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El miedo como recurso de poder

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A través de la historia la derecha y la élite dominante se ha mostrado sumamente violenta cuando se trata de defender sus granjerías y privilegios emanados de una sociedad y de un modo capitalista de producir las mercancías. Solo entre 1900 y 1970, nuestros historiadores calculan por lo menos 15 mil muertos de manos de los militares y policías, cifra que se supera con creces a partir del golpe de 1973.

Solo entre 1900 y 1970, nuestros historiadores calculan por lo menos 15 mil muertos de manos de los militares y policías

A partir de entonces, a través de aquella política de masiva violación de los derechos humanos, y para tal fin, se adiestró a un contingente de funcionarios civiles y militares para “erradicar” ideas consideradas insurreccionales, y que de acuerdo al conservadurismo afectarían el desarrollo de la acumulación privada del capital en beneficio de los dueños de Chile. Ese legado aún sigue vigente. De tal forma lo está que para la reacción es perfectamente posible recurrir a esa reserva de personal bien adiestrado en las tareas de la represión para, eventualmente, desestabilizar al gobierno que le parezca.

Por si no fuera suficiente, debemos considerar que estamos en el país de la mentira donde nuestros derechos son formales y funcionales al interés de la patronal y porque, además, la Constitución es antidemocrática, violenta y terrorista. El colmo de la hipocresía. Desde el poder se reafirma la idea de que la izquierda es ineficaz y que no estamos capacitados para gobernar ya que seríamos utópicos e irracionales. Sin embargo, son los factores de poder dominantes los que justifican sus acciones a partir de una ideología basada en el libertinaje de los mercados que, en los hechos, es bastante eficiente para arruinar países mientras que cada derecho realmente conquistado, cada ley o norma en favor de la igualdad, de la libertad o de la fraternidad, se lograron gracias a la movilización popular. Por eso, la élite recurre a la violencia: le horroriza vernos en la calle, movilizados, activos y disconformes. Nos teme. Está nerviosa porque percibe el grado de vitalidad de nuestro movimiento social. Sabe que el día en que logremos aglutinarnos detrás de un proyecto de país alternativo al neoliberal, esta «democracia» de baja intensidad se acaba. No le tengamos miedo al cambio genuino. Ocurre que la revolución significa alegría, porque somos los sectores populares los que gobernamos y de aquel modo mejoramos significativamente nuestra calidad de vida.

¿Quien salió ganando con el atentado en el metro? Los que intentan imponer el miedo. De forma magistral, como siempre lo hacen, esos sectores tuvieron la capacidad para reivindicar el terror como manera de desvirtuar las demandas de cambios profundos que a través del movimiento popular venimos exigiendo -me atrevo a decirlo- la mayor parte de los trabajadores y estudiantes de nuestro país. La lección que nos quedará es la de no dejarnos dominar con el terror porque éste es una excelente herramienta para retrasar la llegada del Chile popular que nos merecemos.

En resumen, hay que decir que cada vez que se apeló a la mano dura para «protegernos» del terrorismo o de la inseguridad, se hizo para limitar nuestras garantías constitucionales.

Foto: ejes

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4 Comentarios

luis escanilla

Excelente sin.palabras

    Alfredo A. Repetto Saieg

    luis escanilla: Muchas gracias. Saludos.

Luis G

Discrepo con la visión conspirativa extrema que ve mano negra tras cada episodio «terrorista».
Que el terror es una herramienta usada por los gobiernos en decadencia, de eso no hay duda. Desde antes de los romanos la manipulación de la opinión pública es un hecho (ejemplo famoso es el incendio provocado por Nerón). Pero de esta constatación empírica no se sigue una ley que diga que todo hecho contra el «pueblo» tiene su origen material en su oligarquía gobernante. Muy probablemente (casi seguro) su origen psicológico o intangible, pero tal presión no desemboca siempre en hechos de violencia como la colocación de una bomba, sino que casi siempre desemboca en la movilización social y, si existiese represión, en la violencia social.
Teniendo esto a la vista, si bien los beneficiados con la bomba en escuela militar son los mismos de siempre, no creo sensato poner las manos al fuego por la inocencia de quienes están siendo procesados.
Ahora bien, a pesar de esta pequeña discrepancia, estoy de acuerdo en todo el resto del artículo; nuestro país debe retomar su quebrada historia y la vía chilena al socialismo, y para ello debe tomar fuerza un proyecto que denuncie la hipocresía del sistema en que vivimos y haga frente a las dos derechas que tienen amarrada la política actual.

    Alfredo A. Repetto Saieg

    Luis González: Buen punto. En todo caso yo tampoco pongo las manos al fuego por la inocencia de quienes en este momento están siendo procesados y también estoy en contra de la violencia venga de donde venga. Lo que busqué establecer en mi artículo es que por regla general, en Chile por lo menos, la derecha es quien ha protagonizado los grandes actos terroristas, de hecho el golpe de Estado lo fue. Saludos.