Cuatro años atrás, cuando Marco Enríquez-Ominami postulaba a la presidencia y hacía gala de un discurso anti-duopolio (cuyos integrantes señalaba eran la concertación y la alianza), yo pensaba que quizás él sería el primero de muchos en levantarse en contra de quienes habían venido haciendo las cosas mal por tantos años, y que, a pesar de su calidad de neoliberal, intentaría hacer las cosas distinto. No me esperaba que ahora, la desesperación le haya llevado a ser aún peor que quienes critica tanto.
Y es que el PRO está lejos de tener el protagonismo que pretendía tener en su formación, de ser una “tercera vía”, un tercer bloque que dispute el poder. Si bien sus resultados en las elecciones municipales son saludables, no ha logrado posicionarse como una alternativa, ni diferenciarse de la Nueva Mayoría (ex Concertación). Andrés Velasco está haciendo incluso un trabajo mucho mejor en términos de promover el pensamiento liberal y las buenas prácticas en la política que el Partido Progresista.
Este año ha sido de decepciones en torno a este movimiento que en su momento se planteó como transformador: partimos enterándonos de que muchos no podrían votar en las elecciones primarias de este año, producto de que en algunos lugares las mismas firmas que, se suponía, eran para inscribir la candidatura independiente de ME-O, también fueron las firmas que inscribieron al partido.
No es sólo un acto de deshonestidad, sino también de traición con quienes le dieron su confianza a Marco para dar la lucha presidencial y también muy decidor de la real capacidad de convocatoria con la que partió el PRO ¿Para qué otra cosa necesitarían las firmas de la candidatura presidencial si no es porque no logran convocar suficiente gente como para inscribir su partido?
Pero eso no ha sido lo único. Apoyar a Rolando Jiménez, hombre que dirige el Movimiento de Integración y Liberación Homosexual (MOVILH); que ha apoyado una Ley Antidiscriminación mal redactada, que no tiene ningún impacto real en la forma en la que nos relacionamos; que está promoviendo un Acuerdo de Vida en Pareja insuficiente, incompleto, mal planteado y que de Unión Civil sólo tiene la intención, que es perjudicial para todas las parejas concubinas, heterosexuales y homosexuales por igual. Tener a Jiménez como legislador sería terriblemente malo para la diversidad sexual y para todo el mundo social.
No sólo Jiménez es un candidato reprochable de este partido. En el distrito 22, Santiago Centro, compitiendo contra Giorgio Jackson se encuentra un ser igualmente aborrecible: Mario Schilling. Para quienes no les suene el nombre, Schilling trabajó en la Fiscalía de la Araucanía y fue asesor en casos en donde se les aplicó la Ley Antiterrorista a comuneros mapuches (mismos casos que después llevarían al Estado Chileno una vez más ante la Corte Interamericana de DDHH). Luego fue asesor de comunicaciones de la Fiscalía Oriente y es un ferviente defensor de la Ley Antiterrorista y en sus columnas se adivina una predilección por la Doctrina de Seguridad Interior del Estado. Llega incluso a afirmar que los individuos anarquistas antisistema deben ser tratados como enemigos del Estado y no como ciudadanos, puesto que no respetan el sistema. Aquí una cita de una de sus columnas en relación al caso Bombas:
“El problema radica en que los grupos antisistémicos que colocan estos artefactos explosivos no son, precisamente, personas con riesgo social, mal educadas, mal alimentadas o carentes de oportunidades. No son ladronzuelos, ni asaltantes, ni rateros. Tampoco delincuentes sexuales susceptibles de terapia u homicidas incapaces de controlar sus impulsos. Estos grupos están integrados por personas que han declarado su disconformidad al pacto social y se han convertido en transgresores demasiado peligrosos para que no sean tratados con inclemencia. Por lo tanto, más que personas que cometen errores, el derecho debe considerarlos como auténticos “enemigos” de la democracia y del contrato social que todos adherimos, en una lógica de guerra civil antes que de delincuencia ordinaria. La razón de aplicarles un derecho penal del enemigo y no un derecho penal común, radica precisamente en que este último es incapaz de brindar las garantías y derechos que los ciudadanos libres y respetuosos de la democracia se merecen.»
Este año ha sido de decepciones en torno a este movimiento que en su momento se planteó como transformador
¿En serio quiere el PRO gobernar con estos personajes? ¿Está dentro del proyecto país del Partido Progresista el dar derechos a medias y considerar ciudadanos como enemigos del estado? Quiero pensar que estas dos candidaturas son errores, que viéndose con pocas personas para llenar los cupos que quiere llenar, el Partido Progresista ha decidido aceptar a quién sea.
En términos comunicacionales se han dedicado a descalificar a quienes están en la misma vereda que ellos, como si los espacios que quisieran ganar sólo se los pudieran disputar a otros movimientos con ansias de transformación. Prueba de ello son las declaraciones de Schilling sobre Giorgio Jackson y un reciente debate en Radio Bío Bío entre Jaime Parada y Amaro Oróstica, en relación también al distrito 22.
