Los invito al siguiente ejercicio: asumamos que la “madre” es la soberanía popular que descansa en el electorado; el “bebé” es la actual clase política elegida democráticamente en Chile; la “leche” el poder que le otorgamos todos los ciudadanos para seguir nutriéndolos económicamente en sus cargos; y la «transición del pecho materno al biberón», la necesidad de un llamado a Asamblea Constituyente.
Pues bien, las últimas declaraciones de Jorge Pizarro (DC) – nada más ni nada menos que el Presidente del Senado – claramente denotan un miedo irracional al destete por parte del bebé. Pizarro, a propósito de considerar “irrelevante” el debate sobre una Asamblea Constituyente – verbigracia, la posibilidad de que el bebé supla el alimento materno y se alimente por sus propios medios, dejando que otras generaciones de infantes se hagan cargo del seno de la Patria – asegura lo siguiente:
Los chilenos están preocupados de miles de otras cosas más urgentes y más importantes. Que la Constitución necesita cambios, sí necesita cambios y cambios profundos (…)
Volvamos a la analogía deconstruyendo el discurso del senador Pizarro. Según él, su madre ya no tiene tiempo para dedicarse a amamantarlo de forma exclusiva. Reconoce, sin embargo, que la leche requiere un nuevo envase, pero no está dispuesto a descolgarse del pecho de su madre.
En resumen, nuestro parlamentario sufre de una particular fobia al destete. Más específicamente, no quiere abandonar el pecho ni tampoco deja mamar a otros de él. Algo así como el perro del hortelano, pero versión Rugrats. Su madre está pasando un pésimo momento tratando de dormir tranquila y ya no puede más, pues tiene millones de otros potenciales bebés que atender.
Este bebé y los de su clase ya llevan 30 años colgados del seno materno y todavía no se quieren descolgar. Hay algunos agarrados de la teta izquierda y otros de la derecha, pero eso no hace hoy mayor diferencia. Total, un pecho es un pecho siempre, por donde se le mire.
La madre ya presenta estrías mórbidas en su región torácica, y quizá un posible diagnóstico de cáncer de mama. Por razones de salud urgentes, no puede seguir alimentando a sus caprichosos nenes hoy.
¿Cómo puede forzar la madre el destete de tan insistente, terco y mezquino bebé, que poca consciencia tiene del sufrimiento de su progenitora en virtud del placer que le genera seguir apernado después de tantos años? Empoderada la madre de esta decisión, el proceso conlleva una compleja adaptación emocional y física. Considerando que el período de amamantamiento ya lleva 30 años, mucho de esta adaptación se ha ido fraguando y madurando en el camino.
Este bebé y los de su clase ya llevan 30 años colgados del seno materno y todavía no se quieren descolgar. Hay algunos agarrados de la teta izquierda y otros de la derecha, pero eso no hace hoy mayor diferencia. Total, un pecho es un pecho siempre, por donde se le mire.
Es funtamental que la madre decida – y en ella está la decisión, en nadie más – cuándo terminar la lactancia o no. La madre no puede dejarse chantajear por los lloriqueos del bebé, por el bien de su constitución física y mental. A pesar de que la OMS recomienda el deste hasta los 2 años o más, es la madre quien debe escoger el momento y la forma más adecuada para llevarlo a cabo.
El destete, claro, no puede realizarse de forma brusca y violenta. Debe existir un programado de forma previa– ojo, no pactado con la guagua misma, pues aún no aprende a expresarse correctamente en el idioma de su madre – y respetando las necesidades emocionales y alimenticias del nene (nadie asume acá que el bebé será desterrado y abandonado de forma miserable a su triste suerte).
Lo primero que la madre debe hacer pues, es dejarle de ofrecer el pecho, lo que no es lo mismo que dejar de darle. En palabras simples, quitarle el derecho al bebé a sentir que la leche es suya, y comenzar a decidir cuándo mostrarle el pecho por el bien de la salud de la madre.
Lo ideal en este caso sería un “destete respetuoso”, un proceso en el que poco a poco se espacien las tomas de leche, y se cambien por un juego o por otras comidas – ofrecerle, por ejemplo, cursos gratis de golf en alguna hermosa isla del Sur del país o una rica papilla académica con sabor a cargo de honor. Es siempre recomendable ofrecer estas “alternativas” antes que el bebé pida de nuevo mamar, para evitar el conflicto.
Ahora, si el bebé ya lleva por lo menos tres décadas todavía colgado, chantajea con amenazas y lágrimas de cocodrilo a su progenitora, y se niega rotundamente a evolucionar y dar un paso al costado, un buen consejo sería esconderle definitivamente el pecho cuando comience a balbucear sus reclamos, por el bien de todo el mundo.
