Así como la competencia a los partidos de la Nueva Mayoría en su espacio electoral es Revolución Democrática o la Izquierda Autónoma, la competencia a los partidos tradicionales de derecha es Evópoli y otros movimientos menores. Sin embargo, los objetivos de los protopartidos de derecha son distintos a los de la izquierda más radical. Los primeros pretenden ampliar la base social de la coalición Chile Vamos, mientras que en la esencia de los movimientos de la izquierda no adscrita a la Nueva Mayoría, está el deseo de arrebatar a los partidos del progresismo la hegemonía del espectro sociológico de la izquierda –rivalizando por un mismo electorado-y, por ende, están “en camino de levantar un referente nuevo por fuera de las coaliciones actualmente existentes” (RD).
El reto de las izquierdas Millennials, ideológicamente muy motivada, conformada principalmente por ex dirigentes estudiantiles, generaciones más jóvenes, mayoritariamente hombres y con un nivel de estudios más alto, es situarse en la perspectiva del sorpasso a los partidos históricos de ese sector político y de posicionarse como los únicos actores del cambio, desechando la acción conjunta con las fuerzas progresistas que postulan una estrategia de alianza con el centro político.
Perciben la política como un juego necesariamente de suma cero o negativa: lo que otros ganan, nosotros lo perdemos… y viceversa. Asimismo, tienden a subvalorar la complejidad de la sociedad mundial emergente después de la caída de la Unión Soviética. Esto refleja, además, incapacidad de deliberación estratégica y organizacional necesarias para encauzar la voluntad de cambio societal en acción política, desacoplando la denuncia con la vertebración de un proyecto de mayorías para competir electoralmente mas allá de los recintos universitarios.
El insistir en descartar acuerdos con otros sectores del progresismo es un error fatal, puesto que los mantiene en una mirada adanista y de insularidad que, inconscientemente, los acopla con los sectores inmovilistas de la derecha que se resisten a las reformas que la sociedad chilena requiere. Su maximalismo ideológico también, inevitablemente, los conduce a un paralelismo de estrategias que se retroalimentan con posiciones anti reformistas.
El proceso de cambio de la estructura social chilena, implica asumir que las preferencias políticas ya no se estructuran fundamentalmente de forma binaria, sino de una manera más compleja que, como es común en muchas otras democracias, se traduce en un sistema multipartidista. Las encuestas indican que la mayoría de los chilenos se sitúa en la escala de izquierda y de centro. Por tanto, una coalición con esos sustratos culturales es el que más se parece sociológicamente al país y eso es un aliento para poder cambiar la situación y obtener unos buenos resultados. Pensar en transformar la sociedad es trabajar con otros tal como interpretar una cantata requiere un coro.
Suponer que la potencia transformadora se reduce exclusivamente a los sectores de izquierda es un error, de ahí que un “frente de izquierdas” sea insuficiente y excluyente cuando es posible conformar mayorías más amplias con otros sectores que no se autodefinen de izquierda y también tienen como objetivo el cambio social y político en el país. Por tanto, el requisito para incidir en el escenario político nacional es abrirse a actuar y defender sus puntos de vista en un contexto colaborativo con otras tradiciones políticas y culturales, reconociendo explícitamente que los cambios son graduales –permean poco a poco en las diversas capas de la sociedad- y requieren de movilización, de partidos con vocación de construir mayorías, de comprensión del otro, de coherencia, flexibilidad y la capacidad de motivar y seducir a las personas con argumentos, información e ideas.
El insistir en descartar acuerdos con otros sectores del progresismo es un error fatal, puesto que los mantiene en una mirada adanista y de insularidad que, inconscientemente, los acopla con los sectores inmovilistas de la derecha
La transformación social es poliédrica, multifacética, no viene de un solo sitio. Viene de todos. No se puede pensar que sea solamente un factor el que pueda hacer que las cosas cambien. Para lograrlo, es preciso hacerlo desde diferentes miradas que se cruzan, se interrelacionan y ofrecen un mosaico subjetivo del mundo en el que habitamos, en el que estamos inmersos y que es vivido de diferente manera según el lugar que se ocupe.
Si mantienen esa estrategia maximalista y de seguir en la dinámica de trocearse, sin trazar lazos, seguirán siendo, al menos de momento, movimientos que se limitan a ser un conducto iconoclasta de protestas y la impugnación, en vez de un instrumento para convertir la indignación en políticas. Deberán optar, por ende, en ser albañiles importantes del cambio, descartando la retorica centrada en denostar a los potenciales aliados, transitando a un rol activo en la generación de mayorías para ganar el poder institucional.
Los movimientos políticos que se ubican en ese espectro tendrán que demostrar, además, que votar por ellos va a servir realmente para cambiar las cosas y no va a ser únicamente la expresión de una protesta, teniendo en cuenta que por sí solos no pueden formar gobierno. Y su futuro continuaría siendo el auto alimentar un ego de superioridad moral petulante entre sus seguidores con respecto a todos lo que no piensan exactamente como ellos.
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Jaime Rubio Palma
Estimado gio s,
El debate público requiere reflexión y eso significa alejarse de posiciones e ideas monolíticas. No es imponer una posición determinada, sino contrastar visiones e ir destilándolas para que adquieran significado y valor. Agradezco, por tanto, vuestro comentario, el cual lo valoro como una interacción entre dos personas que pueden pensar diferente en casos específicos, pero pueden coincidir en otras materias. Las columnas que he escrito no pretenden promover o despertar convicción, sólo aspiran a expresar un juicio personal, sin dogmas, en forma concisa y en los términos más inequívocos.
Saludos.
solopol
Estuve en desacuerdo con una columna anterior, pero esta la aplaudo y la comparto al 100%, no puede haber nada mas cierto!