No soy partidario del neoliberalismo, nunca estuve muy de acuerdo con Marco Enríquez-Ominami en cuanto a muchos temas. Cuando se dio la competencia contra la Concertación pensé la verdad en una verdadera centro-izquierda, en que este tercer bloque llegaría a equilibrar un poco la balanza política. Lo que jamás pensé es que su alternativa a la política sucia fuera ser aún más sucio.
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-Recomiendo mucho la columna de Fernando sobre Rolando Jiménez y el PRO
–La fuente de la cita de Schilling
–La autobiografía de Mario Schilling
–La demanda contra el Estado Chileno en la CIDH que involucra a Schilling
– Debate de Radio Bío Bío
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Felipe Contardo
Respecto a las ideas, creo equivocas tu análisis, el PRO debe ser, sino es, el que más ha propuesto en ideas, de hecho la Nueva Mayoría hoy va con muchos de sus planteamientos e ideas, barra darse una vuelta por su web para encontrar desde propuestas ciudadanas hasta libros con sus propuestas ideológicas y programáticas.
Alberto Guzman Meza
No me gustó
No tenía para que reconocer su complejo, basta leerlo para que uno se distraiga con algo parecido a ventilador.
Pero en fin
Con respeto
Federico
A mi si me gustó la forma clara y dirécta de decir que pasa con el PRO.
Me-o y Parada dicen las cosas como las piensan. Y creo que agradecerán que Camilo Ariel García les diga las cosas como son.
El ataque a Giorgio Jackson no tiene nombre. No es el enemigo, o parece que sí , y eso los ha puesto nerviosos.
Giorgio gana en Santiago. (Y no soy de R.D…por el momento)
fcoalexander
El PRO, como el MAS y otros movimientos políticos que surgieron a partir de fracciones del Partido Socialista tienen graves problemas de dirección; en este caso, el Partido Progresista ha dado muestra de que su objetivo es mantenerse en la institucionalidad y tener candidatos que ganen elecciones, pero ¿Schilling?, ¿Jiménez?
No fueron a pocos los que ofrecieron entrar al PRO (con cargo) los años 2010-2011, me da la impresión de que eso aún ocurre; este es botón de muestra.
Camilo, aunque tu columna parece algo disminuida en la calidad respecto de anteriores, nuevamente has publicado una buena columna. Un abrazo
Jonathan Olivares Ch.
CAMILO muy buena columna, yo soy parte de la orgánica del PRO y de verdad te digo que te haz quedado corto en tus apreciaciones, lo que sucede adentro es mucho más decepcionante de lo que te puedes imaginar a tal punto llega esto que muchos de nosotros estamos replanteando seguir o no seguir en el partido.
Saludos
Alexis Schumacher Verdugo
Hay varias cosas que desarrollar del texto, algunas muy asertivas por cierto, pero me causa ruido el encasillar al PRO en dos o tres caras. Soy militante y concuerdo con algunas de las afirmaciones que señala Camilo, pero no comparto el generalizar a todos los militantes y simpatizantes del movimiento, puesto que algunos existen y resisten los problemas del colectivo, pero no tranzan sus ideas progresistas por una mejor sociedad.
Jonathan Olivares Ch.
Buena me alegra verte por acá Alexis, es cierto habemos muchos que estamos resistiendo las pésimas decisiones de nuestros dirigentes.
Saludos
claudia frias
«Tener a Jiménez como legislador sería terriblemente malo…» no me parece, ni el lenguaje, ni los argumentos para generar una crítica real a un partido nuevo. Además, a partir de dos representantes, del mismo, se concluye que : «su alternativa a la política sucia fuera ser aún más sucio»…pff, si fuera por eso, ningún partido político tendría legitimidad alguna, personalmente creo que el PRO tiene problemas, pero ellos tienen poco o nada que ver con lo que señalas.
Las premisas de tu crítica al partido son aplicable a TODOS los partidos políticos…si esa es tu postura, podrías haber empezado por ahí
Viviana Góngora
Estoy de acuerdo con lo que planteas, en el sentido que Rolando Jiménez hace rato ya que en vez de generar diálogo, se ha empeñado en imponer tolerancia, olvidando que el respeto se gana a base de argumentos y de una empatía que exige pero que parece no conocer.
Concuerdo también con que Schilling es un mal candidato. Además de su postura en el tema de la ley antiterrorista, es un personaje que en mi personal opinión no parece creer en los postulados del PRO, y su actuación profesional en casos de abusos a menores, me pareció peligrosamente obsesiva.
Con todo, creo que el PRO, en especial su líder, ha terminado por cansar a algunos que sentimos cercanía hace años, con ese discurso sarcástico, lleno de alusiones a las fallas de los otros que en vez de conquistar votos con ideas propias, se vuelve sólo un «ver la paja en el ojo ajeno y no mirar la viga en el propio».
Saludos.