Nadie quiere un destete violento, pero sí un destete firme, cuando la madre se sienta capaz y empoderada para realizarlo sin delegárselo a los “médicos” – verbigracia, los “especialistas” que por detrás se encuentran coludidos con el bebé – y cuando decida de forma definitiva que dejará de aceptar que su bebé de 30 años – ya con dientes bien formados – le sigan mordiendo e hiriendo su seno patrio.
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Vigodlv
Tengo la sensación que esta «madre» ha pasado mucho tiempo dejándose llevar por la idea de una posible muy dolorosa «mastitis» la que se originaría si decide destetar de una vez por todas a su bebé, -que puede ser criatura egoísta- pero sin el cuál no sabría qué hacer con la leche abundante que mana copiosamente de su seno.
ajonetto
Estimada Viviana:
La «madre» hoy más que nunca está revitalizada y con nuevos aires para cambiar su condición de tal. Su «mastitis», más que real, es ilusoria: es cosa de ella solamente si quiere seguir amamantando a tan ingratos retoños, y repartir la leche entre aquellos que realmente quieren darle un rumbo importante a su vida, por el amor que le tienen sobre el mero dinero.
Saludos
Viviana Gongora de la Vega
Estimado,
Esperemos pues que la madre deje de ser tan dadivosa con el hijo que peor se porta y amplíe su horizonte para ver a los otros (hijos), que claman por el alimento que les haga fuertes y hacedores de grandes cosas.
Buen día.
Vigodlv
Mmm… Había dejado un comentario pero se borró.
Le decía, estimado que espero que esta «madre» deje de ser tan dadivosa con el hijo que peor se porta y amplíe su horizonte para ver a esos otros hijos que ansían el «alimento» que los haga fuertes y hacedores de grandes cosas.
Buen día.
laotze
Hay que dejar que descanse la madre para que se prepare a alimentar a nuevos bebes.
ajonetto
Estimado Miguel:
Te parece que la «madre» está en condiciones hoy de descansar, viendo como su maquiavélico retoño no sólo sigue colgado de su pecho, sino que pone en peligro su propia integridad física?
Saludos
VIVIANA GONGORA
Entre la madre y el bebé, quien debería tener el razonamiento suficiente para hacer lo que sea mejor, es ella. Es mejor que no descanse, ya se ha pasado mucho tiempo malcriando al bebé.
Si quiere que algo cambie, tendrá que hacer el esfuerzo de ser MADRE y no dedicarse sólo a dar leche.
ajonetto
Sobre esta columna y los dichos del Senador Pizarro:
Qué subyace realmente detrás de este «miedo al destete» del senador en cuestión?
Como Presidente del Senado, Pizarro es la mayor autoridad política actual del poder legislativo: su actuación política representa al Senado en pleno, donde se aprueban o rechazan los proyectos de ley (incluido un posible llamado a Asamblea Constituyente refrendado en un plebiscito u otro mecanismo legislativo análogo).
Al senador Pizarro se le acaba su período senatorial el próximo año. Al representar a la circunscripción 4 de Coquimbo y la Serena, está en sus funciones escuchar las demandas ciudadanas
de su región. Al hacer estas declaraciones, se niega a escuchar por ejemplo las críticas al tema del agua, la mega minería y la sobreexplotación de recursos naturales de la comunidad de Caimanes.
Está tácitamente apoyando al modelo económico y no salvaguardando la legitimidad de su cargo al convocar la voluntad política de sus electores
Existe una doble contradicción en el discurso del Senador Pizarro:
1) Por un lado, dice que los chilenos están preocupados de miles de cosas más urgentes que el llamado a una nueva constitución.
Lo que no quiere ver, es que todos esos problemas juntos en una sumatoria dan como resultado una profunda desafección ciudadana frente al marco constitucional del país, no son fenómenos aislados, sino una multiplicidad de malestares que forman un diagnóstico bien claro.
2) Al restarle importancia a una Asamblea Constituyente – es decir, la voz de la ciudadanía respecto a las reglas del juego
que rigen el país – lo que hace es deslindarse del problema de legitimación política actual en Chile. Hay una transferencia de responsabilidades, una disociación cognitiva en sus palabras: los que realmente están pensando en miles de cosas sueltas y urgentes son la clase política, de cómo seguir agarrados de la teta, en vez de enfocarse en las demandas legítimamente refrendadas en la soberanía popular.
En resumen, Pizarro llama a hacer más cambios y a mejorar el actual marco constitucional, esto es, volver a remendar y zurcir con parches la gran vestimenta de la República. No es capaz de reconocer que la gente está cansada de soluciones parches, y quiere una chaqueta nueva, no una chaqueta militar con olor a naftalina enrarecida, sino una chaqueta nueva, civil y de elección más amplia, que le siente bien al ciudadano común que no ocupa cargos.
ajonetto
«Sa’e lo que más me gusta de seguir en política a mí…? Seguir agarrado de LOH PESHOH»