#Política

El planeta UDI

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El criterio UDI se acomoda según sea el contexto. Así ha sido en la historia; muy pocos siguen ligados a la imagen potente de Pinochet, porque no se lleva. La UDI popular necesita otros aires. Aires que por estos días están bien destruidos. ¿Cómo es posible que frente una violación de un hombre hacia una niña de once años, donde una de las consecuencias es un embarazo, el sector más conservador haya alzado la voz abogando por los derechos de «esa vida que viene en camino» y, apelando a la madurez de la niña siguen discutiendo con palabras llenas de moral el futuro de ese bebé como si les correspondiera? 
Lo trágico de esta situación parece quedar atrás, cuando el ex aspirante a la presidencia y respaldado por la UDI bajó su candidatura argumentando una «depresión». Sin intención de entrar en su vida y problemas personales, es un hombre de 54 años y con muchas más herramientas que una niña de once años, para enfrentar una situación absolutamente distinta y, pareciera ser que ninguna persona de su sector exclama algún tipo de juicio.

¿Cuál es el razonamiento entonces, para  decidir qué experiencia es condenable y cuál no? ¿El dinero, el poder, el «amiguismo»?

Al conservadurismo le place hablar del concepto «Pro vida», el cual aboga por el nacimiento de bebés, en las condiciones que sea e independiente de las enfermedades que éste/a posea, independiente de cómo haya sido fecundado y de los perjuicios que pueda ocasionarle a su madre y, en esa lógica se oponen rotundamente a que personas adultas decidan acabar con su vida para terminar con el sufrimiento físico que alguna enfermedad les ocasione.

Sin otorgarle algún juicio de valor a aquellas decisiones, es importante conocer la profundidad del concepto. La sobrevaloración de «La vida», alcanza niveles superiores en la derecha a la «Calidad de vida». Si tan pro vida son quienes predican el concepto, entonces ¿Qué sucede con las personas que mueren de frío y/o de  hambre? ¿Qué ocurre con niños/as, adolescentes o adultos/as  que se suicidan porque la sociedad los condena porque no cumplen con la norma del «deber ser»? ¿Cuántos meses deberá trabajar la empleada de alguno/a de ellos/as para poder costear los gastos de salud de alguno/a de sus hijos/as?

La vida señores/as, no es solo nacer, no es solo vivir. La vida es un concepto con el que podemos filosofar horas, pero cuando se trata de «nuestra vida», el tema cambia.

En teoría, que nazca el/la bebé de la niña de once años, violada por su padrastro; padrastro que la propia madre de la niña abusada defiende, no provocaría mayor menoscabo para ninguno de los involucrados, porque la niña es madura, está preparada para asumir el embarazo y esa guagua, como sea, debe nacer.

Al conservadurismo le place hablar del concepto "Pro vida", el cual aboga por el nacimiento de bebés, en las condiciones que sea e independiente de las enfermedades que éste/a posea, independiente de cómo haya sido fecundado y de los perjuicios que pueda ocasionarle a su madre y, en esa lógica se oponen rotundamente a que personas adultas decidan acabar con su vida para terminar con el sufrimiento físico que alguna enfermedad les ocasione.

En teoría que Pablo Longueira haya renunciado a su candidatura presidencial porque la depresión que le han diagnosticado le impide seguir la carrera está bien, porque seguramente tiene razones que pesan. Está bien porque un presidente no puede tener depresión. Está bien porque fue honesto y debemos comprenderlo, quererlo y apoyarlo.

¿En qué momento los criterios se desordenaron y gente como el diputado Issa Kort (UDI) sigue argumentando la suficiente preparación de la niña para ser madre?

Lo que le sucedió a esta niña y la reacción de la derecha, centro derecha y centro izquierda, ha sucedido toda la vida. «Dejemos las cosas como están. Finjamos que aquí no ha pasado nada».

Si aquellos grupos políticos no han decidido legislar estas problemáticas, ha sido porque sus límites «valóricos» le impiden continuar con la reflexión. Mientras la Iglesia, como institución y como semillero de «valores» se encuentre al medio de la discusión estorbando y, quienes son los responsables de defender y legislar por los derechos humanos se abstengan o desconozcan el tema , miles de niñas se verán expuestas a experiencias como éstas y nacerán miles de otros/as niños/as porque «Eso era lo correcto».

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