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El partidismo político frente al calvario

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Han pasado dos semanas que el pueblo chileno se ha manifestado con respecto a las demandas que buscan resolver de manera urgente, de solo evadir el metro debido a la alza tarifaria hemos llegado a solicitar la renuncia del presidente Sebastián Piñera y una Constitución acorde a los nuevos tiempos. Este descontento masivo no solo trajo la impopularidad del Presidente de la República y su cuerpo de gabinete también se ha generado una reacción de desaprobación y decepción hacia el poder legislativo donde los chilenos se han cansado de que sus problemas no se han resuelto como tiene que ser  desde que hemos retornado a la democracia y, ojo, esto se dirige a los partidos políticos de las coaliciones de la Nueva Mayoría, Frente Amplio y la Alianza.

Como reacción, los partidos políticos (sean de izquierda o derecha, desde el Frente Amplio hasta el Partido Republicano) se han movido bruscamente para prestar atención al movimiento actual y empezar a discutir en los medios como la televisión, la prensa escrita y la radio, y a la vez presentarse ante los chilenos dándoles mensajes de apoyo y las propuestas necesarias para resolver los temas con urgencia incluso discutiéndose con sus adversarios. Sin embargo, esto para la para la opinión pública no es algo novedoso sino la misma vieja propuesta con un lenguaje distinto, pues se sienten cansados ya de escuchar el mismo discursillo de los políticos y eso conlleva a una abrupta caída en la credibilidad hacia ellos.

Si bien el descontento ya se había demostrado en los procesos electorales dado a la alta abstención, este movimiento actual es el punto en la cual podría llegar incluso a la sepultura de los partidos que gobiernan en el poder legislativo y ejecutivo junto con ellos a sus líderes quienes encabezan. Es impresionante observar que durante estas dos semanas de movilización, no se ve un líder, caudillo o populista que dirija estos sucesos en comparación a otras movilizaciones en otros países que si hubieron y posteriormente llegaron a la presidencia de sus países, pero en Chile no se visibiliza eso y son las instituciones y agrupaciones son quienes organizan y encabezan las protestas dejando como una causa a nivel de ciudadanía y no a un interés político partidista. Si en este momento existiera un persona que movería a las masas, el movimiento se fraccionaría incluso y perdería la credibilidad de este aunque las múltiples demandas que se reclaman estas dos semanas está llevando a los antes mencionado por lo cual se necesita elaborar un petitorio sólido y a nivel nacional sin dejar de lado las regiones.

En el caso de la clase política, rostros del congreso ponen su postura ante la causa con el fin de recibir apoyo y aceptación del público. Los medios de inmediato los hacen destacar hasta consultar a quienes visitan redes sociales quienes podrían ser el sucesor de Piñera en vez de medir su credibilidad y liderazgo aunque se ve que por más esfuerzo que hagan en reinventarse y/u ofrecer a los chilenos ya no tienen el respaldo que alguna vez tuvieron durante esta etapa de transición democrática, o sea si el Frente Amplio y Nueva Mayoría podrán haber convencido a una acusación al gobierno y a una nueva constitución pero si se lleva a realizar esto: en las elecciones venideras, si te he visto no me acuerdo. Es probable que la caída de los partidos tradicionales de las coaliciones mencionados anteriormente lleve incluso al surgimiento de varios movimientos de carácter ciudadano, institucional, indígenas, etc., alejados de las corrientes de izquierda y derecha que si haría traer confianza y representación a la población sobretodo local y se puede quizás observar en las próximas elecciones municipales que se realizaran el siguiente año y si sale todo bien planeado llegaría incluso al congreso.

El movimiento ciudadano que aún esta continuando marcó un antes y un después del partidismo político chileno, la convivencia y ahora la desconfianza, lo mismo pero con otro sentido y en busca de otra alternativa o propuesta

El movimiento ciudadano que aún esta continuando marcó un antes y un después del partidismo político chileno, la convivencia y ahora la desconfianza, lo mismo pero con otro sentido y en busca de otra alternativa o propuesta. En fin, sabemos que ahora los partidos políticos no tienen esa credibilidad que alguna vez lo tuvieron y sus promesas lo han perjudicado y sus líderes tendrán que ver cómo sobrevivir su conglomerado o tendrá que ceder el camino político a nuevos líderes, alternativas y pensamientos. Cabe destacar que una aparición de los nuevos movimientos ciudadanos podría influir mucho si es que se realizara una nueva constitución alejándose de las ideologías que ya convivimos.

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