Pocos quedaron indiferentes a la reunión que sostuvo el senador Antonio Horvath (RN) por Aysén con el comando de Michel Bachelet en Santiago la semana pasada. El senador instó a definir las intenciones de la Nueva Mayoría en temas de relevancia para Aysén, como HidroAysén, conectividad interna, desarrollo de cuencas y ordenamiento territorial. Luego expuso lo mismo ante la candidata Matthei de la Alianza por Chile, instándola a definirse ante los temas indicados.
Para gran parte de Aysén, en estos momentos la relación de Parisi con el senador no es el fondo del problema como muchos han querido observar y el tema a esta altura pasa más como una anécdota electoral si lo comparamos con los acontecimientos que están por venir para Aysén y las importantes decisiones que se deberán tomar en los próximos meses en relación con la región y su formato de desarrollo por parte del Consejo de Ministros que deberá decidir y muy pronto la viabilidad de HidroAysén. Lo que preocupa de verdad en la región a un importante grupo de personas, es defender apropiadamente la proyección con que contamos en la actualidad, totalmente jaqueada por intereses foráneos, que en caso de concretar sus intenciones, harían mal uso de la región, destruyéndola totalmente y coartando la vida de las comunidades en especial las rurales que han proyectado sus vidas en un escenario libre de represas y contaminación.
Naturalmente, los muchos intereses creados que apuestan a que el proyecto de HidroAysén siga adelante y se concrete, pusieron el grito en el cielo, es muy natural y forma parte del juego político y de los grandes intereses económicos que muchos han querido para sí. Otros vieron en el acercamiento del senador al otro lado de la vereda política como una falta de respeto con su propio partido político (RN), pero tenemos que entender con claridad que las disputas internas de los partidos políticos regionales no pueden estar por sobre los intereses de las regiones como un todo. No podemos tener dos discursos en este sentido.
Si analizamos la situación desde el punto de vista de la región de Aysén y del senador Horvath, el objetivo final es lograr una región sustentable en todo sentido. La actitud responde inclaudicablemente a esa lógica que permita una proyección real en el tiempo para Aysén. A pesar de la contrariedad que pueda suponer ser y lo molesto de la posición del senador para un importante grupo de poder con intereses creados en las transnacionales, es el momento político preciso para exponerlos y debatirlos públicamente a nivel nacional, por el bien mayor de Aysén y lograr así claridad y definición en temas tan relevantes para la región, que de una u otra manera afectaran al país como un todo y su proyección de desarrollo.
Lo que buscó el senador Horvath y aprovecho muy bien su oportunidad con los años que tiene haciendo trabajo parlamentario, fue poner en evidencia nacional temas de índole regional, que de no solucionarse a la brevedad y darles un corte definitivo en forma clara y precisa, Aysén será destruida tal como la conocemos hoy, con todo lo negativo que pueden acarrear estas malas decisiones, que en definitiva afectaran a los habitantes de Aysén aunque muchos de ellos no tengan conciencia aun de lo que estaría por venir si siguen adelante. Necesitamos, y creo entender en este sentido la posición del senador y su forma de actuar, que la futura presidenta de Chile se comprometa de verdad con Aysén y que bajo un fundamento regionalista y fuera de todo centralismo, podamos crear un plan estratégico de desarrollo regional y desechar HidroAysén como posible solución energética nacional. En el intertanto, lograr definitivamente una conectividad que nos permita desarrollarnos en forma adecuada, un ordenamiento territorial que clarifique los usos y un adecuado manejo de cuencas compartidas que nos permita ver el futuro con tranquilidad y encaminarnos a un desarrollo sustentable, con reglas claras y protocolos precisos. No el descalabro que tenemos hoy en día en la región, en donde nadie sabe para donde vamos y como vamos, con un desorden que raya en la más absoluta desidia.
Aysén y todas regiones a lo largo de Chile se merecen un trato digno. El actuar del senador con todos los reparos que se le puedan hacer y con el respeto que puedan tener otras ideologías, se encuadra claramente en ese sentido, del bien mayor regional duélale a quien le duela y a pesar de todas las posibles consecuencias personales que le puedan acarrear al senador, que no han sido menores a lo largo de los años por mantener sus puntos de vista. Los que supuestamente estarían por venir no lo han desautorizado en nada por luchar por Aysén y descartar los malos usos. Pero si de algo nos hemos dado cuenta en Aysén, es que si queremos regiones descentralizadas e independientes como han estado prometiendo durante toda la campaña electoral por la presidencia y por todas las ideologías políticas tanto de izquierda, centro y derecha, es que debemos promover la debida autonomía a la hora de tomar decisiones por parte de nuestros representantes en el Congreso, poniendo ante todo los intereses regionales por sobre los corporativos y personales y por lo que entiendo, esta debe de ser la nueva manera de hacer política a nivel regional si queremos de verdad construir un país justo e equitativo.
La actitud responde inclaudicablemente a esa lógica que permita una proyección real en el tiempo para Aysén. A pesar de la contrariedad que pueda suponer ser y lo molesto de la posición del senador para un importante grupo de poder con intereses creados en las transnacionales, es el momento político preciso para exponerlos y debatirlos públicamente a nivel nacional, por el bien mayor de Aysén.
Pocos saben fuera de Aysén que en la actualidad se esta llevando a cabo una batalla interna por lograr el control de la región. Batalla muy desigual entre las transnacionales aliados al gobierno regional y que además invierten millonarias sumas de dinero para lograr sus objetivos en contra de organizaciones sociales de base, que entran en batalla por salvar el formato regional de desarrollo y por querer un Aysén para todos y no solo para unos pocos, que respete la esencia cultural y social de la región sin destruir el territorio.
Puede gustar o no, pero en Aysén de una manera u otra se esta decidiendo no solo el modelo de desarrollo de Aysén, si no el de Chile como un todo en materia energética. De aprobarse los proyectos hidroeléctricos pretendidos con tal malos emplazamientos y tan precarios estudios de factibilidad, estaremos destruyendo la viabilidad energética de Chile y su posible matriz.
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