia social llegue a toda la sociedad. Si la democracia en Chile y en el mundo está en crisis, es porque se ha eliminado su razón de ser y existir: lograr cada día una mejor justicia social. Y esto se logra, en Chile, no confundiendo ni menos olvidando que las reivindicaciones estructurales que instaló el estallido social, no se pueden rechazar, sino sólo llevarlas a cabo.
La nueva etapa que inicia el triunfo del Rechazo se realiza en los pantanos de la política y dentro de una crisis de representación de vértigo: según CIPER la aprobación de los partidos políticos recibe un 3% en 2019, año del estallido social, y el Centro de Estudios Públicos (CEP) de abril-mayo 2022 le otorga un 5% y al Congreso un 10%. Con estos mimbres, los políticos, muchos de antes del estallido social, encerrados en cuatro paredes, con el poder de facto y su (ultra)derecha envalentonados por el éxito del Rechazo, fuera de hacer mobbing político casi a diario al gobierno, comienza a blindar de leyes orgánicas netamente partidistas la nueva Constitución, consagrando más un ejercicio de gatopardismo que un cambio real. Si se consolida este escenario de negación al cambio, el estallido social 2. comienza a gestarse desde el 5 de septiembre de 2022, con los mismos protagonistas de siempre.
Una versión más completa en: https://opinion.cooperativa.cl/opinion/politica/el-triunfo-del-rechazo-fue-de-las-fake-news-y-la-desinformacion/2022-10-19/094641.html o en: https://critica.cl/politica/el-triunfo-del-rechazo-es-el-de-las-fake-news-y-de-la-desinformacion
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